Capítulo 16: Los felinos

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Estado: CANSADA DE ESTA MIERDA.

———

—¿Qué coño acabas de decir?

Ese había sido Azael. En la sala de la mismísima, fría y terrorífica mansión Cass se esparció una incertidumbre muy tensa. Lo abrumador que era el momento no me dejó emitir palabra alguna, así que solo oí lo que Bruce comenzó a relatar:

—Estaba saliendo de la maldita Universidad cuando una de esas mierdas... con esos... ¡ojos tan horribles...! me atacó.

Tenía sentido. Su rostro magullado, más específicamente el rasguño debajo de su párpado, dejaba en claro que Bruce había sido atacada por la garra de un animal. En este caso no era un gato de verdad, sino un felino en forma de humano.

—Me defendí hasta donde pude —agregó Bruce con todo un temblequeo en el cuerpo.

—Y ahí es cuando entré yo —alegó Nariman algo divertido y presumido—. Justo a tiempo a salvar a la damisela en peligro.

Bruce lo miró con el ceño fruncido.

—¿"Justo a tiempo"? —repitió, indignada—. ¡Apareciste luego de que me golpeó en toda la puta cara!

—Mejor tarde que nunca dijo Diógenes de Sinope... —murmuró.

—¡Y para colmo Emanuel tuvo que salvarte el culo! —lo delató Bruce, histérica.

Azael ignoró el drama que tenía al lado para ver a Emanuel.

—¿Y tú cómo es que apareciste? —interpeló en busca de algo más.

—Estaba en el coche de Alik para cuando Nariman subió a Bruce al suyo. Un felino se le montó arriba del techo y le ayudé a quitárselo, lanzándole mierdas que tenía Addue en el auto.

—Con mierdas se refiere a sus libros —Bruce puso los ojos en blanco.

Salí de mi shock al instante y miré a Emanuel con la boca abierta. ¡¿Se había atrevido a arrojar los libros de Addue?!

—Pero tú no valoras tu vida, ¿verdad? —se lo dijo Azael, mirándolo con la misma incredulidad que yo—. Alik te matará.

—Es lo que le dije —canturreó Bruce.

Emanuel hizo un mohín de pena.

—Venga, siempre les salvo el culo, nadie le diga nada —protestó, malhumorado.

—Es cierto  —asintió Nariman—. De no ser por eso, ese imbécil me habría roto el vidrio delantero. Uno de esos libros le dio en la cara y se cayó del auto. Emanuel luego le pasó la rueda del coche por la cabeza. —Una sonrisa divertida sostuvo su rostro—. Fue fantástico. Le partió el cráneo.

El rostro de Bruce perdió color.

—¡Me dijiste que había sido una roca ese sonido! —le reclamó.

La imagen del felino siendo aplastado por el neumático del coche que Emanuel montaba me envió una descarga eléctrica en todo el cuerpo.

—Pero ¿era una solo? —Azael continuó lanzando preguntas, como si solo eso le importara.

—Sí, uno solo —corroboró Emanuel.

¿Pero es que aquí nadie se horrorizará por un cráneo explotado?

—¿Y por qué dicen que ellos vienen por mí? —me atreví a preguntarles cuando pude conectar mi garganta con mi voz.

Emanuel y Nariman compartieron una mirada vacilante, como si no supieran si decirlo o no. Bruce solo apartó la cara de mí, esquivando la mía, que al instante buscó la de ella para que me explicara. Azael entornó los ojos, intentando descifrar qué era lo que ocultaban.

El Secreto de los 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora