Llámame por mi nombre | Larry Stylinson

Capítulo 3

Jason dejó pasar a su mejor amigo chocando las manos y dándose un corto abrazo—. Me alegra que hayas venido.

El alfa rizado sonrió, asintiendo—. Tenemos un partido pendiente, ni creas que me lo he olvidado.

—Competitivo, me gusta —Jason rió, dejándolo entrar para después cerrar la puerta.

Louis sonrió de lado, le gustaba cuando su hermano sonreía de esa manera, porque la mayoría del tiempo tenía un gesto de pocos amigos. Pero claro estaba que le gustaba más la sonrisa del otro alfa, que irradiaba pureza y amabilidad. Louis olisqueo despistadamente el aire llenando sus pulmones de aquella rica fragancia.

En algún momento Harry sintió la mirada de Louis, alzando su cabeza para encontrar los bonitos ojos del ojiazul que enrojeció un poco por haber sido descubierto observando con atención.

Jason caminó para encender la televisión sin tener en cuenta la situación. Harry le sonrió a Louis, alzando una de sus manos para saludar levemente—. Hola pequeño.

Louis sonrió apretando sus labios mientras se acomodaba vagamente un mechón de su largo cabello detrás de la oreja—. Hola Harry —saludó también.

No era la primera vez que Harry visitaba a Jason en casa, pero tampoco era como si antes hubiera entablado alguna amistad con Louis. No habían ido más allá de un saludo cordial, pero claro estaba que a Louis el alfa le seguía pareciendo tan bonito como la primera vez.

Jason acomodó la consola en la alfombra y conecto algunos cables, volteando a ver a Harry—. Ey, rizos. ¿Podrías ayudarme con esto? —preguntó. Harry asintió, descolgando la mochila que traía en su hombro para dejarla en el sofá. Fue a lado de Jason y comenzó a conectar los cables restantes. Jason se puso de pie y tomó la mochila de Harry, mirando al de rizos por encima de su hombro—. Bro, iré a dejar esto a mi habitación. Termina con eso, ya vuelvo.

Harry asintió y siguió en lo suyo, Jason caminó y miró a Louis haciendo una mueca—. Tú trae un par de refrescos para mí y Harry. También sirve en un tazón papitas fritas de la alacena, ¿puedes hacerlo? —asintió—. Claro que puedes, andando.

Louis no dijo una palabra, bajó la cabeza y asintió. Harry frunció el ceño y miró sobre su hombro observando el semblante del más pequeño—. Eh, Jason. Yo puedo traer las sodas y lo demás.

Jason volteó antes de subir las escaleras, dándole una rápida mirada a Louis y después a Harry, negó—. Nah, deja que lo haga él. Tú sigue con eso. Date prisa Louis —subió las escaleras después de eso, dejando a un Louis muy rojo que entró de prisa a la cocina.

Claro que se había avergonzado, pero no era como si pudiera hacer algo de todas maneras. Sacó dos sodas de la nevera colocándoles en la barra, después tomó del trastero un recipiente para poner las papás fritas que sacó de la alacena. Aclarando que tuvo que usar un pequeño banco porque su estatura no ayudaba para alcanzar las cosas de los estantes de arriba.

Escuchó de nuevo la voz de su hermano mayor en la sala, preguntando por Louis. Harry le dijo suavemente que aún no volvía y Jason bufó. Louis tomó con prisa las cosas y salió de la cocina—. Ya voy, ya voy —se apresuró a decir, caminando con cuidado para no tirar nada al suelo.

Jason lo encontró a media sala y le ayudó con las sodas, Louis dejó el tazón en la mesa del centro y sonrió a Harry, quien le agradeció con un gesto.

Jason se sentó en el sofá, haciéndole una seña a Harry para que le pasará uno de los mandos de la consola.

Harry se sentó a lado de Jason y observó como Louis miraba con interés la pantalla de la televisión—. ¿Quieres jugar una partida con nosotros omega? —le preguntó ladeando una sonrisa.