Enamorado tuyo

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me iba a morir si no le hacia un cap con la misma tematica a URSS pero con una cancion del cuarteto de nos auauauauauuuu

Continuación de "Me gustas tanto"






















































Al tomar café siempre lo hace mirando la puerta corrediza del jardín estando abierta porque de esta manera puede ver el paisaje, el cielo, sentir la brisa fresca del día, ver...

Sus amigos cercanos, Korea y China, lo describen de una manera simple porque ese hombre no es exactamente un gran enigma ni siquiera difícil es de conocer. Ahora bien si alguien quiere meterse a su círculo social va a estar complicado. Pero eso es tema para otro día. La descripción que le dan aquellos que han convivido íntimamente con él es resumida en: un enorme tontolon del hielo, por no decir otra cosa.

Ellos tienen experiencia tratando con URSS, eso es todo.

Lo han visto en la mayoría de etapas de su vida, unas más agradables que otras. En algunas más tiempo han invertido que en otras. Se han insultado entre ellos, han hecho las pases, se han amigado, salido a tomar e incluso enfrentado en un combate cuerpo a cuerpo.

Está vez el mismísimo señor del hielo y la escarcha está bebiendo una cerveza caliente, icónico. Lo hizo a propósito. No está satisfecho con los recientes resultados de su vida, no está contento para nada de las consecuencias de cada una de sus acciones y pensamientos que lo han traido a este momento, a reflexionar. URSS se talló su ojo no discapacitado y se levantó de su lugar, gamulan en mano y botella de cerveza en el cesto de basura, salió de su hogar cerrando todo con llave y caminando encorvado. Los colores del cielo tienen en ellos toda la extensión de una paleta de colores cálida, desde el naranja hasta el violeta, amarillo y un hermoso pero suave rojo. Rojo pálido. No se detuvo para apreciar esa belleza pues de nuevo volvió a soltar un gruñido digno de un oso maloso y continúo caminando. Se le agotó su reserva de alcohol y para su desgracia no tenía gasolina para ir a comprar más a la tienda de abarrotes, está vez iría a una simple sucursal común y se llevará consigo una sola botella, es mejor que nada al menos.

Usualmente al caminar siempre tendría la cabeza en alto y su mueca estoica, con sus poderosisimos 2,11 metros de altura no hace falta aquello ya que no tiene que hacer nada más que existir para imponerse, para asustar a la gente y ser respetado. Esta vez estaba encorvado y metiendo lo más que podía su rostro en el peluche de su abrigo, ojeras sin sentido adornando la parte baja de su ojo y masticando el labio inferior; estresado. Horas atrás casi se animaba a pedir consejo a sus dos mejores amigos, en especial Korea ya que ella parece tener una idea muy exacta de lo que Soviet quiere incluso más que sí mismo, es como si ella lo conociera como la palma de su mano. Pero se arrepintió cuando la mujer atendió la llamada y solamente la insulto en afgano y le colgó.

¿Quien va a siquiera adivinar, en un millón de años, el motivo del tan mal humor del soviético si este mismo se negaba a hablarlo?

Ni siquiera su gente más cernaca a él, sus hijos, habrían podido indagar mínimamente en eso de haber estado aquí para notar su actitud.

Ni siquiera su vecino de al lado. Quién por cierto es la razón de todo esto.

Caminar suele hacer bien para refrescar el cerebro y relajar los músculos, aclarar la mente en general. Pero pasear, que suele relacionarse con lo mismo, le trae recuerdos que lo hacen resongar como un animal enojado y ponerse de peor humor del que ya está. Los paseos le recuerdan mucho a él.

Al entrar al estacionamiento se frustró más que en ningún otro momento del día. Por impulso y siendo muy poco habitual en el soviético se quitó el ushanka de la cabeza, yendo sin más por su botella de alcohol. Humor de perros que nadie absolutamente ni una sola alma querría lidiar con eso, eso pensaba de si mismo. Pero al mismo tiempo él deseaba que hubiera una excepción. Deseaba en lo profundo de su negación y su mal humor que de verdad hubiera alguien que no le moleste verle de esta manera, que no se asusté tan fácilmente, que no corra despavorido al ver a URSS fruncir el ceño. Vale, puede admitir que daría menos miedo si sonriera de vez en cuando o incluso si fuera más abierto a un diálogo ameno sin tener ese deje de desdén en la voz, sino tuviera tan mala reputación o como mínimo que se diera la oportunidad de arreglar su reputación manchada.

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