Compañero de clase

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Me despedí de mi madre dándole un beso en la mejilla antes de subir al autobús con mi mochila colgada del hombro. 

Saludé a una de mis amigas, quien ya estaba dentro del mismo.

Sentadas en los asientos más cercanos a la salida trasera conversamos sobre la cita con su novio. Tuvieron un momento romántico viendo una película, y después compraron la cena al pasar por un local. Ambas nos reímos por lo último. 

Nuestras otras dos amigas subieron y nos saludamos y abrazamos entre risas, les habíamos guardado lugares para que pudieran sentarse cerca y continuamos con la conversación entre las cuatro.

Al poco tiempo, llegamos al colegio entre chismes y risas, después nos dirigimos cada una hacia nuestra clase, ya que teníamos materias distintas y, desgraciadamente, nunca coincidíamos.

Nos despedimos y quedamos para encontrarnos en el almuerzo.

Aceleré el paso para llegar al aula a tiempo, antes que el profesor, y me encontré con el chico que me gustaba desde hacía un par de meses.

Sever Lovegood.

El chico que siempre se sentaba al fondo de la clase y sacaba las mejores notas, con su cabello rubio ondulado cayendo sobre sus hombros y con una goma de mascar en la boca. 

Sus bonitos labios finos mostraban una fría sonrisa todo el tiempo.

En aquel momento, su esbelto cuerpo se encontraba apoyado en el marco de la puerta con el celular en la mano y la mirada sobre la pantalla. Su cabello tapaba parte de su rostro, pero cuando sintió mi presencia levantó la vista y me miró. 

Se me dificultó dar un paso más, y me quedé quieta, atrapada en su mirada azul.

Su mirada era tranquila, pacífica, pero aún así sentí un escalofrío en el segundo en que sus ojos se encontraron con los míos. Fue electrizante.

El profesor apareció detrás de mí con un gesto de aburrimiento y carraspeó con la garganta, esperando por nosotros. 

Sever cortó el contacto visual y se dirigió a su asiento en el fondo.

Entré segundos después y vi que mi lugar estaba ocupado, también el resto de los asientos y el único disponible era en el fondo, junto a Sever Lovegood.

Me acerque a él completamente avergonzada por lo que estaba a punto de preguntar.

—¿Podría sentarme contigo...? —Sabía que tenía las mejillas rojas de la vergüenza, y que me estuviera mirando fijamente con un brazo sobre el respaldo de la silla junto a él, donde su mochila se encontraba, lo empeora. —Será sólo por hoy —aclaré.

Sin decir una palabra, bajó la mochila de la silla y la dejó en el suelo a su lado, me senté sin atreverme a mirarlo y saqué un cuaderno del interior de mi mochila. No podía respirar ni mirarlo de lo avergonzada que estaba.

El profesor explicó un tema nuevo, ayudando un poco a mis nervios, y luego nos dio una cartulina para realizar una tarea de a dos.

¿Por qué justo ese día tuve que quedarme sin mi lugar habitual y tener que sentarme con Sever Lovegood?

Quería que me tragara la tierra.

Trabajamos en ella, comentando la información que podría resumir lo explicado por el profesor y deteniéndonos cada tanto para anotar información en una hoja como borrador.

—Creo que deberíamos hacer un mapa conceptual —comentó, su voz era increíblemente grave, mirando y leyendo el borrador entre sus manos. —Sería más fácil resumirlo de esa manera.

Relatos de terror y suspenso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora