Cap.7

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Sonreí mientras alimentaba a Hanzade, mi única nieta de cuatro años, tan tierna y dulce como la miel.

— Abuela, ¿yo no tengo abuelo, verdad?— mi sonrisa se esfumaba poco a poco, — N-no..¿por qué dices eso Hanzade?— pregunté, — La sultana Gevhernan me dijo que yo no tenía abuelo, que él estaba en el cielo con Los Ángeles, ¿él está ahí?— asenti, — está bien — continuo aceptando la comida que le daba. Algunas uvas y frutas.

Acaricie su cabello, intentando reforzar una sonrisa.

Aveces Hanzade era muy directa, de más.

— Sultana, el pueblo la espera para ir a visitar a los niños enfermos — me levante, Hanzade me miró, — ¿ya te vas?— asenti, — vendré en la tarde y comeremos juntas, ¿si?— nego, — llévame contigo — se aferró a mis vestido, observé a Lalezar quien me miraba de la misma forma, — ¿puedo ir contigo?— lo pensé unos momentos, — me voy a portar bien, por favor, ¡por favor!— comenzó a moverme lentamente con desesperación, — está bien, vamos — sonrió, la cargue en mis brazos y se re acomodo, no sabía si le gustaba que la cargara, pero siempre se movía y se quedaba quieta por horas. Aveces quedándose dormida.

— ¿a donde iremos?— preguntó, — a visitar un hospital, iremos a ver niños como tú — ella sonrió, observando mi vestido mientras caminaba.

Salí y él estaba nuevamente, ahora lo miraba con enojo.

— Hola — saludó Hanzade mientras agitaba la mano, camine más rápido para evitar una respuesta de Kemankesh. Solo hasta llegar a el carruaje.

Me subí y ella se acomodó, sin querer soltarse de mi.

— Abuelita, ¿el sería como mi abuelito?— abrí los ojos con sorpresa, — ¡Hanzade!— regañe en voz baja, — ¿Por qué no?, ¿es mi abuelito?— jugó con mi tela de vestido mientras esperaba mi respuesta. — Solo espera hasta que lleguemos — hizo un gesto de disgusto.

Sabía que Hanzade era terca, cuando preguntaba algo no descansaba hasta encontrar la respuesta, solo esperaba que no se le acercara a Kemankesh y le preguntara eso..

— Me aburro mucho cuando te vas y me dejas solita, porque mi mami pasa todo el día con mi papi y llega hasta la noche y, ¡pum!, llega muy cansada. Entonces juega muy poco conmigo —

La miré de reojo, jugaba con las telas que cubrían mi cuerpo de cuello hacia abajo, aún esperando una respuesta, — Muy normal — respondí, ella rio sin entender. Supongo.

Acaricie su cabello y bese su frente. Escuche otra risa en voz baja.

— cuando visitemos a los niños, ¿puedo jugar con uno?— rei, — Sí, si es que están en condiciones de hacerlo —

Hanzade no tenía hermanos, y Ayse se había tardado en tener otro hijo, pero Murad se negaba a otra mujer.

— ¡ya llegamos!— sonrió nuevamente, vi como las puertas fueron abiertas, hasta que pudimos salir.

Ahí estaba el nuevamente. Solo quedan caminar rápido.

— ¡hola!— volvió a saludar Hanzade, sentí como mis mejillas se volvieron rojas, apresurando el paso de inmediato.

Escuche la leve risa de Kemankesh.

Entramos, ahí estaban todos, esperándonos. O esperándome a mi, pero vi su rostro de impresión en el mismo momento en el que le pedí a Habzade en voz baja bajarse, pero se negó, haciendo mi mismo gesto de enojo, aferrándose más a mi.

— ¡hola!— saludo amablemente mientras yo caminaba, esperaba algo peor por parte del pueblo, pero parecían quererla.

— ¡la pequeña sultana es parecida a nuestra sultana!— escuché un grito, quiza de un hombre, no lo sé.

Hanzade sin bajarse siguió saludando, mientras imitaba su acción con una sola mano, escuchaba su risa.

Habían niños de piel mora en la habitación, incluyendo a pequeños que estaban muy enfermos, sentí lastima.

Vi como el pintor retrataba el momento, debía acercarme.

— ¿cual es tu nombre, pequeño?— me acerqué un poco más, — Davud, sultana — el quería levantarse, pero me negué, — pobre Niño..todo estará bien— sonreí, Hanzade sabía que quería bajarla, por lo que solo se aferró en mí aún más, — no me iré — susurro, no dije nada.

Las horas pasaron volando, cuando al fin era hora de irse Hanzade bajo y saludó a más gente, al fin mis brazos podrían descansar un poco.

— ¿Hanzade?— pregunté aún buscándola.

Me quede atónita, estaba con Kemankesh riendo.

El solo mantenía una leve sonrisa de labios cerrados.

Trague en seco.

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