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A Rodridepaul le gustó tu historia.
Estábamos yendo a un boliche por insistencia de Martin y Laura. Anteriormente habíamos comido un asadito que hizo mi abuelo para festejar mis veintidós años.
Enzo y Julián nos pasaron a buscar, porque se fueron a sus casas a bañarse y prepararse, después vinieron para buscarnos.
Les juro que trato de no mirar tanto a Enzo, pero no puedo. Se puso un jean negro con una camisa negra; me tenía en el piso. Me gustaba verlo manejar, las mangas de su camisa estaban arremangadas y se dejaban ver los tatuajes.
—Tenes que controlar las hormonas, mujer.— me dice Martin al darse cuenta como lo miraba a Enzo.
—Ay callate, haceme el favor.— rodee los ojos, girando mi cuerpo para ver por la ventanilla.
—Hay que castrarte por las dudas.— escucho decir a Laura y enseguida se escucha la risa de Martin.
Para que quiero enemigos.
—¿De que se ríen? cuenten el chisme.— quiso saber Julian.
—Seguro se ríen de mi mujer.—respondió Enzo. Que no me diga esas cosas porque ando hot, primer aviso.
—Nos reímos porque te quieren robar la mujer.—Laura bocona.
—¿Qué?.— pregunta mi novio re confundido pero con su vista hacia adelante porque estaba manejando.
—¿No le contaste?.— me susurra Martin y yo negué varias veces.
—¿De qué están hablando, Charo?.— ahora si estacionó el auto cerca del boliche y giró su cuerpo, lo suficiente para verme.
Los chicos se habían callado de la nada. Claro, boconean y después se quedan calladitos.
—Es que no le di tanta importancia.
—Yo si le doy importancia.— no quería armar quilombo, se los juro.
—Es que ese Rodrigo De Paul le dió like a mi historia.— dije rápido para sacarme el peso de encima.
—Nooo me la contes.— dice Julián.
—Te dije que era un hijo de puta, boludo. Una ganas de cagarlo a piñas.— la mandíbula de Enzo estaba re tensa, provocando que se marque de mas.
