𝐃𝐫𝐨𝐰𝐧𝐞𝐝 - (ᴛʜᴇ ꜱᴜᴍᴍᴇʀ ɪ ᴛᴜʀɴᴇᴅ ᴘʀᴇᴛᴛʏ)

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟒. 𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚒ó𝚗

ʺ𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍𝐄𝐃ʺ [𝘛𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘮𝘮𝘦𝘳 𝘐 𝘵𝘶𝘳𝘯𝘦𝘥 𝘱𝘳𝘦𝘵𝘵𝘺]

| | 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟒 | |

ʺ𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚒ó𝚗.ʺ

Organizaba meticulosamente las cosas que llevaría en mi mochila, contando con los consejos de mi padre, quien era extremadamente organizado. Siempre me recordaba llevar lo esencial, lo que contrastaba con mi naturaleza caótica. Por lo tanto, trataba de escuchar sus consejos y aprender de su sentido de organización.

—No te olvides el peluche.— Mencionó mientras me entregaba un pequeño osito que había comprado para regalárselo a Connie. Era Gruñosito de los Ositos Cariñositos. Al verlo, inmediatamente me recordó a él, así que decidí comprarlo. Había planeado darle el peluche en Navidad, pero faltaba para eso, y mi ansiedad no aguantaba la espera.

Abracé a mi padre, me dirigí hacía el Uber con mi mochila y el osito en mis mis manos. Agité la mano en señal de despedida mientras el auto arrancaba.

El viaje en el automóvil fueron puros nervios y manos temblorosas, mientras mi cuerpo experimentaba escalofríos y mi corazón latía intensamente. Estaba impaciente por ver a Conrad, pero los nervios también se intensificaban, teniendo miedo de no puder resistir la urgencia de besarlo al verlo.

Durante la hora que duró el trayecto, luché por mantener la calma. Finalmente, llegamos a la universidad. Le pagué al conductor y le agradecí por el viaje, tomando mis pertenencias antes de salir del vehículo.

El campus estaba abarrotado de personas que se movían de un lado a otro. Me sentí abrumada por las miradas que parecían identificar que era ajena a ese lugar. Busqué a Connie con la mirada, y ahí estaba, sentado en uno de los bancos, también buscándome con la mirada.

Sigilosamente, me acerqué a él y, desde atrás del banco de madera, tapé sus ojos con mis manos.

—¿Quién soy?— Exclamé. Connie se sobresaltó ante mi contacto, pero no apartó mis manos.

—Mmm, es difícil de adivinar.— respondió entre risas.

—Te doy una pista, soy increíblemente hermosa.— Alardee entre risas.

—Entonces es fácil, ¿Brook?— pronunció el nombre con un toque coqueto. Mis mejillas se tiñeron de rubor ante su elección, la cual convirtió mi juego en un halago.

—¡Acertaste!— Exclamé, girando hacia él. Se puso de pie para abrazarme, y yo correspondí al abrazo.

—¿Y cuál es mi premio?— Inquirió con una sonrisa juguetona. Mis mariposas internas se removieron en mi estómago.

—¡Este!— Respondí al entregarle el pequeño osito de peluche. Su expresión se llenó de ternura al tomar al osito en sus manos.

—Me encanta. Gracias.— Murmuró mientras volvía a abrazarme. Luego, tomó mi mochila y la cargó sobre sus hombros.