Capítulo doce

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Los siguientes días habían seguido con suerte la misma rutina. Cuando despertaba, el alfa ya no estaba a su lado y él lo agradecía, no le agradaba ese hombre.

Pero aunque renegara demasiado a Craig, le gustaba mucho su aroma, tanto que cuando escuchaba su auto salir era su momento favorito para voltear al lado vacío de la cama y olfatear un poco, también solía acurrucarse en ese lugar.

No sentía culpa, puesto que se excusaba a si mismo con lo que le había dicho la doctora respecto a las feromonas y el embarazo. 

Lo siguiente en su itinerario mental del día, era salir de la cama para después ir a desayunar y se iría a Tweek Bros a trabajar. Regresaría por las tardes antes de que Red se fuera, comería y la ayudaría a limpiar, porque sentía esa necesidad de no sentirse tan inútil y porque por una razón que desconocía, no le gustaba que la mujer se acercara a el cuarto que usaba para dormir.

Aunque Red fuera una beta y como tal no tuviera feromonas, le incomodaba la idea de tener otro olor que no fuera el suyo y muy a su pesar, el de Craig.

Pero era algo que no admitiría en voz alta.

Tampoco permitía que se acercará al cuarto que supuestamente sería para sus cachorros.

Le avergonzaba sentirse tan territorial sobre ciertos espacios de esa casa que no era suya, pero había investigado que era normal en omegas en cinta. Era esa necesidad de sentirse protegido y resguardado en su espacio seguro, como un mecanismo de defensa instintivo. Aún no sabía cuando empezaría a anidar como tal, pero supuso que esos eran los primeros pasos para hacerlo.

Sólo había anidado una vez en su vida, hace muchos años atrás cuando  iniciaron sus primeros ciclos del celo y además lo había hecho con sus propias prendas. No sabía como funcionaba la dinámica estando embarazado, que se supone que usaba la ropa de "su" alfa, que no era su alfa, para construirlo.

Pero ese era problema para su yo del futuro.

Bueno, volviendo a sus actividades del día...

En las noches, cuando Red se fuera, era su mejor momento del día porque podía cocinar.

Le gustaba esa cocina, estaba equipada tres veces mejor que la que tenía en casa de sus padres. Se emociono con la idea de cocinar múltiples platillos que nunca había podido hacer por la falta de un buen equipo electrodoméstico.

Siempre procuraba terminar de comer y limpiar su desastre temprano, porque después iría bañarse para después ir a dormir, o al menos tratar.

Craig siempre llegaba a las diez de la noche o un poco después, y siempre procuraba ya estar dormido para cuando estuviera en la habitación, no quería tener conversaciones con el alfa.
Siempre terminaban peleando por cosas tontas.

Hoy pudo haber seguido el mismo itinerario del día, seguir con esa rutina como lo había estado haciendo toda la  semana, pero las arcadas que amenazaban con sacar el vómito de su interior lo despertaron más temprano de lo que acostumbraba.

Corrió directo a posar su cara el retrete de la habitación dispuesto a sacar todo lo que llevará en su interior.

Algunos de sus síntomas bajaron, pero otros se habían intensificado, el peor de  aquellos era su sensibilidad a los olores, las náuseas matutinas parecían seguir igual. 

No se arrepentía de su embarazo, pero si era una molestia estar pegado al excusado casi todas las mañanas.

Sólo que ahora había despertado antes de que Craig dejará la casa, estaban los dos en la habitación y él sólo le había dado una mirada despreocupada, para volverla al espejo que tenía en frente  tratando de arreglar nuevamente su corbata.

Operación: Ser madre...¿¡Y esposa!? [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora