68. Ludo Bagman

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—¡Espera, Harry! — Cedric había llamado a Harry —Necesito hablar contigo, es importante.

—Claro— dijo Harry, y Cedric le dirigió la mirada a Draco.

—En privado...— dijo él, serio, pero aún amable. Draco asintió y después de dirigirle una mirada rápida a Harry y sonreírle, se adelantó por el pasillo hacia la torre de Gryffindor.

Draco se quedó curioso sobre que sería tan importante, pero antes de siquiera hacer una hipótesis, se encontró con una escena interesante. Dean Thomas y Seamus Finnigan, peleando por algo, el qué, no estaba seguro, pero era una discusión acalorada; era realmente extraño verlos así, desde que habían puesto un solo pie en Hogwarts se veían inseparables, Seamus era el extrovertido que se preocupaba porque su amigo la pasara bien en cualquier lugar en donde se pararan, y Dean era el callado que sin importar la situación, sacaría a Seamus de un problema, siempre lo podías verlo apagando los fuegos accidentales que salían aleatoriamente de la varita de Seamus, verlos gritándose en el pasillo de la lado era algo que Draco jamás pensó que vería, y menos el beso tan apasionado que Dean se atrevió a darle a Seamus, de inmediato, Draco se escondió detrás de la pared a ver cómo Dean sostenía la nuca de Seamus y se atrevía a pasar su lengua por los labios de su compañero, y a Seamus inmóvil y confundido, con los ojos tan abiertos que parecía que se le saldrían de las cuencas, Seamus levantó las manos para apartar a Dean, y el no se negó, se miraron el uno al otro, agitados, confundidos, asustados. Seamus le gritó algo, Draco pensó que Dean recibiría una bofetada, pero en lugar de eso, el solo gritó y gritó hasta que no supo que más gritarle a Dean y se siguió de largo por el pasillo, pero Dean lo siguió.

—¡Aquí estás! — Draco se tragó el grito que hubiera pegado del susto, y miró a Harry, quien estaba a sus espaldas —Lo siento, pensé que podrías sentirme llegar.

—Si, solo, estaba muy distraído como para notarlo, lo siento.

—¿Qué haces? Pensé que ya estarías cerca del retrato— dijo Harry.

—Nada, solo me distraje— dijo Draco, restándole importancia a lo que acababa de ver, aunque tal vez después le diría a Harry para chismorrear un poco —¿Nos vamos?

Harry asintió y ambos partieron, una vez dentro del dormitorio, se llevaron la sorpresa de que eran los primeros ahí dentro.
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(...)
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La mañana siguiente fue calmada, más o menos. Draco optó por salir de la cama de Harry para ir al baño cuando a penas se asomaban los primeros rayos del sol, y lo que no esperaba era encontrarse a Blaise escabulléndose hacia la cama de Ron.

—¡¿Qué haces aquí?! — susurró Blaise muy sorprendido en cuanto Draco lo vio.

—Harry me invitó a dormir. La verdadera pregunta es, ¿Qué haces Tú aquí? — susurró Draco igual de sorprendido, tal vez incluso más.

—Ron me invitó a dormir— dijo Blaise, y se negó a dar más detalles. Al final, Draco le dijo que fuera prudente y esperara a que al menos los demás compañeros de habitación se hubieran marchado para salir, pero Blaise le señaló que ninguno de ellos había llegado a dormir al dormitorio. Solo estaban Harry, Ron, Blaise y Draco.
No quiso decir nada para evitar más molestias y después de ir al baño, Draco esperó a que Harry despertara para ir al desayuno.

Evidentemente, Harry también se dio cuenta de que Blaise estaba en su dormitorio, pero tampoco quiso hacer preguntas, estando en el desayuno se sentaron todos juntos, y si bien lo que había pasado en la mañana había sido extraño, no era tan incómodo como la mirada acusatoria de Hermione que le lanzaba a Ron de vez en cuando.
Draco sentía que se estaba perdiendo de algo importante, porque parecía celosa, pero no sabía de qué.
De igual modo, nadie mencionó nada, se limitaron a hablar sobre la banda que había tocado anoche, pero el tema principal surgió a flote cuando alguien recordó que Neville había sido el más envidiado en el baile al ser la pareja de Fleur Delacour.

—Creo que Fleur es demasiado mayor para Neville— dijo Hermione. Y Ron no dudó nada en interrumpirla.

—¿Eres la más indicada de hablar, Mione? — dijo con una ceja alzada —Krum es demasiado grande para ti.

Hermione solo puso los ojos en blanco, y declaró que igual estaba feliz por Neville.

Los días después de navidad siempre se sentían extraños, como si solo pudieras esperar a que el año termine, pero con todo el castillo completamente lleno de gente esa sensación se amplificó.
Los estudiantes caminaban completamente desinflados por los pasillos, demasiado distraídos como para pensar en todas las tareas que deberían completar para el final de las vacaciones, pero Draco no debía preocuparse por eso, el había completado todas y cada una. Por supuesto, también había arrastrado a Harry con él a la biblioteca para que él terminara las suyas, Harry en realidad era buen estudiante, pero siempre que Ron estuviera cerca se dejaría llevar fácilmente por él y sus pésimas tácticas de estudio.

Entonces, tenía una gran cantidad de tiempo libre para visitar a Dobby.

Dobby estaba muy agradecido con sus regalos de navidad. Draco le había enviado al menos tres suéteres y dos pares de calcetines muy afelpados y él le había hecho tanto a él como a Harry un par de calcetines a cada uno, aunque por alguna razón los calcetines eran diferentes el uno del otro, también estaba el hecho de que Dobby había ido a buscarlo a su dormitorio en Slytherin, pero él estaba plácidamente dormido en los brazos de Harry. Pensar en eso lo hizo sonrojar de nuevo.

Tal y como lo había pensado, ese mismo día recibió un citatorio para ir a la oficina de su padrino, y cuando entró se encontró con Severus en su asiento habitual, detrás del escritorio, pero se veía más infeliz que de costumbre.

—Siéntate— ordenó y Draco no puso ningún tipo de resistencia, planeaba fingir demencia —Sabes por qué te llamé, ¿Cierto? — sonaba amargado, más que de costumbre.

—¿Es porque encanté las armaduras para burlarse de los profesores cada vez que pasaran enfrente a una? — dijo intentando lucir en problemas, aunque eso no era obra suya del todo, si no de los gemelos Weasley, Draco solo había dado la idea.

—¿Qué hiciste qué? — Severus estaba desconcertado, justo lo que Draco quería, ahora no había manera de que siguiera con su tono apático, él suspiró —No, Draco, no estás aquí por eso. Sabes bien que quiero hablar de Potter, ¿Qué estaba haciendo contigo ayer?

Draco no pudo evitar sonrojarse un poco, sobre todo al recordar que ayer al final de la noche se encontró acorralado por un Harry calenturiento. Pero Draco no perdió la compostura —Él no hizo nada. Fui yo quien lo tomó por sorpresa— lo defendió. Severus tenía la costumbre de culpar a Harry por todo.

—¿Ah, sí? ¿Y se puede saber por qué? — estaba apretando los dientes.

—Porque me gusta— respondió Draco en medio de un puchero —¿Qué tiene de malo?

Severus torció la boca en una mueca desagradable —Potter no es bueno para ti— dijo él —Te he estado consintiendo, Draco, dejándote ser su compañero en pociones, haciendo la vista gorda, pero sigues sin darte cuenta que ese muchacho no te conviene.

—¿Por qué no? — preguntó Draco, ahora estaba molesto —Si lo conocieras en realidad te darías cuenta que es muy dulce. Parece que solo lo odias sin razón, ¿Qué fue lo que hizo?

—No es lo que hizo, es quien es— respondió —¿No te das cuenta? Estar cerca de él es peligroso.

—¿Peligroso? Pero si no hace nada malo. ¿Por qué sería peligroso? — Draco estaba cada vez mas enfurecido.

—Deja de comportarte como un niño y haz lo que te pido, aléjate de él.

—No sin una buena razón— advirtió Draco, Severus usó su carta final, esa mirada de enojo absoluto que en otra ocasión pondría a Draco a temblar, tal vez Severus no le hablaría en dos o tres semanas después de eso, pero no importaba, había algo dentro de él que se negaba a cumplir esa demanda.
Finalmente, Severus suspiró.

—Bien, haz lo que te venga en gana— dijo entre dientes —Largo de aquí.

Salió de la oficina, sintiéndose herido por haber sido echado de esa manera.
No estaba seguro de porqué Severus estaba actuando así, pero mientras iba a mitad del pasillo un pensamiento cruzó su mente, ¿Acaso él sabía algo que los demás no? Recordó la conversación que había tenido con Karkarov, había sido una conversación extraña y altamente sospechosa. Era solo una conjetura, pero no podía evitar pensar que tal vez lo del mundial de Quidditch y lo que estaba pasando ahora con el torneo debía estar conectado, en un principio pensó en eso como un disparate, pero al final de todo, ambos eventos estaban organizados por las mismas personas, ambos eventos estaban siendo saboteados y por primera vez en toda su vida, Draco comenzó a sospechar que tal vez, y solo tal vez, su padrino no estaba del todo en el lado correcto.
Eso lo entristeció.

Los días siguientes se centraron en Harry intentando descifrar el asunto del huevo de oro, creían que casi lo tenían, pero las instrucciones de Cedric habían sido confusas.

—Uno diría que como le hice el favor de decirle exactamente lo que vendría en la primer prueba, el haría lo mismo, ¿Qué rayos tiene que ver el baño de prefectos? — dijo Harry, mientras observaba el huevo de oro que tenía entre manos.

—No tengo ni idea— dijo Draco —Pero todavía podríamos intentar hervirlo, si es un huevo de dragón entonces tal vez debamos mantenerlo caliente.

—Esa es una excelente idea.

Sonaba más excelente en su cabeza, habían llevado uno de los calderos de Draco a la guarida secreta y encendieron un fuego para poner a hervir el huevo dentro, esperaron a ver si algo sucedía, pero nada cambió, lo único que sucedió fue que el agua terminó completamente evaporada y tuvieron que esperar un buen rato para poder sacar el huevo del caldero porque estaba extremadamente caliente.

Intentaron otras cosas, como ponerle frazadas encima, lo encantaron para intentar mantenerlo callado mientras lo abrían para ver si dentro del huevo había algo interesante, pero por dentro solo era de color negro y de todos modos el encantamiento no duró mucho. Lo intentaron día tras día, Draco se fue a dormir todos los días que restaban de vacaciones con eso dándole vueltas en la cabeza.
Debía haber una manera y Draco estaba seguro de que el agua tenía algo que ver, Cedric le dijo que meditara con agua caliente, y el último día antes de iniciar clases de nuevo Harry había dicho que el sonido tan espantoso que salía le recordaba a las sirenas del lago negro.

—Qué problema...— murmuró Draco para si mismo, aún reflexionando sobre eso mientras miraba el techo de la cama.

—Maldita zorra...— escuchó a Nott, quién había entrado maldiciendo y azotando la puerta. Draco pudo haberlo visto porque no tenía las cortinas cerradas, pero no tenía ni el más mínimo interés en hacerlo.
—Desgraciada... Cómo se atrevió... Engañarme a mi... Si mis padres se enteran...

Así que de eso se trataba. Draco no estaba seguro de porque le molestaba tanto a Nott, era algo que eventualmente sucedería, si iba a continuar con su arreglo matrimonial más le valía acostumbrarse a eso.

—¡Tú qué miras! — Nott le gritó a Draco, y él solo levantó la mano y le enseñó el dedo de en medio, una cosita que había aprendido de Harry —¡¿Eso que se supone que significa?!

—Significa que te vayas a la mierda.
No pasó mucho tiempo antes de que Nott le aventara un libro con coraje y Draco se levantó de su cama para tomar el libro y lanzarlo de vuelta.
—¡Oye! ¡¿Quieres calmarte?! Yo no he hecho nada.

—¡Estás aquí y eso me repugna! ¡Traidor de sangre!

—¡Pues si tanto te molesta, pídele al profesor Snape que te cambie de lugar con Blaise! ¡Él merece estar aquí con nosotros más que tú!

Nott quedó indignado, pero por la manera en que se movía su labio inferior Draco podría decir que tal vez lo había lastimado. Nott solo tomó un cojín de su propia cama y se lo lanzó a Draco en la cara.

—¡Púdrete! — gritó Nott, y antes de que Draco pudiera decir algo más, Nott ya se había encerrado detrás de las cortinas de su cama.

La mañana siguiente, todos despertaron con una nueva columna en El profeta a cargo de Rita Skeeter, ya se le hacía raro que Nott no fuera metiendo la nariz por algún lugar solo por fastidiar. Aquella columna trataba sobre Hagrid, y el solo leerlo hizo que Draco sintiera una especie de retortijón nauseabundo en el estómago.
Había de todo, comparaciones de Hagrid con el profesor Moody, a quien a menudo se le tachaba de ser un loco que debería estar internado en San Mungo por los días que le quedan de vida, acusaciones de Hagrid siendo un completo horror en clase, teniendo un "reinado del terror para los estudiantes", tratándolo como si no fuera más que un animal salvaje, y Nott había contribuido a eso.

"el testimonio del respetable heredero del apellido Nott nos ha dicho lo siguiente <<Todos odiamos a Hagrid. El año pasado tuve que valerme de una sola pierna para caminar porque un hipogrifo me atacó. Estamos aterrados>> ..."

Era repulsivo, y pensar que Draco había sentido un poco de pena por él, se miró con Blaise al terminar de leer la nota, y ambos tenían la misma cara, debían estar pensando lo mismo, había que contraatacar, algo se les ocurriría más tarde.
En lo mientras, realmente no había muchas personas que hubieran leído la columna todavía, todos estaban más interesados en El quisquilloso, que se había vuelto bastante popular por tener algunas secciones bastante graciosas, habían acertijos, secuencias de imágenes que contaban historias y varias notas que eran de mayor interés para ellos que el aburrido periódico.

Sin embargo, ese día tenía clase de cuidado de criaturas mágicas, y para su sorpresa, Hagrid no estaba ahí, en su lugar había una bruja bastante vieja de aspecto altivo y ligeramente mezquino, pero aún intentaba sonreírle a las chicas.

—¿Quién es usted? ¿Dónde está Hagrid? — dijo Harry, siendo imprudente.

—Soy la profesora Grubbly-Plank — dijo con entusiasmo, antes de entrecerrar los ojos para mirar a Harry, claramente estaba molesta y peleando por no demostrarlo, pero a Harry no parecía importarle en absoluto, siguió intentando preguntarle exactamente que había pasado con Hagrid, pero esa vieja bruja se negaba a decirle.

Finalmente, cuando la profesora optó por ignorar a Harry, los llevó a todos cerca de donde estaban los abraxanes que tiraron del carruaje de Beuxbatons, y ahí cerca de ellos había un unicornio enorme y precioso. Muchas de las chicas exclamaron con sorpresa.

—¡Los chicos deben echarse atrás! Los unicornios prefieren un toque femenino— dijo la vieja bruja. Aquello era en general una falsedad, lo cual solo revelaba que esa mujer podría estar todo lo calificada que quisiera, pero no estaba actualizada.
De cualquier modo, esa no era la primera vez que Draco veía un unicornio, ya había visto uno en medio de un castigo, metido hasta las entrañas del bosque prohibido, aunque en esa ocasión lo había visto muerto y desparramado por el suelo. Ver uno vivo era un cambio interesante, pero no lo suficiente como para llamarle la atención tanto como Harry.

—¿Qué creen que haya pasado con Hagrid? — Harry tampoco se veía muy interesado en el unicornio.

—Creo que tiene que ver con la nueva noticia de Rita Skeeter— se atrevió a afirmar Draco, y todos ellos se volvieron a mirarlo con la esperanza de sacarle mas información —Creo que Blaise ha traído el periódico.

Y era cierto, Blaise siempre cargaba con el periódico, para lo que se ofreciera, siempre estaba bien hacer aviones de papel y lanzarlos a algún estudiante desprevenido, según el.
Los tres Gryffindor se agruparon para leer la nota y pudo ver cómo cada uno de ellos retorcía la cara con disgusto.

—¿Cómo rayos se ha enterado de eso? — preguntó Ron completamente anonadado —O sea, lo de que es un semi-gigante no creo que sea demasiado difícil de saber, pero ¿Y lo de su madre? ¿Y su expulsión? Es algo demasiado personal, ¿Alguno de ustedes lo sabía?

—Sí— dijo Harry —Lo dijo mientras hablaba con Madame Maxime el día del baile, pero creo que solo estábamos Draco y yo cuando lo dijo, y no creo que se diera cuenta de que estábamos ahí.

—Todavía pudo haberlo escuchado en otro lado— argumentó Hermione —Hagrid es un poco bocaza, sobre todo cuando está en el bar.

—Eso es cierto— le apoyó Ron.

—Cierto o no, la realidad es que Rita Skeeter tiene una habilidad inusualmente rara para saber cosas que no debería— aclaró Draco, y todos lo miraron de nuevo —Piénsenlo un momento, cuando sacó esa nota semanas antes del baile de navidad, las cosas que decía eran algo que no pudo haber sabido.

—Eso es verdad— admitió Hermione.

Pasaron el resto de la lección en silencio, mirando como las chicas chillaban alrededor del unicornio y a la profesora sustituta diciendo datos sobre los unicornios, sus cuidados y algunas cualidades de estos, pero había omitido el hecho de que la sangre de unicornio podría mantenerte vivo, maldito el resto de tu vida, pero vivo a final de cuentas, sin embargo, Harry pareció molesto el resto de la clase, tal vez era porque él también estaba mencionado y lo que decía era bastante cuestionable, decía algo sobre Harry estando en peligro al ser tan cercano a Hagrid, aunque también ponían en duda la bondad de Harry de alguna manera, como si intentaran volverlo una persona sospechosa de algo.

—Espero que ésta mujer de quede— dijo Lavender, lanzando su cabello por detrás de su hombro, para ese punto, todos se dirigían de vuelta al castillo para el almuerzo —Esto se parece más a lo que yo esperaba, criaturas hermosas como unicornios, no monstruos.

—¿Y qué me dices de Hagrid? — escupió Harry, sin poder contenerse. Lavender simplemente volteó a verlo y aunque ella no era mucho más alta que él, todavía se las arregló para mirarlo como si fuera insignificante. A Draco le hirvió la sangre.

—¿Hagrid? Puede seguir siendo el guardabosques, ¿No? Tu que dices, Parvati.

Parvati pareció un poco aburrida en realidad —Tal vez— respondió sin mucho interés.

—¿Lo ves? Esa bestia podría seguir por aquí, si es lo que te preocupa, Potter— bramó Lavender.

Harry pareció a punto de gritar, pero Hermione fue quien se le adelantó —¿A quien llamas bestia? ¿Crees que el hecho de que hayas sacado un aceptable el año pasado te da derecho a despotricar sobre un profesor?

Lavender enrojeció —¡No tiene nada que ver! Tu, dientes de conejo...

—¿A quien crees que llamas dientes de conejo? Lambiscona— para sorpresa de todos, quién había saltado para defender a Hermione había sido Pansy, y Lavender en cuanto la vio acercarse se echó para atrás, pero aún tuvo el suficiente orgullo para levantar la cabeza —Oye, Brown, sácame de una duda, ¿Qué tan cierto es que has estado fallando las notas solo porque a Hermione se le ocurrió empezar a encerrar sus apuntes con encantamientos que no entiendes?

Lavender ya están vuelta en rabia —¡Eso no es cierto! — gritó.

—¿No? Que pena, entonces supongo que eres más tonta de lo que pensaba. Quiero decir ¿Cómo se te ocurre que cuidado de criaturas mágicas solo iría de unicornios y cosas bonitas? ¿Qué no leíste la descripción de la clase antes de anotarte?

—¡Te lo advierto, Parkinson! — Lavender ya había sacado la varita y apuntado con ella a Pansy, pero ella también tenía su varita fuera, y Draco estaba más que seguro de que alguien acabaría en la enfermería, pero esa jamás sería Pansy, era extremadamente buena en los duelos.

—¿Quieres ver cómo termina? — advirtió Pansy, sin ningún tipo de titubeo, Lavender lanzó varias miradas desesperadas a Parvati, como si estuviera suplicando por un poco de ayuda, pero ella no estaba dispuesta a hacerlo. Entonces, Lavender bajó la varita y solo hizo una mueca de desprecio y corrió de vuelta al castillo.
—Eso pensé— murmuró Pansy, bajando la varita con una sonrisa victoriosa.

Hermione volteó a verla, asombrada —Gracias— dijo ella.

—No lo menciones— fue lo único que dijo antes de dirigirse al castillo también, por la expresión de Hermione, no era la respuesta que esperaba.

—No la entiendo— dijo Hermione mientras almorzaban —Va y se mete de esa manera, pero después es tan tosca cuando le agradezco, ¿Qué le pasa?

—Así es ella— dijo Draco —Es algo mezquina cuando no conoce bien a la gente, pero estoy seguro de que le agradas, Pansy jamás metería las manos al fuego por alguien que no considere digno. De cualquier forma, ¿Qué haremos con Hagrid?

—Deberíamos visitarlo— dijo Harry de inmediato, parecía que había estado esperando la pregunta de manera ansiosa —En cuanto terminen las clases. Para decirle que vuelva.

—Cierto, el pobrecito debe estar comiéndose la cabeza— dijo Ron —¿Recuerdan cuando el imbécil de Nott hizo enojar al hipogrifo? Estuvo deprimido todo el mes, no quiero imaginar lo que debe estar sintiendo ahora.

Todos estuvieron de acuerdo, y se plantaron frente a la cabaña de Hagrid a penas y terminaron clases, pero por más que tocaron la puerta, él no abrió, ni siquiera dio señales de estar adentro; sabían que Fang estaba ahí, rascaba la puerta y olfateaba por debajo, pero después de estar alrededor de veinte minutos esperando, tuvieron que regresar al castillo.
Harry estaba verdaderamente desanimado, y su ánimo cayó aún más al ver cómo es que Hagrid no hacía acto de presencia ni siquiera para comer, no había hecho sus rondas como guardabosques, no daba clases, no aparecía por ningún lado.
Pero ese no era lo único que resolver.

—Podríamos hacer que una nube lo ronde todo el día— Blaise había estado dando ideas sobre que hacer con Nott, él desgraciado había recuperado su habilidad para ser molesto con todos una vez que salió esa ridícula nota, y había estado siendo un dolor de cabeza.

—Bastante bonito— admitió Draco —Pero sería fácil de deshacer, haría un contra hechizo en cuanto se diera cuenta de que está solo sobre él. Tiene que ser algo sutil. Algo que no pueda controlar tan fácilmente.

—Revisaré mi libro de maleficios más tarde, tal vez se me ocurra algo— dijo Blaise.

Draco había pensado en poner un poco de veritaserum en la bebida de Nott, pero Blaise insistió en que era llevarlo demasiado lejos, podría decir algo que lo pusiera extremadamente vulnerable, Draco tenía la sospecha de que Blaise aún tenía sentimientos por él, de no ser por eso, dudaba mucho que Blaise tuviera algún tipo de piedad.

A mitad de enero había una salida a Hogsmeade, Harry había dicho que no iría porque quería resolver lo del huevo, pero ése día cambió drásticamente de opinión.

—Creo que estoy sobre la pista— dijo Harry en cuanto Hermione le cuestionó sobre eso.

—¿En serio? ¡Genial! — dijo ella —Aunque igual no deberías confiarte de eso.

—Todavía tiene tiempo, Mione— dijo Ron.

Todos ellos salieron del castillo, yendo hacia la salida de los terrenos pasaron junto al lago negro, y Harry se quedó mirando al barco de Durmstrang por un momento, Viktor Krum estaba ahí, sin ropa, solo con bañador y parecía estar calentando. El tipo ciertamente era grande, algo delgado como para ser un atleta de gran nivel, pero todavía parecía ser extremadamente fuerte; tomó vuelo y se lanzó al lago sin pensarlo mucho.

—¡Está loco! ¡Estamos todavía en enero, el agua debe estar helada! — dijo Harry, y Draco estuvo de acuerdo.

—Seguro que para él realmente está tibia— intervino Hermione y todos la miraron raro —¿Qué? El viene de un lugar aún más frío, no se me haría extraño.

—Pero todavía está el calamar gigante ahí abajo— aclaró Ron, quién también se veía perturbado por ver a Krum lanzarse al agua helada —El calamar y quién sabe que más hay ahí abajo.

—Un poco de todo— dijo Draco, él lo sabía, las ventanas de la sala común daban directamente al lago, a veces se podían ver a las sirenas hacer su vida.

No se quedaron mucho antes de partir hacia Hogsmeade, y una vez dentro del poblado se pasaron directamente a las tres escobas, Draco esperaba ver a Hagrid por ahí, el bar seguramente sería un buen refugio, pero no estaba por ningún lado, Harry también se veía desilusionado.
Pidieron sus cervezas de mantequilla y se sentaron en una mesa, dejando que el calor de sus bebidas les calentara el cuerpo.

—¿De verdad tienes una pista, Harry? — preguntó Hermione, quién realmente parecía no creerle.

—Claro que sí— respondió Harry, limpiándose la espuma de la boca —Estoy seguro de que tiene que ver con el lago. El chillido me recuerda mucho a las sirenas, pero aún no estoy seguro de que hay que hacer.

—A lo mejor hay que cruzar el lago nadando— sugirió Ron —Eso explicaría porqué el demente de Krum está nadando ahí.

—Pues si Harry va a tener que andar, lo mejor será que empecemos a buscar algún encantamiento para mantenerlo caliente— dijo Hermione —Aunque sea en febrero, el lago todavía tendrá el agua helada.

Harry se estremeció un poco, era normal, a Draco tampoco le haría gracia nadar con ese clima.

—Bueno, ¿Qué ese hombre nunca va a trabajar? — dijo Hermione de repente —¡Miren!

Señaló un espejo que había detrás de la barra, a través de él se podía ver en una esquina a Ludo Bagman junto con cuatro duendes, parecían estar hablando, pero los duendes no tenían buena cara, se veían molestos, aunque los duendes siempre se veían así de todos modos.
Quién se veía en problemas era el mismo Ludo, se veía tenso, Draco se preguntó si ese hombre realmente pudiera entender a los duendes, muchos de ellos no hablaban más idiomas que el duendigonza y Bartemius Crouch no parecía estar en ningún lado para ayudarlo. Entonces, el hombre volvió la mirada y la cara de le iluminó al ver a Harry ahí, se levantó de la mesa y se dirigió hacia la de ellos en seguida.

—¡Mira nada más! ¡Harry! Esperaba encontrarme contigo— dijo Ludo, parecía un niño enorme —Me preguntó, ¿Podría hablar contigo en privado?

Draco percibió a Harry removiendo se un poco incómodo, lo cual lo puso alerta.
—Claro— aceptó Harry, y después de darle una rápida mirada a Draco, se levantó de la mesa y se dirigió hacia otra esquina para hablar.

—Es en serio, ¿Qué pretende ese hombre? Ahora veo porque Percy no lo aguanta— dijo Hermione —Está aquí, en un bar en Hogsmeade sin encargarse de sus asuntos, habiendo tanto por resolver.

—No creo que esté aquí por gusto— dijo Draco.

—Concuerdo— le siguió Ron —No cualquiera se sentaría a hablar con duendes solo para pasar el rato.

—¿Qué con ellos? — preguntó Hermione, parecía dispuesta a defender a los duendes, como si fuera a tratarse de otra disputa como la de los elfos.

—Los duendes son... Eh... — Ron titubeó al ver la mirada de Hermione, y miró a Draco de reojo pidiendo ayuda.

—Son algo difíciles de tratar— agregó Draco —Muchos de ellos no tienen en buena estima a los magos y brujas, tienen leyes muy distintas a las de nosotros y chocan constantemente. El ministerio intenta de todo para negociar, hay muchos tratados con ellos pero de alguna manera siempre encuentran la manera de saltárselos o de organizar nuevas revueltas.

—Ja. Así que es eso— dijo Hermione, pensando en voz alta —¿Qué querrán con Bagman?

—Ni idea— admitió Draco.

Tardaron muy poco en averiguar, Harry había vuelto con ellos y no fue difícil convencerlo de que les dijera que habían hablado.

—El señor Crouch está desaparecido— dijo él —Los duendes lo están buscando, pero Bagman no tiene ni idea de en donde está. Percy dice que está enfermo, pero Bagman cree que pudo haber ido a buscar a Bertha Jorkins.

—¿Aún no la encuentran? — preguntó Draco, había escuchado a su padre hablar de esa mujer muchas veces, la catalogaba como una medusa, completamente falta de cerebro.

—No. Aún no— dijo Harry —Aunque creo que se le ha ido la lengua. En realidad quería hablar sobre el huevo de oro, me preguntó si ya lo había resuelto y que si necesitaba ayuda.

—¡¿Qué?! — exclamó Hermione —No lo creo, ¿El quiere que hagas trampa? ¡Y es uno de los organizadores!

—Hermione, de verdad deberías ordenar tus prioridades— le respondió Ron, y ella lo miró molesta, pero está vez Ron no se dejó intimidar —¿Qué? ¿Se te olvida que Harry está metido en esto en contra de su voluntad? Un poco de ayuda me parece lo menos que podría hacer ese señor.

Draco estuvo secretamente de acuerdo con él.
—¿Y qué le haz dicho? ¿Te dijo como resolverlo? — preguntó Draco.

—No he aceptado la ayuda— admitió Harry, un poco inseguro.

—¡¿Qué?! — ésta vez era Ron —¿Por qué hiciste eso?

—No me pareció muy confiable— admitió Harry.

—Harry, es uno de los organizadores, ¿Cómo no va a ser confiable? — dijo Draco, quién estaba igual de confundido que Ron.

—Sé que parece imbécil, pero quiero que lo piensen un momento— dijo Harry, intentando apaciguarlos —Winky dijo que Bagman no era tan bueno como parece, ¿No? Le he dicho de eso a Sirius, y el cree que es alguien de quién sospechar, justo ahora él y mi tío Moony están investigándolo. Ésta no es la primera vez que me ofrece ayuda, antes de que empezara la primera prueba también lo intentó.

—¿Y qué con eso? — preguntó Hermione, quién estaba interesada, pero igual de confundida.

—Bagman estuvo organizando el torneo de quidditch, y todos vieron como terminó— dijo Harry, y todos se removieron incómodos —También está organizando éste torneo, piénsenlo, si alguien podía tener acceso al cáliz de fuego sin que nadie sospechara, era él, el pudo haber metido mi nombre, incluso podría estar intentando darme pistas falsas.

—Eso tiene sentido— admitió Hermione, y todos estuvieron visiblemente incómodos.

Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora