CAPITULO 2: COMIENZOS

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Fiama

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Fiama

Por lo general, cuando alguien sufre de un colapso mental, la primera reacción viene explotando verbalmente. En mi caso, me ahogo en silencio con ellos hasta que ya no puedo más.

No levanto la cabeza del volante por al menos dos minutos, ni siquiera cuando escucho un golpeteo proveniente de la ventanilla.

Finalmente cuando creo que puedo afrontar esto, doy una bocanada de aire y obligo a mis manos moverse para presionar el botón así el vidrio se deslice hacia abajo.

—Qué —digo aun manteniendo la cabeza en el volante.

— ¿Te encuentras bien? —Una voz masculina hace su presencia.

— ¿Te parece que me encuentro bien? —Sigo sin moverme.

—Mmm, ¿no?

Cuento nuevamente hasta diez hasta volverme hacia el muchacho.

Lo miro con ironía. No me pasa desapercibido su cara de preocupación, pero en estos momentos mi empatía se fue de vacaciones.

Abro la puerta de golpe causando que el rubio retroceda dos pasos largos, luego lo cierro con fuerza generando un ruido sordo.

Por otro lado, veo a mi jefe en la esquina de la cuadra, cerrando por dentro el local con llave. Debe ser agradable terminar bien el día. No cómo otras personas.

—Mierda. —Dice el chico.

Entrecierro los ojos.

— ¿Disculpa?

Este niega desesperadamente con las manos.

—No te lo decía a ti. —Aclara.

Luego un silencio nos abraza.

Lo miro cruzándome de brazos.

Toda la situación me parece absolutamente ridícula y el chico que parece un poste de luz al parecer no tiene intención alguna de hacerse cargo de las condiciones.

Menudo cobarde.

—Entonces —encaro primero, por lo menos su comportamiento muestra un poco de vergüenza—, ¿no tienes buena vista?

— ¿Cómo? — Él también opta entrelazar sus brazos.

—Digo —miro hacia la escena—, por como abollaste mi coche sin piedad.

—Fue un accidente.

Apunto con mi mano el hueco detrás de mí Vento.

—A mi parecer hay suficiente espacio —me acerco un poco a él, tratando de intimidarlo sabiendo que no podria matar ni a una mosca—, pero tus maniobras para estacionar no parecen ser muy buenas.

—Estuve distraído —intenta defenderse y en su tono puedo notar una molestia que intenta controlar.

—Deberían quitarte la licencia.

DAYLIGHT, FIAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora