Una historia donde Bianka huye a Madrid buscando libertad y encuentra algo más, mejor dicho, a una persona con la altura de un titán y una personalidad radiante
Mientras Misho estaba hablando con Ibai y Shelao yo estaba en mi casa viendo el stream en la tele para ver que decían.
En un momento me desconcerté un poco, ya que pasaron de pactar un peso libre a estar en menos de 100. Vi que Misho se tensó un poco.
- Bueno, entonces confirmamos que no será peso libre, será por debajo de 100-dijo Ibai
- Bua, me acabo de quedar sin kebabs durante un mes- dijo Misho riéndose
La llamada siguió y se acordó todo: el peso, que guantes iban a usar y algunas cosas más.
Nada más se cerró el stream yo salí de mi casa y toqué la puerta de Misho. Él me abrió y yo le di un abrazo
- No contaba con tener que adelgazar 15 kilos en un mes Bianka, no sé que hacer- dijo con un tono de desesperación
- Misho, tranquilo. Te voy a ayudar en todo lo que pueda- dije tomándolo de los hombros
- Bianka, te quiero demasiado- dijo tomándome por las mejillas- gracias por todo lo que estás haciendo por mí, de verdad- dijo y me empezó a besar
- Misho, ¿Vamos a ver una peli a mi casa?
- Vale, así vemos Titanic, que al final no pudimos verla- dijo con una sonrisa socarrona
Nos reímos y entramos a mi casa. Misho se tiró al sofá y yo fui a hacer palomitas .
Mientras tanto, Misho encendió la tele y puso la peli. Justo cuando empezó me senté junto a él y me apoyé en su pecho y él me acarició el pelo y la mejilla.
En un momento de la película misho sacó su móvil e hizo una foto para después seguir viendo Titanic.
Cuando la película llegó a su punto triste empecé a llorar porque me daba mucha pena.
La película terminó una hora después y yo para ese punto seguía llorando.
- Mish, se ha muerto el amor de su vida- dije yo llorando mientras le abrazaba
- Pero es una peli, Rose no existe- dijo en un intento de calmarme. Me recostó en la cama y cuando se iba a ir lo detuve.
- Misho, quédate, por favor- dije yo
- Vale, pero voy a por mi pijama, ¿Si?
Yo asentí y él se fue. Miré el móvil y vi que Misho había subido una historia
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Yo resubí la historia con un par de corazones y apagué el móvil para ponerme el pijama.
Dos minutos después Misho tocó mi puerta y yo le abrí. Me acompañó a la habitación y nos tumbamos los dos en cuchara mientras me abrazaba por la cintura. Después de eso caí en un profundo sueño.
Me desperté con el sol entrando por la ventana. Misho no estaba en la cama. Miré la hora y vi que eran las siete de la mañana. Me levanté, y llamé a Misho.
- Amor, ¿Dónde estás?- le dije yo
- Me voy a entrenar, tengo los horarios fatal y empiezo súper temprano. ¿Quieres acompañarme hoy?
- Claro, iré contigo
Me vestí y me puse un pantalón corto de chándal y una camiseta básica.
Salí de casa y llamé a la de Misho, el cual salió a los pocos segundos.
- ¿Estás preparada?
- Sí, me apetece verte entrenar
- ¿Me vas a ayudar a entrenar?
- Pero yo nunca he boxeado y voy a hacer que pierdas el tiempo
- Claro que puedes ayudar, yo te enseño lo que sé, así practico también, aunque creo que hoy me toca un sparring
- ¿Que es eso?
- Voy a pelear con alguien
- Vale, pero cuídate, por favor
- Tranquila, vas a estar delante y no va a pasar nada
Fuimos en el coche de Misho al gimnasio y me hizo un pequeño tour. En seguida vinieron varias personas. Eran tres chicos y una chica.
- Hola a todos, ella es Bianka, mi novia, y va a venir para ayudarme a entrenar
- Hola- les dije yo
- Yo soy Alba, del equipo de entrenamiento de Misho- dijo dándome la mano
- Yo soy Bianka, encantada- dije tomándole la mano
Los tres chicos se llevaron a Misho para vendarle las manos, supongo que para que no haya ninguna rotura en los huesos de la mano al dar un golpe, y yo me quedé hablando con Alba de como lo podía ayudar.
- Lo más importante es animarlo, y por lo que veo lo animas mucho, así que intenta motivarlo en todo momento.
- Eh chicas! Venid a ver el sparring- dijo uno de los instructores
Fuimos y nos sentamos en unas sillas al lado del ring. Yo estaba muy nerviosa porque al fin y al cabo Misho se iba a pegar con alguien, con proteccion, eso sí, pero no pude evitar preocuparme.
Alba al parecer notó que estaba algo nerviosa y me agarró de la mano.
- Bianka, tranquila, estamos aquí. Si vemos que algo está yendo mal la pelea se para, esto es solo un entrenamiento, así que puedes estar tranquila.
Asentí con la cabeza y me relajé un poco. La pelea empezó y con ella la lluvia de golpes. Se me encogió el corazón al ver como pegaban a Misho, así que lo animé
- ¡Vamos Misho! ¡Tú puedes!
Eso pareció recargarle la energía y pasó de recibir golpes a darlos él.
Minutos después acabó la pelea, dándole la victoria al instructor, pero Misho había mejorado y estaba cerca de ganar.
- No sé como lo haces, pero has hecho que Misho se ponga como un toro- dijo uno de los chicos que estaban viendo el sparring
- No he hecho nada, solo lo he intentado animar
- Pues déjame decirte que sí funciona. Eres como la gasolina para él.
