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Extraños sonidos y una sensación placentera hicieron que Kim Jiwoong despertase adormilado. Cuando sus ojos se abrieron, encontró una pequeña cabeza castaña subiendo y bajando de su entrepierna. Estiró su mano para alcanzar los cabellos revoltosos de Matthew, pero en ese momento este alzó la vista y al ver a su marido despierto, lo saludó con el miembro aún en su boca. Esto provocó varias vibraciones a lo largo de su garganta trasmitiéndolas hacia la punta de su polla. Sin esperarlo, Jiwoong se corrió dentro de la boca de Matthew, el joven no desperdició ninguna gota.

— ¡Buenos días! —Dijo relamiendo sus labios y gateando hacia el hombre—. ¿Qué tal dormiste?

Jiwoong cerró sus ojos un momento y se calmó. Agarrando la cintura de Matthew, lo atrajo sobre su cuerpo llevando sus manos hacia el trasero juguetón del joven. Con cuidado, tocó el pequeño agujero para cerciorarse de que no lo había dañado anoche.

— Una segunda ronda? Mi maridito es tan insaciable —dijo Matthew abrazando el cuello de Jiwoong y rozando su entrepierna sobre los muslos desnudos del hombre.

—Detente —dijo Kim, palmeando el culo de Seok hasta que quedó rojo y caliente—. Tengo varias cosas que preguntarte.

Matthew asintió y se sentó sobre las fornidas piernas como un niño obediente.

—Cualquier cosa que mi marido quiera saber, lo diré.

Observando el hermoso rostro recostado sobre su pecho, Jiwoong llevó una mano hacia el cabello y lo peinó con sus dedos.

—Cuéntame de ti. ¿Cuál es tu verdadero nombre?

— Seok Matthew.

— ¿En serio? —preguntó sorprendido. Vaya coincidencia.

— En serio.

— ¿Qué hacías antes de estar en este cuerpo? —acarició la curva de la espalda de Matthew, provocando un suave ronroneo de su parte.

El joven se mantuvo callado, rememorando su vida anterior en su mente como en una película antigua.

Tuvo una infancia feliz como hijo único de una familia acomodada, así que fue consentido por sus familiares la mayor parte de su niñez. El problema comenzó en su último año de preparatoria cuando salió del armario llevando su primer novio a conocer a sus padres.

Su padre, un hombre extremadamente conservador, lo echó de su casa ese mismo día. Su madre solo observó en silencio cómo su hijo era expulsado, su rostro mostraba el disgusto y asco que le profería la relación entre ambos jóvenes. Matthew fue acogido por la familia de su novio, pero luego de varios meses juntos, rompieron y tuvo que irse de allí.

Como no podía volver a la casa de sus padres otra vez, se quedó con su mejor amigo, un joven universitario con el que chateaba desde que descubrió su gusto por los hombres. De hecho, fue él quien le había abierto los ojos, como alguien a quien le gustaba ambos sexos, le ayudó a darse cuenta de su orientación sexual y lo dejó vivir con él hasta su graduación sin pedir nada a cambio. Ese día fue cuando recibió un correo de su madre donde le informaba que, como pronto sería mayor de edad, le dejaría un pequeño apartamento en la ciudad vecina, muy cerca de la universidad a la que estaba aplicando. En resumen, este era el último favor que le haría, con la condición de que se alejara de ellos y olvidara que tenía padres.

Matthew no se negó, no necesitaba estar ligado a unas personas tan retrógradas que no aceptaban su forma de ser. Al otro día se mudó y comenzó a trabajar a tiempo parcial en un bar para pagar la matrícula de la universidad. Alternaba entre estar detrás de la barra a estar entre las mesas recogiendo vasos de licor.

Fue ahí donde conoció a su segundo novio, un hombre mayor con tendencias sádicas que le mostró ese nuevo mundo. Al comienzo de su relación, tenía miedo del dolor y la forma ruda en el trato del hombre, pero cuando comenzó a disfrutarlo, ese sentimiento fue reemplazado por algo mucho más agradable. Pero el hombre no soportaba lo rebelde que era Matthew, así que terminó con él luego de unas semanas de noviazgo.

A partir de ese momento, sus relaciones no duraban mucho antes de aburrirse por la forma en la que lo trataban. ¡Quería un sádico! Uno que lo castigara sin piedad por cada provocación suya. Que lo dominase y usara como un juguete. Quería sentir el placer que el dolor físico y humillación verbal le proporcionaba. Esa última noche en su apartamento se sentía tan desesperado...

"¡Daría lo que fuera por conseguir un amo que me golpee y haga correrme con solo un par de azotes!" Pensó.

Cuando despertó otra vez, se encontró al lado de lo que estaba buscando. Miró al hombre con una sonrisa luego de acabar su relato. Escuchando a Matthew, Jiwoong frunció el ceño y golpeó las nalgas del hombre.

"¿Quieres un par de azotes? Marca tus palabras."

— ¿Y mi esposo? ¿Siempre has sido así de gruñón?

— ¿Quién es el gruñón? —Llevó una mano hacia el trasero de Matthew y comenzó a sobarlo con descaro—. ¿Qué quieres saber? Estoy seguro que mi madre te dijo todo sobre mí.

Matthew asintió. Era cierto, Kim Jiyeon inclusive le envió cientos de imágenes a su celular de cuando Jiwoong era un niño. El ceño fruncido era característico de él, aún con su corta edad.

—Tienes razón. Pero tengo curiosidad. ¿Cómo conociste al otro Seok Matthew?

— En una reunión de trabajo en la empresa de Shen Zhou Mi —observando el rostro confuso de Matthew, añadió—: El tío de este cuerpo. Eres como un hijo para él.

Los padres de Matthew habían sido asesinados cuando era un niño, así que Shen Zhou Mi adoptó a su sobrino y lo crió como si fuese su propio hijo. Se podría decir que Ricky y Seok Matthew eran medio hermanos. Antes de que Matthew transmigrara a este cuerpo eran inseparables, como uña y carne.

—Pero ahora no tienes que seguir en contacto con ellos.

— ¿Por qué no?

Jiwoong miró a Matthew encima de él.

— ¿Por qué lo harías?

—Bueno, son mi familia...de algún modo —contestó besando la barbilla de Jiwoong —. Puedo notar que se preocupan mucho por este Matthew, no quiero cortar este vínculo.

Jiwoong mordió la clavícula desnuda de Matthew y este chilló cuando fue derribado bajo el vigoroso cuerpo del hombre.

— ¿Significa eso que estás en contra de tu marido?

— ¡Por supuesto que no! ¿Acaso este matrimonio no fue para unir a las familias?

Jiwoong presionó su pelvis contra la de Matthew y comenzó a friccionarlas, sintiendo el inicio de su excitación y la del menor.

—En apariencia, pero mi antigua relación era un tanto...—abrió las piernas de Matthew y las colocó sobre sus hombros—, incómoda. Me temo que mi esposa habló muy mal de mí con su familia.

— ¿Y si lo arreglo? ¡Ah! —gimió al sentir dos dedos entrar en su agujero sin aviso.

—Entonces te daré una recompensa —respondió Jiwoong para luego cambiar los dedos por su erección y llenar el interior de Matthew en una sola embestida.

The masochistic wife - MATTWOONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora