Llegamos al local y entramos, quitándonos las gafas de sol y adaptándonos rápido a la poca luz que había en el interior. Había bastante gente porque ya habían pasado casi dos horas desde que abrieron y poco a poco había ido llenándose de adolescentes de nuestra edad o un poco mayores.
Todas las edades tenían unas zonas concretas en el pueblo para irse de fiesta, como no habían muchos espacios, la gente se agrupaba por edades y se distribuían. Los más chicos iban a algún parque de botellón, nosotros a la discoteca y a partir de treintañeros al bar de copas. Algunas veces se colaban algunos grupos en otros sitios, pero no solían nada más por estar en su entorno o no destacar mucho entre otras edades.
Examiné un poco el sitio y conseguí encontrar a mis amigos, que ya llevaban un vaso de plástico en la mano. Nos acercamos y ellos, nada más vernos, nos sonrieron y nos fueron dando abrazos uno a uno.
—¿Qué pasa tío?—me chocó la mano Daniel.
—¿Cuánto lleváis aquí dentro?—le pregunté.
—Lo suficiente para haberme bebido ya dos vasos, pero son chiquititos, ¿ves?—me dijo enseñándome el vaso de 50 cl.
Le sonreí, pensando que ya estaba disfrutando en su ambiente, sólo esperaba que no liase nada. Lo seguí con la mirada hasta ver su saludo con Lucía.
—Hola guapa—le dijo con una sonrisa descontrolada.
Lucía se dio la vuelta tras sonreírle falsamente. Esto era un problema, bueno, el principal problema. Y no sólo en esta situación, lo que estaba haciendo Daniel no me sentaba nada bien, así que me dirigí hacia ellos.
—¿Quieres beber algo Lucía?—le sugerí para alejarla de mi amigo.
—Sí—dijo tras pensárselo y mirar a Daniel actuando extraño junto a ella.
—Ven—le dije cogiéndole de la mano.
La dirigí detrás mía hasta la barra y nos hicimos un hueco.
—¿Qué vas a querer?—le pregunté para pedírselo.
—Ahora mismo nada, sólo quería despejarme un poco—me confesó sin mirarme a los ojos.
—Oye—le dije cogiéndole la cara para que me mirase— no tienes que huir de Daniel por que te moleste, tú quédate conmigo y no dejo que te moleste, ¿vale?
Asintió y yo retiré la mano acariciándole la mejilla. Se estremeció pero fingí no darme cuenta girándome hacia la barra, cuando tuve mi vaso de Ron Cola volví a cogerle la mano y nos volvimos a ir hacia los demás.
Cuando llegamos estaban todos bailando en círculo y nos hicieron hueco. A Lucía parecía que le costaba soltarse un poco, así que la solté por si yo le estaba incomodando, me alejé hacia donde estaban mis amigos. Cada uno centrado en las demás, aunque ya tuviesen elegidas a sus preferidas.
Yo preferí ver cómo estaba el ambiente y reconocí a un amigo que vivía cerca de mi casa, así que me acerqué a saludarlo.
—Ei, ¿qué tal?
—Hombree Juaaan —me dijo muy feliz al verme, tanto que me dio un abrazo.
Me sorprendió tanto que me asusté pensando que fuese bollero, no lo conocía lo suficiente como para tener certeza en ese asunto. Me presentó a sus amigos, y yo me relajé después de tantos momentos tensos. Pasé un buen rato bailando y riendo con ellos, hasta bailé con una amiga suya, que aparentaba estar soltera y con ganas de disfrutar esa fiesta.
Pero de repente me vino a la mente la imagen de Lucía agarrada de mi mano y me frené. Pensé que podía estar pasándolo mal en esos momentos porque Daniel se estuviese pasando de la ralla.
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Tan sólo un nosotros
Teen FictionLucía es una adolescente que tiene una historia por vivir que ni ella se imaginaría. Todo comenzó cuando tuvo que olvidarse de su crush e intentar no volver a caer en algún descuidado flechazo de Cupido, cosa que no es nada fácil a esa edad. Y por m...