El pasado de Emiliano y Tobias.
"—No es mucho, niño. Pero supongo que si estás solito por aquí será suficiente. Además es tibio y no hay ruidos que molesten. Es muy cómodo, que te lo digo yo.
Emiliano le sonrió a la anciana que estaba a su lado y se repegó a su costado, agradeciéndole con el corazón mientras sus ojos brillaban al ver el interior del pequeño apartamento.
No pudo evitar acariciar su abultado vientre, la paz interior que sintió al saber que su cachorro no tendría que pasar ningún frío por estar en la calle no se comparaba a ninguna otra calma que hubiese sentido antes.
—Es más de lo que puedo pedir, señora Moira. No sabe cuánto se lo agradezco.
La anciana le sonrió, y sólo pudo sonreirle y abrazarle."
[...]
—¿Cómo le fue hoy? —Emiliano sonrió, abriendo la puerta del que llamaba hogar para su vecina.
La omega le sonrió y entró, dejando que Emiliano cargase unas bolsas del supermercado que tenía entre sus brazos aunque él apenas pudiese sostenerlas por el estómago redondo que le saltaba al frente. Ella le agradeció de todas formas y besó su mejilla.
—Tan cansado como cada día, mi amor. Ya lo sabes, ¿y tú? —ambos caminaron a la diminuta cocina, el omega dejó las compras encima de la barra y bufó, dejando que una sonrisa se expandiera en su rostro cuando Moira acarició su vientre por encima del overol de mezclilla que usaba—. ¿Qué tal el cachorro? Cada día está más grande. Apenas hace una semana seguía siendo una pequeña bolita.
—Uff —Emiliano exhaló, adorando que el tema de su embarazo fuera un algo para conversar—. Cansa cómo no tiene una idea. Pero está bien dentro de lo que cabe, moviéndose más rápido cada vez. —sonrió, acariciando su vientre cuando Moira se alejó.
—Eso se escucha bien. Compre un par de fideos para esa sopa de macarrones que tanto te gusta. ¿Estás de humor hoy?
Emiliano volvió a sonreír, yendo hasta Moira para darle un cariñoso abrazo—. Si es usted quien va a consentirme, estoy de humor siempre.
Ella le respondió el abrazo y acarició sus cabellos, dándole un beso más en la mejilla cuando se separó.
—Como te quiero mi niño, ve a sentarte, yo preparo esto.
—¿Segura que no necesita de mi ayuda? Puedo poner la sopa en el agua.
Ella negó, sonriendo mientras lo apartaba—. Estás casi en el quinto mes de tu embarazo, créeme que sé cómo duelen los pies. Ve al sofá, anda. Yo hago esto.
Él le sonrió y con el corazón en la mano dio la vuelta y se dirigió al sofá. Porque no tenía caso discutir con Moira, era tan fuerte y dura para su edad. La admiraba tanto.
Se sentó con lentitud ignorando el dolor en su espalda y soltó un suspiró al sentir el colchón viejo del sofá ceder ante su peso. Se sacó las pantuflas y movió los dedos de sus adoloridos pies.
Estaba ansioso y asustado a partes iguales. Porque faltaba poco para tener a su cachorro en brazos, porque el dinero que había estado ahorrando durante años cada vez tenía una cifra menos. Porque no conocía lo que sucedería después. Porque estaba solo con todo eso. Porque como había temido, serían él y su cachorro contra la vida, contra el mundo.
Aunque si lo pensaba bien, no había mucho que hacer. Había llorado cuando aceptó que cuidaría del bebé solo, porque no había más opción, pero le reconfortaba saber que, a pesar de cualquier cosa que fuera a sufrir, lo haría junto a su niño, porque no le dejaría solo, a menos que fuera por su propio bien.
ESTÁS LEYENDO
Llámame por mi nombre | Larry Stylinson
Hayran KurguLas cosas en casa se complican para Louis cuando por un celo inesperado, termina envuelto en las sábanas con Harry, el mejor amigo de su hermano mayor. • Larry Stylinson. • Omegaverse. • Resubida. • No se aceptan copias o adaptaciones de esta histor...