Fiama Davies sueña con que su mejor amigo de la infancia, Jan Mitch, corresponda sus sentimientos. Pero él ignora sus señales por temor a perder su ancla emocional.
Cuando Aaron entra en sus vidas y propone simular una relación para desafiar la cor...
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Fiama
— ¡Finn ayúdame!
Llevo más de una hora buscando algo decente para la "cita" con Aaron de esta tarde.
Luego del desastre del miércoles pasado en la Universidad, fue muy amable al preguntar sobre el tipo de salidas me gustan. Al principio no supe que responder porque: a) nunca nadie me invitó a una y b) si le decía que ir a un baile con temática de orgullo y prejuicio tal vez me humillaría sola.
Por lo tanto, elegí la segunda mejor cosa que me gustaría hacer con alguien que me gustara; ir a un picnic en un parque de flores.
White no es la persona que llevo en mi corazón, pero no voy a negar que su compañía me gusta más de lo normal. Ya me había olvidado el entusiasmo de ir conociendo desde cero a otra persona.
Por un segundo tuve miedo de sugerir la idea y que lo rechace, sin embargo cuando se lo expresé, no manifestó ningún rastro de burla en su rostro e incluso se ofreció en ocuparse de la canasta de comida.
Espero haya muchos croissant con tomatitos cherry.
— ¡Finn maldito! —Llamo por quinta vez.
—Ya voy, ya voy.
El chico lleva dos horas postrado en mi cama leyendo una novela.
Dejo de prestar atención a mi closet y me doy vuelta para encararlo. Lo primero que veo es la tapa rosada del libro con el título de Lo que el universo quiera y debajo un gato negro.
—Todavía no entiendo como conseguiste una copia si se supone que todavía no sale a la venta.
—Conozco a un amigo de un amigo —informa volteando otra página y riendo como un loco—, amo a Roy.
—Bueno, ¿pero me vas a ayudar o no?
—Todo tuyo —dice llegando a mi altura después de tirar lo que leía en la cama.
Suspiro mordiendo mis labios.
— ¿Qué se usa en una primera cita? —Consulto.
Él lo piensa un rato.
— ¿A dónde van?
—En el public garden.
—Estamos en mayo, muchos colores. —Medita y después se acuerda de algo— ¿Van a un picnic?
Yo asiento.
Este salta como si se le hubiera salido un tornillo.
— ¡Vas a tener tu segunda mejor cita! —Se emociona.
Yo sonrío como tonta.
De todas formas, tampoco es real.
Solo es una manera bastante interesante de ir sabiendo cosas del otro.
