21.

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Y allí estaba Sukuna. Sentado en las gradas más altas que dan a la cancha de tenis. Sus ojos viajando de un lado a otro viendo la pequeña pelota rebotar.

—No sabía que te gustaba el tenis.— hasta que la molesta voz de Gojo interrumpió su paz.

—Yo tampoco sabía...— murmuró distraídamente mientras fijaba la vista en el chico de cabello negro que ahora se secaba el sudor de la frente.

Había pasado más de una semana desde aquel encuentro y Megumi parecía haberse esfumado por completo de su espacio. Dejó de ir a dormir a la habitación y ni siquiera lo pudo encontrar en el comedor o la biblioteca.

Extrañamente ahora que Sukuna lo buscaba, este simplemente no aparecía. Al contrario de hace unos meses, en dónde no quería verlo ni en pintura y el chico le salía hasta en la sopa.

—O tal vez, no es el partido lo que vienes a ver.— dijo Gojo tentativamente con una pequeña sonrisa en el rostro.

—¿Qué quieres decir?.— contestó esta vez prestándole atención, con un rostro estoico y sin emociones.

—Dije que tal vez no vienes a ver el partido, sino, ya sabes perder tiempo...— respondió el omega mientras levantaba los brazos inocentemente —O quizá a ver las raquetas, o la cancha...

—Ya entendí, basta.

—O quizá un chico hermoso de cabello negro y ojos azules, no lo sé.— y eso sí que se ganó una mala mirada. Incluso podría jurar que una vena en la frente de Sukuna estaba a punto de reventar.

De hecho, algunas de sus feromonas llegaron hasta su nariz. Agresivas y molestas.

Su mal humor era comprensible después de ver cómo el chico Kamo se acercaba a Megumi con una botella de agua en la mano y una sonrisa resplandeciente.

Fue entonces que Gojo permitió que su mente hiciera una breve memoria sobre la conversación que tuvo con su pequeño...

-Hace una semana-

—Dime algo, Megumi.— decidió confrontar al chico directamente, simplemente por qué quería su cama de vuelta —¿Te gusta? ¿Ese alfa cabeza hueca, te gusta?

Megumi ni siquiera necesitó responder. El rubor sobre sus mejillas lo delató vergonzosamente.

Gojo suspiró. Realmente no tenía tiempo para ir resolviendo los problemas amorosos de alguien más cuando los suyos eran un tremendo desastre.

—Escucha,— prosiguió —nadie murió nunca por darse un gustito. Si te gusta, cómetelo y luego bótalo a la basura. Es tan simple como eso.

—No puedo hacer eso, tengo dignidad.— rebatió Megumi —Además, nunca he estado con nadie.— y luego de eso escondió el rostro entre las cobijas.

«Esto será más difícil de lo que creí.» pensó Gojo fugazmente.

—Así que eres virgen...— murmuró más para sí mismo que para el otro —Pero aún no has respondido lo que te pregunté antes, ¿Te gusta Sukuna?

Lo vio debatir mentalmente unos segundos antes de responder.

—Un poco, sí...

«¡Oh, qué doloroso es para una madre ver a su hijo enamorado de un vándalo!» Ahora Gojo comprendía ese sentimiento a la perfección.

—¿Que hay de ese chico Kamo? ¿No te parece que es un mejor partido para tí?

—Bueno, Kamo me cae bien pero no me gusta de esa forma. Es, Extraño...

Más o menos y según los antecedentes, Gojo creía saber que sucedía entre esos dos. No obstante, él no tenía partida en algo que solo se podía arreglar únicamente entre dos personas.

Compañeros •|SukuFushi|•[OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora