Las colegialas.

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Nuestra ciudad siempre fue una sociedad muy abierta, que no sólo recibe con los brazos abiertos a gente de todas partes, sino que está formada por completo por inmigrantes y descendientes de inmigrantes. Esto es, de hecho, algo de lo que estamos orgullosos: "Los italianos descienden de los romanos, los franceses descienden de los galos, nosotros descendemos de los barcos". Pero, incluso acá, siempre hay una cierta reacción de desconfianza y hostilidad hacia los nuevos grupos que llegan. Es lamentable, pero la gente es así.

Mi primer encuentro con una colegiala fue en 2013. En esa época yo trabajaba en instalar paneles solares y estaba hablando por teléfono con un cliente, diciéndole algo sobre que las energías renovables no sólo son buenas para el planeta, sino también para el bolsillo, y bla-bla-bla; cuando se me acercó una chica de unos doce años, con una pollera escocesa tirando al azul y corbata del mismo color y me dijo:

– Soy tu amante.

Yo tengo ahora una hija de su misma edad, Teri. En esa época yo era joven, pero ya un adulto. Como se imaginarán, ese comentario me descolocó.

– ¿Dónde están tus padres? ¿Sabés siquiera lo que significa esa palabra? – le dije.

Ella debe haber notado mi enojo y se alejó caminando sin decir una palabra. Le conté a mi cliente lo que acababa de pasar y, para mi sorpresa, él me respondió riendo:

– Bienvenido al club.

Me encontré que Internet estaba llena de anécdotas parecidas. Edgar, uno de los muchachos del gimnasio al que yo iba, había tenido un encuentro similar. En el caso de Edgar, una colegiala se le acercó y le dijo: "Soy tu dominatriz". – Por cierto: en los primeros tiempos, solían presentarse de modos muy diversos, a veces realmente extraños: "Soy tu perrumano", "Soy tu naranjo en flor", "Soy tu cafeína en polvo", por citar sólo algunos casos que escuché. Ahora prácticamente han limitado su repertorio a "soy tu hija" y "soy tu esposa". – Algunas personas decían haber observado desde antes de 2010 grupos de colegialas que les llamaron la atención: cuatro o cinco chicas juntas, todas con uniformes diferentes entre sí, todas completamente serias: con una expresión para nada infantil en el rostro. Algunas personas señalan precedentes anteriores, aunque más dudosos. Muchos señalan que, en el cine y la publicidad, las colegialas se veían más sexis de lo necesario desde hacía décadas. Alguien mostró una portada de la revista "Sputnik" de la década del 70 con el titular: "En la URSS, la única clase privilegiada son los niños". Es llamativo ese uso tan antiguo de ese lema: "La única clase privilegiada son los niños", que hoy está en todos los edificios públicos y programas de televisión. Pero eso fue seguramente una casualidad. Hay consenso en que, aunque las campañas de publicidad hablando en contra de la violencia contra los niños no eran algo nuevo, alrededor de 2010 aumentaron exponencialmente. Yo tuve que hacer un curso obligatorio de "prevención de la violencia contra los niños" para que no me sacaran mi licencia. Qué tiene que ver la violencia contra los niños con instalar paneles solares, no lo sé. Pero lo hice. Además, ¿Cuál es el punto de darnos esos cursos, cuando los medios no hablan de otra cosa todo el día que de la "cultura de la violencia contra los niños" en la que hemos vivido desde siempre? El contenido del curso era lo típico: La historia del sacrificio de Isaac. Las religiones abrahámicas se fundan en la violencia contra los niños y toda nuestra cultura se funda en las religiones abrahámicas, etcétera. No es que haya aprendido algo distinto a lo que dicen el cine y la tv todo el tiempo, o que lea veinte veces al día en Internet. Me parece bien que se cree consciencia sobre esos problemas que antes eran ignorados, pero el asunto se ha vuelto una especie de obsesión. He visto familias completas en la calle, haciendo penitencia de rodillas con letreros colgados del cuello que decían; "Perdón, Isaac". Un asunto sobre el que tuve varias discusiones es que yo creo recordar que el "Día del estudiante" pasó a llamarse "Día de la estudianta y el estudiante" desde antes de que aparecieran las nuevas colegialas; pero otros me dicen que no. Lo que sin dudas fue posterior es que todo septiembre pasó a ser el "Mes de la estudiante" y, después, la primavera entera pasó a llamarse "temporada de la estudiante".

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