Capitulo sesenta y uno

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Tengo recuerdos de una gata de pelaje negro con patas blancas y ojos verdosos. Su nariz era muy rosa y sus bigotes largos. Ella solía tomarme del cuello y llevarme a todos lados asegurándose de no lastimarme. Recuerdo vagamente haber peleado con mi hermano y hermana pero recuerdo más que nada el hambre.

Cuando mamá fue en busca de comida y nunca volvió supe que nos habíamos quedado solos. Intentamos mantenernos unidos pero no pasó mucho tiempo antes de ser atacados por perros callejeros. Uno de ellos atrapó a nuestra hermana y en medio de gritos aterrados y lamentaciones la vimos ser despedazada.

Mi hermano se mantuvo cerca y ambos crecimos cuidando uno del otro. Pero entonces el verano se convirtió en otoño y el otoño en invierno, la temperatura se convirtió en nuestra enemiga y antes de darme cuenta, una mañana al despertar mi hermano ya no se movió y por un momento pensé en comerlo. Tenía tanta hambre que en verdad pensé en hacerlo.

Mientras crecía y aprendia a sobrevivir en las calles, no dejaba de preguntarme...

¿Por qué? ¿Por qué nos abandonaste, humano? ¿Fuimos desobedientes? ¿Ya no nos querías? ¿Hicimos algo malo? ¿Aún te acuerdas de nosotros? ¿Volverás por mi algún dia?

Y cuando el tiempo pasó olvidé muchas cosas. Olvidé su nombre y su rostro. Olvidé a la madre que me había traído al mundo y a los hermanos que había dejado atrás. Olvidé todo lo que había vivido en el pasado y me dediqué a navegar por aquel oscuro mundo humano pensando que todos eran mis enemigos, sin confiar y siempre temeroso de ser herido, rechazado.

Y entonces la luz llegó a mi en forma de sonrisas y suaves caricias a manos de un humano que más que salvarme, se convirtió en mi mundo.

Ahora podía recordar el rostro de mi primer dueño. El humano alegre que jugaba con nosotros, a quien le gustaba que durmiéramos a su alrededor y nos regañaba cuando mordiamos sus calcetas. Jungwoo había sido un gran dueño y yo lo quería mucho, lo quería tanto que su abandono me dolió hasta lo más profundo. Creo que aún seguía queriéndolo.

Verlo frente a mi fue como una bofetada. Recordar todo aquello que creía perdido fue doloroso pero me hizo consciente de algunas otras cosas que había ignorado.

"¿Estás bien?" preguntó Jungwoo, con preocupación.

Asenti y me incliné al frente hasta abrazarlo. Él se tensó pero rápidamente se relajó y me dio unas suaves palmaditas en la espalda. Eso era lo último que obtendría de él.

Me alejé rápidamente, sonriendo.

"Tengo a alguien, su nombre es Changbin y es lo mejor que me pudo haber pasado" expliqué. "Él me quiere y me cuida, me alimenta y me llena de amor. Es muy bueno, igual que tú"

Jungwoo no entendía de lo que le hablaba pero aún así asentía a mis palabras.

Te quiero humano, pero lo quiero muchísimo más a él.

"Adiós, Jungwoo" me puse de pie. "Espero no volver a verte nunca más, sé feliz"

"Igualmente... Creo" respondió dudoso.

Caminé hacia la puerta, Taeyong me observaba asombrado y nervioso. Me detuve poco antes de llegar y giré de regreso a él.

"No vuelvas a tomar una mascota a tu cargo hasta que seas capaz de quedarte a su lado hasta el final. Ellos no estarán allí para siempre, sus vidas son cortas comparada a la tuya así que mantente con ellos hasta que tengas que dejarlos ir y no cuando tú quieras dejarlos. Ellos también sienten" le recordé.

Su rostro cambió a uno de asombro, culpa y tristeza así que rápidamente agregué.

"Pero seguro tus gatitos son muy felices ahora" sonreí.

Al menos yo lo soy.

Cuando salí de ese departamento y corrí escaleras arriba, senti la opresión más dolorosa que hubiera sentido antes en mi pecho, extrañamente cerca de donde el corazón se encuentra. Llegué hasta mi hogar en dónde Changbin se encontraba organizando la sala con ayuda de Chan y los vestidos permanecían desparramados por el suelo.

"¿Dónde te habías metido?" preguntó mi humano.

No respondí, corría él y lo abracé como si hubieran pasado años desde que lo deje. Él correspondió de inmediato.

"¿Qué pasa? ¿Por qué lloras, Honnie?"

Era verdad, estaba llorando y ni siquiera sabia que era capaz de llorar hasta ese momento. Recordé que había llorado cuando mamá no regresó, cuando mis hermanos murieron. Y lloré también en aquel momento en el callejón cuando estaba herido y una melena castaña se asomó a verme, cuando me invitó a ir con él y se inclinó a tocarme y en lugar de un golpe, senti una caricia. También lloré en aquel momento y ahora lo recordaba claramente.

"Crei que era fuerte" balbuceé como tonto en medio de lágrimas.

Changbin hundió el rostro en mi cuello.

"Pero no tienes que serlo" negó mi humano. "Yo te cuido"

Asentí sonriendo. Sentí una mano más sobre mi melena y al girar, Chan enroscaba sus dedos entre mi cabello en un silencioso gesto de apoyo.

Los quiero, humanos... Te amo mucho, Changbin.

Black cat || minbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora