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Era perfecto, simplemente perfecto.

El fin de semana de Samantha fue un asco ya que estuvo todos esos días con un humor de perros, y para mejorarlo, el lunes tendría que comenzar su castigo. Debía limpiar los grafitis de los casilleros y los baños de las instalaciones del instituto. Perfecto, era una maravilla. ¿Qué más podría suceder?

Al llegar el lunes a la escuela saludó a sus amigas y pensó que el día podría mejor cuando comió un rico cupcake de vainilla, pero obviamente no iba a ser así cuando la perra de Abril Garza apareció en el pasillo, tomada de la mano de su novio.

Samantha prácticamente rechinó los dientes al verlos pasar. Abril vestía el uniforme de animadora y Juan una camiseta sin mangas junto con un pantalón holgado negro al igual que su cabello. Para la desgracia de Samantha, los dos lucían bien juntos.

— Fenómeno —Se burló al pasar junto a ella.

— Perra —Devolvió Samantha, captando la pequeña sombra asesina que había en los ojos dorados.

Un chico de primero que salía corriendo hacía una clase, pasó junto a ellos y Juan lo hizo caer. Abril comenzó a reírse de él, animando a los demás estudiantes del pasillo a burlarse. El pequeño niño se hundió en sus hombros y salió corriendo, Samantha suspiró. Parecía que cada año Abril empeoraba más.

— Cada año es más zorra —Comentó Vicky y Samantha por un momento pensó que le había leído la mente.

Después de clases, y de haber cumplido con su asqueroso castigo, decidió ir a la biblioteca. Pensaba que encontraría a la castaña allí, pero no fue así. Se sentó en la misma mesa de siempre, observando con decepción la mesa del fondo vacía. De alguna manera sentía sola y terminó sin estudiar realmente, sólo miraba hacia el techo.

Fue hasta las estanterías y comenzó a buscar un libro, no tenía ni idea de cuál quería encontrar, pero sería alguno que le hiciera olvidar su asqueroso día. Terminó leyendo un libro llamado "¿Escuchas girl in red?" y prácticamente le ocupó toda la hora. Al terminar, lo volvió a guardar y se llevó otro. Fue hasta la pequeña sala de estar, en la biblioteca en la cuál había dos pequeños sillones de dos plazas, formando un cuadrado alrededor de una mesita ratonera. Se recostó en uno de los sillones, intentando leer su libro, pero con el paso del tiempo sus párpados comenzaron a parecerle pesados. Antes de darse cuenta, cayó dormida.

Después de un rato comenzó a sentir cómo alguien acariciaba su rostro y apartaba un mechón de cabello de su frente cuidadosamente, temiendo despertarla, provocando que Samantha arrugara la nariz. Casi de inmediato, sintió la pérdida de cálida mano de su rostro cuando esta se alejó rápidamente, Samantha comenzó a parpadear y a restregarse los ojos, intentando quitarse el sueño.

Escuchó unos pasos apresurados y un golpe. Al abrir los ojos y enfocarlos se encontró con Abril, quién estaba con los ojos abiertos y parecía haber tropezado con el borde de la mesa y ahora se había caído, sentada.

Abril la contemplaba con una mezcla de horror y pánico. Sus mejillas estaban rojas pero, muy pronto para su gustó, recuperó la mirada irritada que la caracterizaba.

— ¿Qué tanto miras? —Preguntó levantándose y sacudiéndose la falda, llevaba una chaqueta de cuero encima que cubría su cuerpo bajo el uniforme y a Samantha le molestó saber a quién pertenecía.

— La pregunta es, ¿Qué haces tú aquí? —Dijo muy a la defensiva y rascándose el cuello, había estado teniendo un lindo sueño hasta que la despertó.

— Yo iba a buscar un libro y justamente lo tienes tú. Intentaba tomarlo mientras dormías —Explicó, señalando el libro que había bajo su brazo, Samantha la miró sorprendida.

𝕽𝖎𝖛𝖆𝖑𝖊𝖘 ➻ 𝚁𝚒𝚟𝚊𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora