Stay at home Omega.

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"¿Te sientes bien?"

"Sí, alfa."

Max y Sergio estaban comprando el mandado, todos trataban de tener citas individuales y hacer cosas juntos, queriendo consolidar y nutrir cada uno de sus vínculos, lo habían estado practicando durante años y esta era la primera vez que Sergio participaba en ello, Max había estado más que emocionado, antes de saber a dónde iban.

"Ya me lo has preguntado como cinco veces."

Esta mañana los alfas habían llevado a Sergio contra la pared de la ducha, no se contuvieron, por lo que Max estaba preocupado por cómo el omega estaba manejando el trato rudo, se aprovechaban por que Sergio les dejaba pasar más cosas que Charles, pero el menor no se quejaba por qué verdaderamente le encantaba.

"Lo siento, se que estoy siendo excesivo pero no puedo evitarlo, me preocupo por ti chiquito".

Sergio besó su mejilla, sintiéndose querido por su comportamiento protector. "¿Por qué eres tan lindo?"

Continuaron con su pequeña cita, charlando sobre el trabajo, los cachorros y su hogar. Max estaba seguro de que era extraño que un alfa imponente como él, con su traje hecho a medida, estuviera buscando los productos que Sergio pedía. Charles les había dado la lista con todas las delicias que compraba mensualmente, las que se podían encontrar en Mónaco, obviamente.

"Esta actividad mundana está debajo de nosotros" dijo Max entre dientes.

Era aburrido y no era algo de lo que un omega como Sergio debería preocuparse, el era parte de su manada ahora.

Tenían un empleado para este tipo de tareas, sin embargo, Sergio había insistido en que quería hacerlo, el omega sabía que Max estaba ansioso por llevarlo a citas elegantes y darle lo todo lo que según él se merecía, pero el menor sentía que ya habían tenido muchas citas así, cenas en restaurantes finos, pequeños viajes a Japón o noches mágicas en su yate, sus alfas y omega realmente lo consentían.

Fueron días increíbles juntos que Max mantuvo cerca de su corazón.

En esas ocasiones, dejaban a los cachorros con una niñera que ambos omegas aprobaban, siguiendo el nuevo criterio de Charles, era increíble cuánto habían cambiado las cosas desde que contrataron a Sergio.

"Me gusta que se siente doméstico, me relaja".

Por eso Sergio eligió venir aquí, deseaba tener una sensación de normalidad después de meses de vivir como rey. Aunque, eso es lo que se merecía, según sus parejas.

"Y también me gusta pasar tiempo fuera de nuestro hogar".

Hogar. Al alfa le encantaba oírlo decirlo con tanta naturalidad, para Sergio el hogar era donde estaba su familia, tan sencillo como eso, quizás Max debería haber tratado de entenderlo mejor en lugar de dar por sentado que las cosas que él disfrutaba eran mejores para Sergio.

"¿Estás aburrido en el nido?" Max preguntó, con cuidado.

Sergio lo pensó.

"No Maxi, pero a veces necesito aire fresco, me hace sentir que sigo siendo la misma persona, solo más feliz y amado."

El alfa besó su cabeza mientras se alineaban en la corta cola, era una experiencia humillante y aunque Max amaba muchísimo a Sergio y haría cualquier cosa por su felicidad y seguridad, no creía que pudiera tolerar estar aquí de nuevo, incluso si era el mercado más exclusivo del país.

"No había entrado en uno de esos en una década, no es el tipo de lugar que frecuentamos" comentó casualmente.

"Podrías haberte quedado en casa, mi antiguo alfa tampoco disfrutaba venir conmigo", respondió Sergio, con una tristeza en sus ojos que trató de ocultar mirando para otro lado, pero naturalmente Max lo notó, conocía a su omega a la perfección y se odió por ser el causante de su tristeza, dulcemente acarició las líneas de su bonito rostro con su sangre hirviendo.

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