CAPITULO 13: CELDAS Y SHOTS DE TEQUILA

153 23 6
                                    

Aaron

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aaron

Me vuelve loco. Esta chica constantemente pone a prueba mi cordura y con lo de ayer, mi límite ya se encuentra a punto de vencer.

Realmente no pensaba que la conversación tomaría ese rumbo, que hasta incluso creí que me mandaría al infierno. Pero es Fiama y cuando creo que por fin la he descifrado, me termina cerrando la boca.

No sé qué esperar con este nuevo trato entre nosotros, pero sé que no lo voy a desperdiciar.

Me urge estar con ella en estos instantes y terminar con lo que iniciamos en la piscina. Sentir sus labios suaves, volver a escuchar ese gemido suyo y fundirme en ella hasta dejarla sin aliento.

—Joder, ¿por qué hay tanto tráfico?

Hoy quedamos en ir a un bar cerca de su departamento y estoy llegando diez minutos tarde.

— ¡Vamos! —Toco un bocinazo adelantando a un coche que me responde levantando el dedo del medio.

Debería calmarme y dejar de estar tan nervioso, pero es imposible cuando se trata de ella.

¿Me estoy comportando como un completo lunático? Probablemente.

Cuando por fin llego al estacionamiento, coloco el freno de mano y salgo como un desesperado.

Estoy mal, Davies me convierte en un idiota y pensándolo bien, mi tía estaría orgullosa ahora mismo.

—Mierda, no puede ser —maldigo en voz baja.

Jan.

Lo veo avanzar hasta la entrada del edificio.

Este chico me aparece hasta en la sopa.

Avanzo por la calle para alcanzarlo y cuando levanta su vista del teléfono nuestras miradas se cruzan. Apuesto que hasta él me maldijo.

—Mitch —digo ingresando al recibidor.

—White —responde por detrás.

Ambos avanzamos hasta el ascensor y después de ingresar, cuando la caja metálica comienza a subir, nos mantenemos en silencio.

Muerdo mi lengua para no ser yo el que inicie la conversación, pero ahora mi mal humor me ciega por completo.

— ¿No tienes casa o qué? —Inquiero mirándolo.

— ¿Disculpa? —Se vuelve hacia mí.

—Vives prácticamente en el departamento de Davies.

— ¿Y qué?

—Ella seguro necesita su espacio.

—Lo mismo digo de ti —se cruza de brazos—, pareces un acosador rondando todo el tiempo a su alrededor.

—Hoy quedamos en vernos —me defiendo—, y no creo que te haya invitado.

—Lo bueno de ser su mejor amigo White, es que me puedo invitar solo.

DAYLIGHT, FIAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora