Capítulo cuarenta y siete

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Muchas veces en el pasado, había escuchado como los primeros días siendo padres de un recién nacido era sinónimo de no tener descanso.

Bueno, ellos eran padres primerizos, y no de uno, sino de dos recién nacidos.

Dos cachorros. Dos bebés que lloraban a todo pulmón, si no obtenían lo que querían.

Esos días de inicio, bien podría decir que fueron infernales para sus horas de sueño habituales. Ni siquiera quería verse al espejo, porque lo más seguro es que tuviera unas grandes bolsas negras bajo sus ojos.

-Yo voy -Craig respondió casi de inmediato al llanto del primer cachorro.

Con sus pocas fuerzas, se dio media vuelta en su nido con la finalidad de seguir la espalda del alfa con los ojos.

Aún no podía creer el tiempo que pasó desde la primera vez que pisaron la casa, cuando dejaron el hospital, hasta hoy en día.

Mes y medio, para ser exactos. Todavía recordaba esos primeros minutos de llegar a su hogar.

" -¡Tweek!

Red lo recibió con una sonrisa, la cual se apagó, al ver sus ojos hinchados por las lágrimas que había derramado por casi medio camino de regreso.

-¿Paso algo malo?

-No, no, solo estoy cansado-mintió. Desde su discusión con el alfa de Pip, lloro hasta caer dormido.

No fue un camino placentero para sus sueños, pero el calor de Craig en su cuerpo pudo aminorar ese dolor en su corazón. Solo de esa forma consiguió levantarse y caminar de regreso a su hogar.

Agradeció genuinamente a la mujer por recibirlo con comida preparada, no obstante, su mente estaba más concentrada en aquel lugar que abandono por semanas: su nido.

No fue feliz al ver la suciedad y el deterioro en que se encontraba. El polvo casi blanco reino en los muebles y piso de ese espacio desolado. Tal cual no fuera pisado desde hace meses, sin embargo, no podía culpar a cualquier persona, más que así mismo por no permitir el ingreso de nadie a ese lugar.

Y un error cometido por su egoísmo, tiene que ser arreglado por él mismo. Aun así, agradeció de sobremanera que, sin preguntar, Craig también entrara a ayudar con su desastre.

Se deshicieron de las mantas que nunca doblaron y esas sábanas en la cama que no fueron puestas de forma correcta, con el fin de reemplazarlas por nuevas.

Quería reorganizar por completo la habitación, pero aquello les tomaría más de un día. Lo que era imposible dada su situación. Por lo que tenía que conformarse por ahora con lo máximo que alcanzaran, para poder pasar a sus cachorros a dormir en sus respectivas cunas. Quienes eran cuidados por Red, y aunque confiara en ella, no podía evitar ceder a sus instintos de ir cada pocos minutos a ver si no les había pasado nada.

Un gruñido por parte del alfa llamó su atención. Cuando volteo en su dirección, la vergüenza resaltó en sus bicolores ojos. Estaba sosteniendo el viejo abrigo de Christopher.

Se paró de inmediato de donde limpiaba para ponerse frente a él.

-¡Tíralo! ¡Quémalo! Hazle lo que quieras... - avisó, tapándose el rostro con las dos manos. -Lo siento mucho, Craig. De verdad, yo...

-Está bien.

En cuanto le respondió, vio como agarraba esa ropa, de igual forma con otras ajenas a ellos dos y salía de la habitación. Se iba a deshacer por su cuenta de esas prendas. Suspiro, mejor se puso a ver otras cosas que estaban en desorden.

Operación: Ser madre...¿¡Y esposa!? [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora