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Los días parecían ir cada vez más rápidos, faltaba una semana para poder ir a la apertura del parque de diversiones y Samantha ya quería que llegara. Últimamente con Abril y Millaray distraídas, gracias a los entrenamientos del equipo, no les daba ni el tiempo de fastidiarlas y era perfecto, sus días eran más normales.

Ya iba una semana de tranquilidad. Samantha incluso asistía a los entrenamientos y siempre lograba ver a Abril, sin que esta tuviera que estar burlándose de ella. Algunas veces podía jurar que la mencionada la observaba de reojo, pero estaba tan concentrada en vigilar que no estuviera constantemente cerca de Juan, que no pudo estar del todo segura. De vez en cuando, en medio de los entrenamientos, ellos se daban unos castos besos en los labios. Claro que Samantha rechinaba los dientes cada vez que los veía, pero después el chico tenía que seguir con el partido, y duraban casi toda la tarde separados.

Hoy se encontraba nuevamente observándola. Había quedado un poco traumatizada desde la última vez que estuvo en las gradas y por ello procuró estar toda la hora pendiente del balón y a dónde lo lanzaban. Después, cuando las animadoras se estaban vistiendo, tuvo que ir a esperar a Elizabeth fuera de los vestuarios. Estaba tardando mucho. De la nada la puerta se abrió, mostrando a una enojada Abril que llevaba nada más un top blanco y una falda, su cabello estaba mojado y olía a menta. Samantha tuvo que echarse hacía atrás, ya que había lanzado la toalla contra el piso, y al parecer aún no la había visto.

— ¡Maldita ojiverde! —Dijo en un pequeño murmullo, pero no lo suficientemente bajo como para que las chicas del vestuario no la escucharan.

Apretaba los dientes y se frotaba las manos.

En verdad, estaba increíblemente sexy y tierna ¿Cómo eso era posible? Pronto la mirada café se posó en ella y abrió los ojos, seguidamente frunció el ceño ya que no se encontraba de ánimos para ella.

— ¿Qué coño miras? —Le dijo muy bruscamente.

Samantha volvió a la realidad, al ver si rostro vió sus labios y recordó el besuqueo de Abril con su novio. Apretó las manos y se acercó a ella. Abril, un poco desorientada, se alejó unos cuantos pasos.

— ¿Qué te pasa? —La acusó, prácticamente fulminándola con la mirada.

— ¿Peleaste con Elizabeth, cierto? —Preguntó más cerca de lo que planeaba, Abril volvió a retroceder y Samantha avanzó un paso más.

— ¿Qué te importa si peleé con esa perra? Igual, es su culpa, por no parar de ladrar —Dijo apoyándose en los casilleros a sus espaldas.

Samantha estaba muy cerca.

— Ella no es una perra, no te confundas contigo misma —Espetó acercándose aún más y acorralándola contra la pared—. Más te vale que no les hayas hecho nada.

— Aww ¿Por qué? ¿Es tu novia? —Preguntó con un tono adorable completamente falso, pero atravesó a Samantha con los ojos, la última palabra la soltó con una amargura palpable.

Samantha perdió la compostura, por un momento parpadeó confundida, y alejó su rostro de la castaña.

— ¿Elizabeth? Para nada, es una de mis mejores amigas —Aclaró y casi pudo ver cómo la mirada de Abril se relajó levemente, sería su imaginación—. Por eso no quiero que las chicas como tú la molesten, me enferman.

— ¿Enfermarte? Si soy una de las chicas más deseadas del colegio, te quedas patética —Rodó los ojos y alzó la barbilla con superioridad.

— Pues ya veo, tu querido novio lo demuestra comiéndote la boca todos los días —Observó la sonrisa burla de Abril y se irritó por ella—. ¿Qué?

— ¿Te molesta, no? —Preguntó, insinuante, y Samantha parpadeó.

— Que tontería es esa.

— Por favor, si siempre nos estás mirando. Qué desagradable, ¿Acaso estás enamorada de mí o algo? Eso sería la única explicación, de porque nunca me puedes quitar los ojos de encima —Dijo con una mirada burlona y un tono venenoso.

Samantha sintió su corazón acelerarse, pero la indignación se apoderó de cada fibra de su cuerpo, y observó a la castaña con tanto odio que el rostro de Abril se mostró ligeramente intimidada.

— ¿Enamorada? ¿Yo? ¿De tí? ¡Ja! —Soltó una risotada falsa y se alejó de la chica unos centímetros, observando fijamente sus ojos—. Nunca en mi vida podría fijarme en alguien tan jodida como tú. Primero seguro besaría a tu amiga, Alana, antes que a tí.

Sonrió mordazmente, aunque no era del todo cierto lo que decía.

— Además, no me gustan con fleco —Dijo eso último alejándose de ella como si tuviera una enfermedad contagiosa, observó el rostro enojado de Abril y sus ojos húmedos¿Eran lágrimas? Imposible.

— Que suerte, ya me estaba preocupando de tener a una perdedora babeando por mí. Ya es suficiente con el resto de la escuela, fenómeno —Dijo acomodándose la mochila en el hombro, aunque ahora su voz se escuchaba ahogada, y fue tanto así, que su rostro cambió momentáneamente. Samantha sintió un gran dolor en el pecho y sin pensar que hacer intentó acercarse, pero Abril se alejó de ella, hablando con voz rota—. Haz un favor con tu vida, vete a otro mundo y simplemente desaparece.

Se dio la vuelta y se fue por el pasillo. Samantha seguía con una punzada dolorosa en el pecho, pero esas palabras fueron muy hirientes como para hacerla quedarse en su lugar y no ir corriendo a besarla hasta quedarse sin aire en los pulmones.

Oh. Eso era nuevo. En ese momento, que la había visto tan vulnerable y con los ojos húmedos, había sentido unas increíbles ganas de besarla. Qué mierda, cada vez empeoraba más.

 Qué mierda, cada vez empeoraba más

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Xfin regresé :)

𝕽𝖎𝖛𝖆𝖑𝖊𝖘 ➻ 𝚁𝚒𝚟𝚊𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora