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Me levanté temprano para prepararle el desayuno a mi abuelo, tenía planeado pasar el día con él. Justo cuando terminé de servile el café en su taza se aparece con una remera de river.
El menos fanático.
—Buen día princesa.— me da un beso en la frente— no tendrías que haber preparado el desayuno.
—Buen día abuelo y si, es lo menos que puedo hacer.— mientras el tomaba un sorbo de café yo le preparé las tostadas con mermelada.
—Siempre te salió riquísimo el café, me hace acordar a los que hacía tu abuela.
—Ella me enseñó a hacerlos así.— le regalé una sonrisa de consuelo y él me la devolvió de la misma manera.
—Escuchame, ¿me acompañas a firmar unos contratos?.— cambió del tema y yo asentí.
—Obvio abuelo.
Desayunamos tranquilos y después limpié todo para que quedara limpio. Me di una duchita rápida mientras mi abuelo me esperaba abajo. No tuve tiempo para fijarme bien que ropa ponerme, así que me puse lo primero que consideraba lindo.
—¿Listo?.— me pregunta cuando bajo ya decente porque estaba toda crota.
—Sip.— saludé a Kit con un beso y salí atrás del abuelo.
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—¿Firmas contratos con un club?.— le pregunté cuando estacionamos frente a un predio.
—Si, me estoy ganando la confianza de algunos clubes; además nosotros tenemos la mejor ropa deportiva.— Se agranda. No sé si les conté; mi abuelo tiene una empresa grande llamada Chars que está relacionada con el deporte, desde ropa a maquinas de gimnasios. Por eso mi papá en Argentina está al mando de los contratos con los clubes argentinos.
—Es genial abuelo.— yo lo seguía como una nena de diez años que se emociona por cada cosa que ve.
Entramos luego de que hayan reconocido a mi abuelo; nos dirigieron a una oficina, yo preferí quedarme afuera, esperándolo y de paso chusmeaba todos los cuadros que habían en los pasillos. Caí tarde de que estaba en el predio del Chelsea... lo único en lo que pensaba era en Enzo, no sé si sería lo mejor cruzármelo acá.
