Después del incidente en el que revelaron sin querer la naturaleza de Megumi, ambos decidieron seguir la discusión en un lugar más apartado. Dónde no hubieran oídos extra.
Fue así como terminaron yendo a la habitación que ambos compartían. El primero en entrar fue Megumi, seguido por Sukuna quién al solo cerrar la puerta se abalanzó sobre él para tomar con fuerza su rostro y tratar de besarlo.
Megumi se resistió, por supuesto. Estaba demasiado molesto como para permitir ser besado en ese momento.
—No me toques.— renegó empujando a Sukuna con sus manos —Eres un completo imbécil y no quiero que te me acerques.
El alfa dió un paso hacia atrás, soltando su agarre y viendo a los ojos de su omega con reproche.
—No me digas que ya no te gusto.— le dijo mientras fruncía el ceño —¿Acaso solo me utilizaste, Megumi?
Y el nombrado tuvo que tomar aire con paciencia a la vez que se apretaba el puente de la nariz. Tratar con el alfa siempre era un dolor de cabeza.
—No-
—¿¡Ahh!? ¿¡Ya no te gusto!?
—¡Déjame hablar!.— y suspiró —No es nada de eso y no te utilicé, o más bien ambos lo hicimos. Nos utilizamos, Sukuna.
Se quedaron en silencio durante un breve momento antes de que Sukuna empezara a despotricar en su contra.
—¡Pero te gusto, ¿o no?!.— dijo alzando la voz —¿O acaso ahora vas a ir de zorra tras Noritoshi?
Y; ¡ZAZ!
Por segunda vez, Megumi le soltó una buena cachetada. Esto de reiniciarle el cerebro se estaba volviendo una costumbre.
—No hables de mí como si fuera una puta de esas con las que te revuelcas.— respondió molesto mientras hacía puño las manos —A mí me respetas, Sukuna.— demandó con dureza —El hecho de que te haya dejado cogerme no significa que puedes hablarme de esa manera y mucho menos puedes actuar como si fueras mi dueño-
Y en ese momento se paralizó.
Las feromonas de Sukuna llegaron hasta sus sentidos. Eran agrias, molestas y agresivas. Era el inconfundible olor de un alfa dispuesto a someter a un omega.
—N-o, no te atrevas.— amenazó en un susurro. Sus ojos habían adquirido el característico color rojo de alguien que está a punto de llorar. Pero ni siquiera así soltó la firmeza con la que se mantenía.
Sukuna caminó hacía él y Megumi retrocedió en consecuencia hasta que su espalda chocó contra la pared.
Cuando el alfa estuvo a centímetros de su cuerpo decidió hundir el rostro en su cuello y absorber sin pudor sus débiles y casi imperceptibles feromonas.
—¿Por qué estás temblando?.— ronroneó sobre la piel de su cuello a la vez que le daba algunas lamidas —Déjame olerte, vamos, vamos.
Su voz era ronca y había en ella esa solicitud de mando, no era agresiva pero si autoritaria. Como si un dueño le diera órdenes a su mascota.
Megumi dejó salir algunas de sus feromonas. Estás flotaron en el aire y se mezclaron con las de Sukuna, quién ronroneó gustoso al olerlo.
Sus manos agarraban firmemente su cintura y el pecho de ambos se presionaba con la suficiente fuerza como para mantener a Megumi quieto. Aunque más bien, se podría decir que estaba paralizado.
—Sabes,— siguió el alfa —deberíamos hacer esto más seguido. Me encanta olerte.— dijo para luego plantar un par de besos húmedos en su piel.
Extrañamente Megumi no se sintió agredido con esa declaración. Incluso se podría decir que una pequeña parte de él estaba satisfecho al saberlo. No obstante, se limitó a seguir siendo un muñeco sin vida.
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Compañeros •|SukuFushi|•[OMEGAVERSE]
FanfictionMegumi Fushiguro es un joven Omega que sueña con convertirse en un gran artista y cuando es aceptado en la universidad más prestigiosa de Japón, se ve obligado a fingir ser un Beta. El problema son los agudos sentidos de su compañero de cuarto, un a...