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Yujin -omega- acomodaba su blusa, buscando que su escote fuera más notorio, arregló sus cabellos, que por cierto había planchado por la mañana, se observó nuevamente frente al pequeño espejo que estaba dentro de su casillero, también se aplicó bri...

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Yujin -omega- acomodaba su blusa, buscando que su escote fuera más notorio, arregló sus cabellos, que por cierto había planchado por la mañana, se observó nuevamente frente al pequeño espejo que estaba dentro de su casillero, también se aplicó brillo labial y por último, cerró la pequeña puerta para dirigirse ahora en dirección aquel alfa castaño que se mantenía acupado, acomodando sus cosas.

—Hola, Jun— saludó, antes de pasar sus manos por los pantalones ceñidos del otro, con una sonrisa coqueta en sus labios.

El aludido la miró, detallando todo su cuerpo sin querer y luego parpadenado un par de veces para regresar en sí y continuar con su tarea de ordenar sus libros. Su expresión era neutra, pero su mandíbula estaba fuertemente apretada.

—Mi celo se acerca y me preguntaba si-

—No.— dijo, cerrando su casillero y poniéndose su mochila sobre el hombro.

—Pero-

—Muévete, Yujin. Necesito resolver algo ahora.— soltó, su voz tornándose más grave, por lo que la chica algo asustada no tardó en hacerse a un lado.

Jun empezó a dar largas zancadas, lejos de ella, humo salía de sus orejas y sus gruñidos parecían esta sincronizados con los de su alfa. ¿La razón? inghao estaba abrazandoa Hansol, desconocía la razón, aún así noo necesitaba conocerla, solo quería que se alejaran en ese mismo instante.

—¡Jun!—chilló Minghao, un avez fue jalado hacia atrás, lo reconoció por su olor y brutalidad.

—Mierda, Jun, puedes lastimarlo así o al bebé.— reprochó su primo, alarmado.

—Nunca le haría daño a mi cachorro.— espetó, olfatenado el cabello de Minghao, intentando ser tan discreto como podía.

En los últimos días, su aroma se había intensificado, volviéndose más dulce, más adictivo. Era eso o que cada vez su celo estaba más cerca.

—Como digas.— el omega se apartó, arreglando su cabello —Estaba hablando con Hansol de su cumpleaños.

—Haré una fiesta, es el viernes de la próxima semana y daré invitaciones, deber ir.

—¿Por qué te abrazaba?— preguntó lo único que le interesaba saber a él y sobre todo, a su alfa.

—Porque quise.— cruzó sus brazos sobre su pecho, desafiante, aunque en realidad lucía más como un gatito rogando por caricias que intimidante.

—Sí, lo que digas, vámonos.— espetó Jun, tomando la mano del pelinegro y comenzando a caminar.

—¡Nos vemos después para la asesoría, Hansol!— gritó, siendo arrastrado por el pasillo —Me lastimas el brazo, Wen.— se deshizo del agarre con algo de dificultad.

—Lo siento.

—Eres muy brusco, no quiero que seas así con el bebé.— reprochó, frunciendo su entrecejo.

Ven aquí, y ámame ☆ JunhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora