Capítulo 21: Viaje

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No pude dormir esa noche pensando en la cruel amenaza de Lilith.

No sabía qué hacer, ¿Y si se lo decía a ellos? Podrían verme como un traidor que trajo a esa demonio para hacerles daño.

Tal vez Rigel no me creería teniendo de recuerdos a una Lilith más mansa.

No quería preocupar a Arty, pero si ellos conocían nuestro paradero, no faltaba mucho para que llegaran y se la llevaran.

Tenía que convencer a Rigel como sea, todos debíamos salir de aquí.

A la mañana siguiente cuando bajamos a desayunar, nos encontrábamos sentados en una mesa comiendo mientras Rigel nos miraba con absoluta seriedad.

Seguía creyendo que yo me había acostado con Arty.

—¿Se cuidaron? —Nos preguntó, rompiendo el silencio. Artemisa lo miró feo y yo sólo alcé las cejas.

—¡No hicimos nada! —Ella se defendió y yo traté de no reírme. Rigel seguía serio.

—Rigel, no sé por qué te quejas si seguramente anoche andabas cogiendo con al menos tres mujeres —Le dije eso y noté que se molestó. Le sonreí con malicia—. ¿Te cuidaste?

—Mira, idiota, yo no me embarazo —Empecé a reírme al escucharlo, pero eso sólo empeoró las cosas.

—Pero seguro que no tienes problema en que todo el continente sea descendencia tuya —Rigel golpeó la mesa y yo volví a reírme.

—Oigan, ¡Ya! —Arty nos interrumpió a ambos—. Estamos comiendo, ¡No peleen!

—Rigel empezó —Me defendí y éste me fulminó con la mirada.

—¡Pero a ti te gusta la guerra! —Rigel me dijo eso y yo alcé los hombros.

—A mí sí —Me hice el loco y eso lo molestó. Sonreí con malicia.

—¡Luz! —Artemisa me miró con seriedad—. ¡Ya!, ¡No le busques más problemas a Rigel!

—Ok... —Suspiré mientras jugaba con la comida y seguía mirando a Rigel—. Este lugar no es seguro.

—¿Y ahora por qué dices eso? —Se notaba que Rigel estaba cansado de mí.

—Porque la inquisición me está buscando y en cualquier momento pueden aparecer aquí y hacernos arder a todos —Eso los hizo sospechar a ambos y traté de no mirarlos por la mera vergüenza—. Me da igual si te matan, pero no quiero que lastimen a Arty, es la única que me ha tratado como una persona normal a pesar de saber que yo soy un monstruo.

—¿Y qué torturas les hacen a las mujeres? —Rigel empezó a preocuparse y yo no quise hablar por miedo y vergüenza—. ¿¡Qué les hacen!?

—Yo me supongo que ya sabes qué, imagina lo mismo que te hice a ti pero mucho peor —Su mirada se llenó de terror y luego miré a Arty—. Algunas corren con la suerte de que las matan sin tener que torturarlas, como Soleil, por ejemplo, que sólo fue llevada a la hoguera y ya, pero otras, dependiendo de la perversidad de quien les atrapó, corren un peor destino que la muerte.

—¿Y por qué de repente ahora nos dices eso? —Me preguntó Artemisa mientras me miraba con miedo. No podía decirle lo de Lilith.

—Tuve una pesadilla y mis pesadillas son premonitorias —Ambos me miraron con terror y Rigel se levantó.

—Iré a buscar a alguien que pueda sacarnos de aquí, es verdad lo que dice, los inquisidores pueden estar buscándolo —Rigel se retiró y sólo nos quedamos Arty y yo en la mesa.

—¿Y por qué querrías protegerme? —Me preguntó ella—. Somos enemigos y aún tengo tu corazón —Me mostró el bolso con el corazón latiente dentro y yo fruncí los labios—. Tú no ayudas a nadie, eres una mala persona.

Los secretos de la hoguera #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora