Capítulo 10

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Kathleen

Stella se ha quedado dormida entre mis brazos. Es su día, puede hacer lo que desee. Sin embargo, estar desnudas en medio de la sala de proyecciones no es lo ideal para mí. Si alguien llegase a entrar seguramente tendría sus ojos en mis manos antes que pueda registrar lo que vio. Respiro profundamente, intentando que todos esos pensamientos e instinto primitivo salgan de mí. La dejo descansar un rato antes de despertarla. En un par de horas debería comenzar la fiesta. Tal vez fiesta es una palabra muy grande para la actividad que se hará, Stella no invitó más de 10 personas.

Cuando la noche cae yo misma subo a cambiarme. Stella está en su habitación haciendo lo propio. ¡Mierda!, debo mudar todo. No pienso pasar ni una noche más alejada de ella. La veo salir del cuarto en un vestido corto. Luce hermosa, pero si sale así se congelará.

—Mi Ángel, te ves hermosa, pero si sales vestida así serás un cubito de hielo en poco tiempo.

Ella baja la vista a su vestido corto de corte volado.

—Supongo que tienes razón. —su tono lleva un dejo triste.

—Prometo que para el verano iremos a las costas de Grecia y usarás cada hermoso vestido que tengas. Disfrutaremos de unas merecidas vacaciones.

Sus ojos brillan con la promesa. Sé que jamás ha salido y esa es una idea que la ilusiona sobremanera.

Regresa unos minutos más tarde con unos pantalones negros ceñidos a su cuerpo, botas altas del mismo color y una hermosa blusa blanca de mangas largas; su cabello rubio cae en bucles sobre sus hombros. Luce realmente preciosa, como un verdadero Ángel. A decir verdad, siempre se ve bellísima, como el hermoso Ángel que es.

—Estás muy guapa. —me dice, tirando de mi chaqueta hacia ella.

—Tú estás hermosa, sumamente hermosa. —contesto, dejando un suave beso en sus labios.

—Seguro que mis compañeras querrán robarme a mi esposa.

Desciendo mis labios y planto un beso sobre su marca, sintiendo como se estremece entre mis brazos.

—Yo ya tengo mi compañera, mi única, mi esposa.

Tiro de ella hacia mí y la beso largamente, despacio, queriendo transmitir todo mi amor con este simple acto.

—Igual te ves muy sexy. —acota cuando el contacto acaba.

No llevo nada fuera de lo normal, nada extraordinario. No uso el típico traje de 3 piezas, sino unos pantalones negros y una camisa de mangas largas negra. No siento frío ni calor, lo que me ayuda a pasar estos tiempos; sin embargo, debo aparentar que sí noto los cambios climáticos.

Al salir, Stella me indica que la noche no está tan fría como esperaba. Creo que aún no ha entendido que tiene varias de mis cualidades y comenzar a ser más resistente al frío es una de ellas.

Las compañías de cáterin y decoración que contraté han hecho un trabajo excelente. El jardín fue transformado en una noche encantada. Tenemos las fuentes de dulces y la barra llena de todos los postres que Stella pueda imaginar. Ama lo azucarado y es al primer lugar que corre, tirando de mí. En otro lado hay un sinfín de alimentos, hasta yo estoy empezando a creer que exageré para la cantidad de invitados.

Sé que mis hermanas no vendrán. Están muy liadas con sus propias dificultades como para venir a una fiesta de cumpleaños, sin embargo, espero que todo esté resuelto para Navidad o las dos tendrán un problema. Aunque nuestra raza no celebra la Navidad en sí, esa misma fecha existe una celebración de vida de la Diosa, por eso adoptamos en forma disimulada la Navidad humana. Aparte, la celebración y decoraciones me parecen bonitas. No se diferencia mucho de nuestra tradición: se hace una cena en honor a la Diosa por las bendiciones de la vida. Es una fecha para la familia y por eso es tan importante que mis hermanas hayan resuelto todo.

Crónicas de Inframundanos - El ángel  para el ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora