A sus 19 años, Minghao debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- 19 inviernos, X...
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Pollo a la plancha, verduras al vapor y puré de papa. Minghao miró su plato, suspirando y tomando el tenedor, picando un pequeño trozo de brócoli que llevaba el puré para llevarlo a su boca y masticar lentamente. Jun no había dejado de hablar con sus padres y aunque Minghao deseaba saber de qué se trataba, no estaba prestándoles mucha atención. El cubierto pasó por el puré de papa, apenas y lo manchó, antes de llevárselo a la boca. Tenía hambre, si, pero prefiría dormir y no pasar por tanta incomodidad. Mei no parecía ser tan dura con su hijo, pues le hablaba con cariño e incluso, cuando le regañaba era dulce.
—¿No tienes hambre?— Tao le preguntó, en un susurro, aprovechando que estaba sentado justo a su lado.
—No mucha.— le respondió de igual forma, forzándose a sonreír.
—No tienes que comer si no quieres, o también puedo decirle a Jun que te compre otra cosa.
Minghao rápidamente abrió sus ojos, negando.
—Estoy bien, de verdad.
Koa sonrió, asintiendo y fingiendo sobre todo que no estaba analizando la actitud de Minghao y que su alfa no estaba observándolos.
—Y... Minghao, ¿no es así?— el aludido asintió de inmediato, observando a Mei —¿Piensas seguir estudiando después de que el bebé nazca?— preguntó la alfa, apoyando sus codos en la mesa.
—Creo que si, espero poder hacerlo.
—¿Alguna universidad ene special?— volvió a preguntar, comiendo un poco de su comida.
—Aún no he pensado en qué quiero estudiar.
—Pues te queda poco tiempo.
—Mamá, no presiones.— Intervino Jun.
—Sí, Mei. Deja alniño un rato.
Minghao se sintió infinitamente avergonzado y pequeño.
—No, está bien, tienes razón. Primero quiero terminar la preparatoria con buenas calificaciones.
—Jun me contó que eres de los mejores— comentó el padre de Jun, sonriendo —¿Es eso cierto?
Los ojos de Minghao brillaron un poco, ¿Jun ha hablado de él con su padre? ¿Eso era bueno?
—Eh, sí, podría decir que si.— replicó, frotando su cuello, con una sonrisa tímida en los labios.
—Diles que sí y ya.— Jun volvió a intervenir, sonando aburrido —Es el puto cerebro de la escuela, ¿de acuerdo?
—¡Junhui!— reprochó su padre, golpeándole el brazo —Eres un grosero.
Minghao se aclaró la garganta.
—No es tanto así, pero me gusta tener buenas calificaciones.
—¿Para qué?— el alfa preguntó, ahora un poco interesado.
