Extra tres

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—¡Tweek! ¡Cariño, ya ábreme! ¡Tenemos que hablar!

Golpeo más fuerte la puerta de la habitación que compartía de forma natural con su omega en espera de una respuesta, la cual nunca llegó por más que espero.

Preparo sus manos para volver a tocar insistentemente esa madera de caoba adelante de él, sin embargo, se detuvo. Nada pasaría, Tweek no abriría, y solo le costó entenderlo después de casi doce horas de estar así. Ni siquiera había podido dormir sabiendo lo dolido que estaba su omega.

Y no era para menos, era su culpa que su esposa lo odiara en estos mismos momentos. Culpa suya, y de Clyde.

Estúpido Clyde.

"—Te ves hecho mierda.

Fue lo primero que comento Craig al recibirlo a las puertas de su hogar a la media noche. Se estaba preparando para irse a dormir junto a su omega, sin embargo, ahí se encontraba su mejor amigo interrumpiéndolo como de costumbre.

Solo que esta vez el castaño estaba semi borracho.

—Estoy hecho mierda.

La respuesta del beta fue afirmativa, y no había forma de desmentirlo gracias a la apariencia desaliñada que presentaba; ropa y cabellos desacomodados, ojos rojos, nariz moqueante y una expresión en su cara de profunda agonía.

El alfa suspiró aburrido.

—¿Otra vez paso algo con Bebé?

Ni siquiera necesito la respuesta de Clyde, porque al verlo entrecerrar los ojos queriendo lagrimear, se dio cuenta de inmediato que dio en el clavo.

Por su parte, no hizo más bufar fastidiado por la situación ridícula de su amigo y esa mujer.

—¡Esta vez rompimos en serio! —chillo el castaño al sentirse juzgado.

Craig rodó los ojos por la gran mentira que resultaba eso. Ojalá y si estuvieran terminando, tal cual hacían parecer, pero sabía bien que en cualquier día de estos volverían, y estarían clamando que: "Ahora son más fuertes que antes".

Se hizo a un lado de la puerta para darle espacio al beta de ingresar a su hogar, ya sabiendo de antemano que sería más de una hora de aburrimiento de escuchar a su mejor amigo lamentarse. Lo bueno es que sus cachorros ya se encontraban dormidos, puesto que eran casi las doce de la noche, y no quería que escucharán las tonterías que Clyde tuviera que decir.

Clyde Donovan y Barbara Stevens, alias  "Bebe". Desde el instante que los vio formalizando su relación, supo que serían de esas parejas inestables que son un tira y afloja gracias a sus personalidades parecidas. No ayudaba en nada que ambos fueran la primera  pareja estable del otro.

Una muestra de ello es que a la primer problemática que tuvieran, cortaban, y después de muchas lágrimas, y se dieran cuenta de que si se querían, regresaban. Tweek también estaba un poco harto de su situación, porque si bien a él le tocaba escuchar las versiones de Clyde, a su esposa le tocaban las de Bebe.

Todo un show esa pareja.

—Ella dijo que quería pintar la casa de rosa, y yo le dije que no me importaba—relató el beta con coraje, en tanto bebía de una cerveza que Craig le había dado. —Pero Bebe lo tomo como que no me importaban sus opiniones y que soy un imbécil y que...

—Ajá—el alfa tomó de su propia cerveza.

Los dos bebían en el jardín trasero de su casa. Se preguntó que tan prudente sería darle más licor al castaño, puesto que ya mostraba signos de haber estado bebiendo, aun así, término por pasarle otra lata de aquel alcohol. Dejo que le hablará de todo lo que quisiera, mientras miraba de reojo su jardín, notando de inmediato que sus cachorros dejaron algunos de sus juguetes botados en el césped. Ya le tocaría recogerlos, y probablemente a Tweek también, ya que lo vio entrando al jardín.

Operación: Ser madre...¿¡Y esposa!? [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora