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Septiembre

Samantha tiene razones para estar nerviosa, era su primer día de clases. Después las vacaciones familiares durante esos dos meses había olvidado que tendría que volver al instituto. Ahora cursaba su primer año de secundaria. Esperaba que cualquier compañero de su escuela anterior estuviese en la misma clase que ella. Aunque no serían muchos.

Echó su cabello rubio hacia atrás como un acto nervioso, sentía las manos bañadas en sudor al entrar al salón. Había muchos chicos y chicas que no reconocía, comenzaba a sentirse nerviosa, de verdad. Eso hasta que logró visualizar una figura conocida entre la multitud y prácticamente saltó, pegando gritos.

— ¡Rocio! —lo llamó emocionada.

Mientras se acercaba a la chica, la mencionada pareció reconocerla y se lanzó a abrazarla. Su amiga era un poco más baja que ella y siempre estaba sonriendo, sus ojos eran color canela y su piel clara.

Eran casi todo lo contrario. La piel de ella era un poco más pálida, y su cabello era largo y rubio.

— ¡Samantha Rivera, gracias a dios! Pensaba que estaría sola —le sonrió y fueron a sentarse juntas, en el salón.

— ¿Has visto a alguien más? Yo juraba que estaría sola, no muchos se matriculan en este instituto —comentó, cruzando las piernas.

Samantha se recostó en la mesa.

— Hasta ahora solo tú, pero es mejor así —confesó con una sonrisa juguetona.

Los alumnos iban entrando al aula y la rubia no reconocía a nadie, parecían estar en mundos diferentes. Samantha era una chica relajada. Podría durar todo el día dibujando o escuchando música, también utilizaba ropa cómoda: unos jeans rasgados, camiseta blanca, unos vans comunes y una hoodie oscura.

Ella no tenía muchos amigos pero en estos momentos se encontraba feliz con Rocio, desde casi siempre habían sido amigas y ahora no estarían solas. Se tenían la una a la otra.

Estuvieron un rato conversando sobre sus vacaciones, hasta que Samantha escuchó unas risas.

Por la puerta del salón entraron dos chicas. Pero quién capturó la atención de la rubia fue la castaña más baja. Lograba emanar alegría mientras reía por uno de los chistes de la otra chica, quién era más alta y de cabello oscuro con mechas rosadas.

Sus miradas se encontraron por unos segundos. Samantha se perdió en sus ojos cafés tan profundos como el océano.

Tan pronto como empezó, todo acabó. Ella apartó la mirada y la chica castaña hizo lo mismo mientras se marchaba con su amiga a los asientos frente al pizarrón.

— ¿Qué pasó? ¿Encontraste a alguien conocido? —preguntó Rocio, levantando el rostro para buscar entre las personas. Samantha negó.

— No fue nada —sonrió a su amiga y cuando entró el profesor, empezó la clase. Se presentó a los estudiantes y comenzó a dar un pequeño discurso, les indicó que por orden de mesa deberían ir al centro de la clase y presentarse.

Samantha no quería, siempre le entraban los nervios al hablar en público. Por suerte, ella se encontraba en cuarta fila y tardarían un poco en llegar a ella.

Los chicos fueron pasando y Samantha se sorprendió cuando Rocio fue sin problemas y al volver le sonrió divertida. Por eso le agradaba, siempre había admirado su seguridad en su misma.

Comenzó a hacer garabatos en su cuaderno, para distraerse. Iba muy bien, cuando llamaron a una chica. Vió a la misma castaña, levantarse. Se veía muy linda con sus jeans oscuros y una blusa. Caminaba con seguridad y confianza mientras mostraba una sonrisa coqueta en sus rosados labios.

Se paró frente a todos, sin mirar a nadie en específico. Era muy femenina o eso pensaba Samantha, por sus cejas gruesas y su manera de caminar.

— Abril Garza, pero pueden decirme Abril, un gusto —sonrió, pestañeando, y de seguro la mitad del salón ya pensaba que era linda.

Samantha apartó los ojos de la hermosa chica y volvió a hacer garabatos. No le importaba.

Después de un rato era el turno de ella. Se levantó seguramente con el rostro pálido y fue hacia el frente, algunos murmuraban y otros reían bajito.

Samantha los ignoró y siguió. Desde que estaba en primaria siempre era el centro de las burlas, pero con el paso de los años había aprendido a no darle importancia.

Abril la miraba con interés, apoyaba la barbilla en su mano y mordía uno de sus dedos. Aún haciendo aquel gesto, se veía increíblemente guapa y por más que decir femenina.

Samantha intentó por todos los medios no observarla y al terminar fue como un rayo a sentarse en su asiento. Soltó un suspiro y observó como su amiga alzaba los pulgares, en señal de ánimo. Después de dos horas tenían que cambiar de clases. Samantha, apresurada, recogía sus libros mientras su amiga la apuraba.

— ¡Samantha, mueve el culo! —Le apresuró en la puerta.

— ¡Espera Rocio! —Le pidió, siguiéndola, porque la chica se había ido al pasillo.

De repente sintió que alguien la empujaba por el hombro y se le cayeron todos los libros. Había una chica de cabello oscuro frente a ella, riéndose.

— Ay, disculpa. No te había visto —Mintió con ojos burlones, Samantha la miró mal y comenzó a recoger sus libros.

A su lado pasó otra chica, que pateó uno de los libros en el piso. Era otra de las amigas de Abril, la de mechas más alta que entró con ella.

— Estabas en mi camino —Excusó y se echó a reír con la otra chica. Samantha frunció el ceño y miró a Abril, que apareció junto a ellas.

— Chicas, no sean malas —Les dijo en broma, aunque también sonreía y miraba a la rubia en el suelo—. Pobrecita, Millaray.

Abril se estaba burlando de ella y, a pesar de eso, Samantha seguía pensando que era hermosa. Intentó descubrir el por qué, pero no lo consiguió. Logró volver en si misma cuando las tres chicas se fueron por el pasillo.

Rocio llegó hasta ella, disculpándose por dejarla sola. Samantha le restó importancia, pero seguía pensando si Abril Garza y sus amigas serían las idiotas que le harían la vida imposible el resto del año.

Puede que estuviera en lo correcto.

[ . . . ]

Holam, de nuevo. Hacia mucho no adaptaba alguna historia y ayer estaba rebuscando en mis historias fav y pum. Me encontré Rivales por ahí y como vi q nadie había hecho todavía alguna adaptación al Rivari, y ps... Aquí andamos.

(La portada apenas está en proceso, por si se preguntaban pq no tiene)

Espero q disfruten mucho está adaptación tanto como yo voy a hacerlo escribiendola, sin más q decir.

Créditos a;

©TheBookstore

𝕽𝖎𝖛𝖆𝖑𝖊𝖘 ➻ 𝚁𝚒𝚟𝚊𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora