En secundaria, detestaba con toda su alma las carreras de relevo. Las odiaba, ya que implicaba hacer un gran esfuerzo físico, donde tenía que correr a una velocidad extraordinaria para asegurar la victoria del equipo. La desesperación, la presión y el sudor, al final, lo volvían su mayor némesis.
Pero de algo le había servido.
Porque más de una década después, otra vez, se encontraba corriendo con el mismo ritmo desenfrenado, casi empapado en sudor y con su corazón oprimido. Atormentado de la más pura adrenalina provocada por la angustia de las múltiples posibilidades en su mente.
Todo con el fin de ganarle la carrera al tiempo, y llegar lo más rápido posible con Tweek.
—¡¿DÓNDE ESTÁ TWEEK TWEAK!?
Golpeo con fuerza sus manos en la barra de recepción, alertando a las personas aledañas. Ni siquiera le importo interrumpir la conversación de la trabajadora, con uno de los pacientes.
Era imposible que le pidieran calma.
No cuando recibió la llamada desesperada de la madre de Tweek, quien le notifico de su ingreso a urgencias.
—S-señor, yo...
El problema, era que la mujer en el mostrador era una omega al borde de las lágrimas, con la mirada abajo en muestra de sumisión total y miedo.
Lo que no era extraño, porque sus feromonas de alfa estaban enloquecidas por el terror, un sentimiento tan negativo que lograba que la gente lo viera como forma de dominio. Uno que los dejaba inmóviles.
En una situación normal, sería plenamente consciente de lo mal que era gritarle a las personas, más por algo que no era de su control total. Sin embargo, al ver a la chica enmudecida y con sus ojos pegados al piso, no hizo más que hervirle la sangre del coraje de no tener noticias.
Pero antes de que pudiera levantar la voz, alguien más acudió en remplazo de la recepcionista.
—¿Craig?
Helen Tweak apareció detrás de él, tratando de tapar su nariz con una mano. Su ceño hacia abajo le mostró que ella de igual manera estaba a nada de ceder a sus feromonas.
—La doctora Harrison me dijo que te guiará a su oficina cuando llegarás, ya le envié un mensaje. No te preocupes, Tweek debe estar bien en sus manos.
Apenas escucho eso, no dudo en seguirla en silencio. A pesar de todo, la forma tensa de sus pasos mostraba su ansiedad al mundo. Quería destruir cada cosa que se le pusiera enfrente.
—La misma doctora me menciono que solo tú podrías pasar. Así que yo me quedaré afuera en espera de noticias.
No pudo contestar nada, más que asentir en acuerdo.
—Por favor, cuida bien a mi hijo—señalo la mujer con la perfecta combinación de la tranquilidad y la preocupación. —Es mi único cachorro.
—Lo haré—juro en un tono confirmatorio. Manifestando la verdad de sus palabras y el brillo de la promesa en sus ojos. —Yo siempre voy a protegerlo.
Asegurando eso, pudo despedirse de la futura abuela de sus hijos por ese momento.
Si todo estuviera bien en los siguientes meses, talvez podría llamarla suegra. Claro, siempre y cuando de verdad las cosas marcharán como deseaba.
Espero a la doctora por un tiempo que se le hizo eterno, y la pasividad que trataba de mantener se vino abajo cuando vio a la obstetra salir de uno de los pasillos. Avanzo de inmediato a exigirle las noticias, no obstante, la mujer puso su mano al frente en señal de que se detuviera.
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Operación: Ser madre...¿¡Y esposa!? [Creek]
FanficTweek Tweak (27 años) es un omega antipático de su propia vida, la cual ha vivido con varios arrepentimientos. Harto de ello, decide dejar su trabajo de oficinista en la gran ciudad de New York, para regresar a su ciudad natal. Pero antes busca cum...