A sus 19 años, Minghao debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- 19 inviernos, X...
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Abrió sus oscuros ojos, centrándolos por un momento en la nada frente a él, pues aún era temprano y seguía estando algo oscuro. Suspiró, alargando uno de sus brazos hasta el otro extremo de la cama, sintiéndolo tan vacío y frío que su entrecejo casi inconscientemente se frunció, agradeció que el aroma a lilas y jazmines del omega siguiera en su almohada después de aquella larga semana de su ausencia. Olfateó con fuerza la almohada contraria y luego, se levantó para comenzar con su día, era día de clases y debía asistir.
Preparó su desayuno en silencio, sin aquella pequeña voz a sus espaldas preguntándole cosas innecesarias y estúpidas, tampoco habían aquellos suaves tarareos en forma de murmuros de aquellas canciones adolescentes, ni mucho menos caricias inconscientes en estómagos hinchados. Lament''o haberse acostumbrado tanto al pelinegro cerca, aunque seguía sin poder admitirlo.
Empacó todo y lo metió a su mochila, después se duchó y vistió con unos pantalones ceñidos, un suéter ligero y las botas que siempre solía usar. Caminó hastala escuela, nunca tomaba el autobús, porque sentía que desperdiciaba dinero y ciertamente lo necesitaba. Llegó temprano, como siempre, pero enía suerte de que Soonyoung también lo hacía, como en ese momento que se encontraba sentado en su salón, sonriéndole tan pronto como lo vio entrar.
—Buenos días, Junnie
—Hola, Soonyoung.— le revolvió el cabello en forma de saludo antes de tomar asiento a su lado.
El beta bufó.
—Odio que hagas eso.
—Lo sé— sonrió.
—Y... ¿Has hablado con Minghao?
Su sonrisa cayó y una mueca quedó en su lugar, antes de negar.
—No he podido, todo el tiempo está acompañado.
—Deberías intentarlo, Minghao es bueno y apuesto a que te escuchará.
—Aún así, ¿Qué le diría?
—Podrías empezar disculpándote, deberías tratarle con cuidado, después de todo es un omega embarazado y siente mucho las cosas. Además, hoy debes hablarle sí o sí, ¿Cuándo dijiste que estaba programada la cita con el obstetra?
—Hoy.— respondió en un murmuro Jun.
—No entiendo qué esperas, entonces.
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