Capítulo 11: Pecado

46 7 7
                                    

Desde que Rigel apareció, las cosas tomaron un rumbo misterioso. Intentaron matarlo y no sabía hasta qué punto lo habían hecho para molestarme.

Si ese demonio sabía quién era él, seguramente sabía quién era yo.

Lo que me preocupaba era que se trataba del líder de todos los demonios. No era cualquier amenaza.

Fui a asomarme a ver cómo estaba y lo vi dormir con Arty. Tenía lágrimas en la cara que indicaban que se había quedado dormido mientras lloraba.

Rigel era demasiado sensible, a veces parecía alguien fuerte y despreocupado, pero todo lo contrario.

Se encariñaba fácilmente de cualquier persona y se preocupaba demasiado por sus seres queridos. Yo no podía hacer eso.

El tiempo me había vuelto alguien duro, podía parecer una persona sin sentimientos y aunque albergaba algo, no era como Rigel que lo gritaba a los cuatro vientos.

Rigel fue mejorando con el tiempo, sólo era un trauma pasajero, y con lo carismático que era, volvió a recuperar su chispa alocada.

El único problema era que ahora andaba coqueteándole a Soleil. Era un desgraciado.

—Oye, ¡Ya deja de molestarme! —Soleil se molestaba con sus insinuaciones—. Sí eres fastidioso...

—Ay, sí, puras excusas —El Rigel sólo se burlaba de ella mientras se comía lo que estaba preparando. Yo estaba picando algunas cosas para ayudarla y empezaba a fastidiarme la actitud de éste—. Pero fuera Skailor el que te coqueteara y caes desmayada bajo su merced.

—¿¡Qué te pasa!? —Soleil le metió un golpe y lo empujó—. ¡Él es un consagrado!

—Que sea consagrado no significa que no sepa cog... —Se calló al ver que lo fulminé con la mirada—. Ok, me callo.

—¿Disculpa? —Pero Soleil quedó boquiabierta con lo que dijo—. O sea, ¿Él es sodomita?

—¡Nooo! —Rigel lo negó de inmediato y yo suspiré—. No hablo de que haya hecho algo conmigo..., me refiero a que..., bueno, antes de ser cura tuvo sus amantes.

—Rigel, por favor —Me estaba haciendo quedar mal el muy maldito—. Cállate.

—Te estoy ayudando a conseguir novia —Lo miré con terror al escucharlo decir eso—. No me mires así, a mí no me engañas, la chica te gust...

—¡Rigel! —Le lancé el cuchillo y éste lo esquivó—. ¡Cállate ahora o te cortaré la lengua!

—¡Oigan!, ¡Tengan cuidado! —Artemisa iba pasando cuando vio el cuchillo volando y clavarse en la pared—. ¡Esta no es taberna para que se anden lanzando cuchillos!

—En serio son terribles los dos —Soleil rodó los ojos y salió de la cocina bastante molesta. Ambos nos quedamos mirando lo que hizo.

—¿¡Viste lo que hiciste!? —Regañé a Rigel y éste se hizo el loco—. ¡Nos van a terminar echando por tu culpa!

—Yo no hice nada —Y me mintió el descarado. Me dieron unas ganas de golpearlo por eso—. Pero si no te pones las pilas, me voy a quedar con ella.

—Soleil no es un objeto que se pueda elegir como si nada, es una persona, ¡Respeta! —Rigel rodó los ojos y yo me sorprendí. Se estaba pasando.

—No estoy diciendo que sea un objeto, sólo es muy bonita y me gusta...

—Tú no quieres nada serio con ella, idiota.

—¡Tú ni siquiera sabes si quiero algo serio o no! —Lo noté irritado y eso era raro—. Oye, me encuentro un poco alterado aún, ¿Sí?, ¡Vi cómo asesinaban a mi novio sin poder hacer una mierda para salvarlo!, simplemente tengo ganas de matar a alguien, no sé, ¡Desestresarme un rato!

Los secretos de la hoguera #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora