28. Presagios e hipogrifos

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Dentro del bosque prohibido, Harry se encontró bajando a las profundidades por un sendero de hojas blancas que resaltaban entre la oscuridad del suelo. La calma silenciosa junto con el ruido que hacían las ramas de los árboles balanceándose por el viento eran su única compañía, al llegar a un lugar amplio pudo sentir calor y frente a él estaba un dragón dormido, eran tan blanco que parecía resplandecer, Harry se acercó lentamente intentando que las hojas que pisaba no crujieran y cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo ver que bajo el cobijo de tan imponente criatura había una persona que el dragón arropaba con ternura.
Harry intentó acercarse un poco más para ver de quién se trataba, sin darse cuenta de que había pisado una rama y el crujido fue tan fuerte que pareció resonar en todo el bosque, vio los ojos azules del dragón mirarlo desde una orgullosa posición.

—Tienes fuego, ¿Vienes a darme fuego?

Harry no comprendió lo que quiso decir.

—Lo siento por despertarte— le dijo Harry mientras aún miraba esa figura humana bajo su ala —Solo que nunca había visto algo tan hermoso.

—Puedes tenerlo si me das fuego.

Un destello en el cielo apareció, algo brillante se movía justo encima de ellos.

Despertó con esa borrosa vista del techo de su cama y con una sensación vacío en el pecho, se incorporó y tomo sus lentes para ver la hora en el reloj, faltaba poco para poder bajar a desayunar. Se levantó para vestirse con su uniforme y en lo mientras pensaba en ese sueño tan extraño.

—¡Buenos días, Harry! — la voz de Seamus le había sacado de sus pensamientos —Parece que hoy te has levantado antes que yo, ¿Estás emocionado por las clases?

—¿Eh? ¡Ah, sí! Tal vez un poco...— le respondió, normalmente Seamus era el primero en despertar de todos en el dormitorios y siempre se aseguraba de levantar a todos antes de bajar a desayunar.

—¡Dean! — dijo Seamus sacudiéndolo levemente —¡Dean! ¡Levántate! Necesito que me cubras para levantar a Ron.
Dean murmuró algo que parecía incoherente, y después abrazó a Seamus por el cuello como su fuera un oso de peluche —Oye, vamos, necesito que te levantes.

Harry jamás entendió como es que Seamus siempre despertaba con un humor tan bueno. —Creo que me voy a adelantar al desayuno— le dijo a Seamus —Nos vemos en un rato, ¿Sí?

—¡Claro, Harry!

Harry salió y después de saludar a algunos chicos que ya estaban en la sala común, en donde extrañamente estaba Padma Patil, la hermana gemela de Parvati.

—Hola, Padma— le saludó —¿Te quedaste fuera de la sala común de Ravenclaw de nuevo?

—Oh, no, esta semana no pasará, los primeros días suele ser sencillo resolver el acertijo para que los de primer año entiendan la dinámica, solo queríamos pasar un rato de chicas con mi hermana— le respondió Padma.

Aquello era normal, aunque por lo general cuando Padma llegaba a la sala común de Gryffindor era porque los acertijos de la entrada de su sala común habían sido indescifrables, incluso llegó a pasar varias veces que entre varios estudiantes intentaran resolverlo sin tener mucho éxito, aunque Harry no sabía a dónde iban los compañeros de Padma cuando eso pasaba, de cualquier manera se dirigió al túnel, salió por el retrato y fue directo al gran comedor, todavía se sentía un poco extraño por el sueño que había tenido, incluso se sentía un poco frío a pesar de que eran los días más cálidos del año. Cuando entró al gran comedor estaba casi vacío, había algunos Ravenclaws ya con libros y apuntes en las manos, uno que otro Hufflepuff de primer año muy nerviosos y en la mesa de Gryffindor había una sola persona que usaba una corbata verde.

Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora