Capítulo 24.

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En ese momento la más profunda oscuridad era la compañía de JungKook, su corazón y lobo le gritaban que no se debía quebrar. Algo harían para salir de allí, no dejarían que ese par se saliera con la suya, lucharían...

Cooky, me duelen mis muñecas...

No te muevas tanto, vas a seguir lastimándonos.

Debemos salir de aquí.

Shh, espera, haz silencio.

¿Qué pasó?

Un auto, alguno de esos dos se acaba de ir.

Eso es bueno...

¡Cachorro! — Se escuchó desde el otro lado de la puerta. — Ruega a la luna para que mi hijo no se tarde con tu medicina...

¿Medicina?

Esto no es bueno. — Expresó Cooky.

Aunque a mí me conviene que él se tarde... Quiero jugar con tu cuerpecito un ratito.

¡Ni loco te dejaré tocarme!

Te digo que tu primera vez sería más placentera con un hombre experimentado como yo.

No me hagas reír... — Cooky habló. — Si no le hacías ni cosquillas a mi madre...

¡Cooky! No lo provoques.

Estoy diciendo la verdad.

Maldito cachorro, te salvas por ahora... — Dio media vuelta y se dirigió a la salida de la cabaña.

Deja de contestarle.

Sabes que jamás me quedaré callado.

El omega seguía buscando la manera de liberarse de sus ataduras, y su lobo aullaba en un desesperado llamado para Moon y su alfa.

¿Alfa? Cooky, no sabemos si nuestro alfa nos escucha.

Yo siento a nuestro alfa.

En cambio yo siento que ni alfa tenemos...

Si tenemos...

¿Y en dónde está? ¿Por qué no lo hemos conocido? — Su voz se estaba quebrando. — ¿En dónde demonios está?

No lo sé, pero no me cansaré de llamarlo.

Tú sigue aullando por un alfa que nunca vendrá.

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𝑴𝒊 𝑨𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒔 𝑻𝒖 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐 ||𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora