Cap.8

85 13 3
                                    


Camine aún más rápido.

— ¿Entonces, tú eres mi abuelito, Kemankesh?, mi abuelita te mira mucho — río inocente, — ¡Hanzade!— regañe, aún escuchando todo, me puse roja, roja como quiza un tomate, solo sentía la mirada de Kemankesh mientras cargaba nuevamente a Hanzade.

— ¡Adiós abuelito Kemankesh!— agitó su mano, con una sonrisa.

— Hanzade.. ¿que le dijiste a Kemankesh?— pregunté mientras me acomodaba en el carruaje, — Lo salude, le pregunté cómo se llamaba y me dijo que Kemank..Kemankesh, yo hablé con él muy divertido, él es divertido, ¡es mi abuelito!— gritó con emoción, solo baje la cabeza.

— Abuelita, ¿cuando lleguemos me puedo quedar contigo?— asenti.

— — — —

A la mañana siguiente, la valide salió sola, visitaría un rato a Esther, o creía que iba sola.

Pues detrás de ella corría la niña, esta vez con un vestido celeste que le quedaba hermoso, y una diadema de perlas, mientras su cabello estaba suelto y liso.

No podía alcanzarla, sus piernas eran cortas y no habían criadas que la ayudasen.

Vio como su preciada abuela se detenía frente a Kemankesh, o.. "abuelito" , como le dijo Hanzade hace apenas un día.

Río mientras intentaba correr más rápido.

— Sultana — saludó, la mujer tomó el valor suficiente para hablar, estaba llena de vergüenza.

— Lo qué pasó fue que Hanzade es muy curiosa, yo no te observo, yo no lo he hecho contigo...me refiero a, observarte..nunca lo he hecho sin que tú estés enterado, ella solo bromeaba — el asintió, la mujer jugaba con sus manos.

— No importa, sultana, se que es mal visto que me llame abuelo, pero sinceramente..si estoy en la edad de serlo — La sultana río, — ¡Abuelita!— llamo, — ¡abue..ABUELAAA!— gritó, captando la atención de ambos, quienes giraron en dirección a la niña.

Kösem se agachó para cargar a la niña, como ya era costumbre.

Esta se subió encima de sus brazos, acomodándose a su gusto, observando a Kemankesh.

— ¡Hola, abue..Kemankesh!— río, la sonrisa de la sultana solo estaba llena de nerviosismo, — buenos días mi sultana — la niña parpadeó un par de veces, — Ya me voy..¡adiós!— Kösem tomo rumbo a el carruaje, llena de vergüenza por su nieta, pero de igual manera era una niña.

— — — —

— ¡Hola mami!, ¡llegaste temprano!— Ayse abrazo a su hija, — ¿que has hecho hoy, cariño?— Hanzade río traviesa, — Estuve hablando con mi abuelita y con Abueli..Kemankesh — Ayse alzó una ceja confundida, — ¿Quien es el?— preguntó, — Mmh, nadie importante — se giró la pequeña en dirección a las delicias turcas.

Dejando una duda plantada en su madre, quien le restó importancia, todos en el palacio cobraban fiel mente en ella.

— — — —

Después de algunos días, Kösem se reunía sin sus criadas con Mehmed pasha, un hombre de confianza.

— Entonces, sultana- — no termino de hablar ya que llegó el agha Kemankesh, — Sultana, 𝐏ašha — la mujer giró en dirección a el hombre, — Sultana, me retiro — se reverenció Mehmed, hasta marcharse.

— Kemankesh — saludó, — Sultana, el sultán me ha confiado entrar a el consejo — aquello la sorprendió en grande, llena de confusión, su hijo no había consultado eso con ella, — Felicidades — respondió sin nada en mente.

LA VALIDE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora