Capítulo veintiocho

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El beta tenía minutos simplemente observando al alfa que estaba sentado, leyendo de manera concentrada el libro que sostenía en sus manos. No lo miraba ni leía los documentos que le había llevado de manera urgente y que ya había dejado en su escritorio.

—Craig, ¿qué se supone que estás haciendo?

Por su parte, el alfa de cabello azabache decidió ignorar al castaño que tenía delante de él y pasó la página en el libro.

—Ya revisé los informes—mencionó, esperando que el hombre entendiera que no quería ser molestado.

Sin embargo, Clyde no se conformaría con una respuesta tan vaga. Se acercó al escritorio, entrecerrando los ojos mientras intentaba leer el título de la cubierta del libro.

—...Disciplina sin lágrimas... ¿Una guía imprescindible... para orientar y alimentar... el desarrollo mental de tu hijo? ¿En qué demonios estás perdiendo el tiempo?—le cuestionó, evidentemente confundido.

¿Perder el tiempo?

—Clyde, solo ven a dejar los papeles—aún era temprano para que aquel hombre lo sacara de sus casillas.

—Oh.

Miró de reojo cómo el beta se llevaba una mano a la boca, fingiendo sorpresa.

—Así que finalmente has abrazado tu paternidad—cerró el libro y ahora le prestó toda su atención al castaño. Mas este lo miraba con sorna. —Aunque era obvio desde hace tiempo que ya querías a tus sacos de células gemelas, solo que eres un ciego y lento.

—Son mellizos—corrigió, lo mejor era ignorar a su amigo, se aburriría y lo dejaría en paz en cuestión de segundos. —Y ya tienen forma.

—¡Ja! Ahora incluso metes las garras a la mínima cosa, vas bien futuro papá—Clyde empezaba a temblar, lo que delataba su futura burla histérica.

—Craig, una de tus secretarias me dijo que te diera esto—afortunadamente, Token había hecho acto de presencia al entrar a su oficina. El moreno observó extrañado al castaño. —Ahora, ¿qué le pasa a este?

Apenas recibió en sus manos el sobre que le dio el otro alfa, lo abrió con desesperación, buscando tener en sus dedos esas imágenes que ya anhelaba ver desde hace dos días.

Eran los ultrasonidos de sus cachorros.

Miró conmovido el contenido del papel, trazando con sus dedos la forma que se dibujaba de sus hijos.

—Míralo, Token, todo un padre orgulloso y amoroso de sus cachorros, como si no fuera la misma persona que cuando recién se enteró de que sería padre, realizó todo un plan manipulador para casi obligar a Tweek a abortar—se burló el castaño.

—Tú también le diste ideas—recriminó el alfa moreno.

—Sí, pero que te digan que tu tío dio la idea de que te abortaran no suena tan mal, es hasta cómico. En cambio, si te dijeran que fue idea de tu papá, es abominable—dictaminó el beta despreocupado.

Desentendiéndose de la conversación con sus amigos, buscó en uno de sus cajones un pequeño marco que había comprado horas atrás y enmarcó la imagen del ultrasonido.

Sus cachorros.

Sus hijos, y ahora iban a ser su todo.

Aún le sorprendía el cambio radical de pensamiento que tuvo de sus pequeños en menos de cuarenta y ocho horas.

Pero ahora era inevitable no sentir ese calor dentro de su corazón.

Aunque claro, con el nacimiento de su amor paternal, también surgieron otros pensamientos intrusivos alrededor de la pregunta: ¿Sería un buen padre?

Operación: Ser madre...¿¡Y esposa!? [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora