Capítulo 4

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Kathleen

He tenido la peor noche de mi vida. Si le puedo llamar noche a los momentos en los que duermo. Tener a mi pareja, ese ser destinado para mí, justo al otro lado del pasillo es algo casi tortuoso. No puedo culparla por odiarme, hice una cosa despreciable y merezco su repulsión, pero tampoco puedo mantenerme alejada de ella lo suficiente.

Toda la noche pude sentir su odio hacia mí. Me martirizaba, pero no podía hacer mucho más. El que se fuera con otra persona, como su tío lo propuso, era una aberración. Aquí la puedo cuidar y si decide irse... Bueno, intentaré vivir con eso. Mi corazón me grita que la cuide. Todo el tiempo que Wilson estuvo en mi oficina, en su cabeza sonaban las alarmas de que algo o alguien estaba tras ella. Y luego de ver que se trataba de un Ángel solo me preguntaba cómo Wilson terminó con una sobrina que es un Ser de Luz. Mis dudas solo hay una persona que las puede contestar.

Siento cuando se despierta. Hoy tengo dos reuniones importantes. Una es con Nicolás, el que vendrá para dialogar sobre ella. Luego, con varios Vampiros que trabajan en los hospitales más importantes, con la excepción de Cadwallader.

Sé que todavía es muy temprano, así que intento dormir un poco más. Despierto tal vez unas horas más tarde, cuando escucho a Elise hablando.

—Perdone que la moleste, señora, pero Nicolás está aquí y lleva ya un largo tiempo esperando por usted. —está parada tras la puerta y noto la disculpa en su voz.

—Gracias, Elise, iré en un momento.

Me levanto, tratando de sacar la pereza que se apodera de mí. Voy rápido al baño y me pongo un simple conjunto de pantalones y camiseta, luego me cambiaré para la reunión. Bajo a mi despacho, donde veo a Nick. Me da la espalda, mirando por la ventana.

—Ustedes duermen mucho. —me acusa.

—Por supuesto que no, solo lo normal para un ser de mi dimensión —me defiendo sin sentido alguno, sé que solo busca provocarme —. Entonces, ¿cuál es tu veredicto?

—Un Ángel, Ser de Luz sin duda.

— ¿Así de fácil? —pregunto, mirándolo fijamente.

—Bueno, tendría que confirmar otras características, pero me dijiste que interactuara con ella lo menos posible, lo cual solo me dio un par de minutos. Sin embargo, desde que crucé la puerta lo sentí, su olor, su aura, todo de ella lo dice. Seguro sin alas.

—Su tío asegura que es su sobrina, incluso recuerdo que vi fotos de ella de niña en su billetera.

Nicolás toma asiento frente a mí y lleva la mano a su barbilla.

—Bueno, dices que él te pidió que la mantuvieras a salvo.

—Sí.

—Cuando estaba en el concejo, había algo que los concejales odiaban más que un Ser de Luz se enamorara de otro ser que no fuera de "su clase", y era que, al ser desterrados, tuvieran un hijo que naciera Intramundano. Raro, pero sucedía. Para ellos era una deshonra para nuestra clase que un ser así naciera de una unión tan poco pura. Los concejales más conservadores llegaban a mandar a asesinar a los recién nacidos.

Escucho con atención, el rostro austero, sabiendo lo horrible que puede llegar a ser esa raza.

—Escuché historias sobre ellos, siempre pensé que eran solo cuentos para asustar. Jamás pensé que tu... que su especie fuera tan cruel.

—Créeme, Dearg-due, tienes suerte de ser creación de la diosa bendita —levanto la ceja, pero no digo nada; luego de un segundo de cavilación, continúa —. Si ella es una hija de un Intramundano con alguna humana, puede que le cortaran las alas solo para evitar que los concejales pudieran localizarla fácilmente.

Crónicas de Inframundanos - El ángel  para el ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora