❝💎: VIII

172 16 0
                                    

La casa de Minghao era hogareña, dentro estaba decorada con adornos de madera y en la pared habían fotos familiares colgadas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La casa de Minghao era hogareña, dentro estaba decorada con adornos de madera y en la pared habían fotos familiares colgadas. Al entrar, lo primero que lograba verse eran las escaleras que dirigían a la segunda planta, sin hablar del sinfin de materas. Jun olfateó el lugar de forma discreta, intentando detectar algún aroma extraño, pues su alfa estaba ordenándole hacerlo en modo de -6protección, aunque se tranquilizó tan pronto como solo detectó el de Minghao.

—¡Mamá, estoy en casa!— exclamó Minghao, por sobre la música que resonaba en el lugar.

El omega le indicó al castaño que dejara sus cosas sobre el sillón, luego una señora de cabello largo y oscuro salió de la cocina, no era muy delgada, pero aún así lucía bastante bien. Su rostro era perfilado, tenía las mismas cejas y labios que Minghao y Jun realmente se sintió sorprendido por su gran parecido porque aunque ya había visto a la madre del omega, nunca llegó a detallarla.

—¡Oh, Minnie! Llegas algo tarde, ¿No crees?— la beta tenía una espátula en la mao y la otra se mantenía manchada de algo que ninguno de los dos supo qué era.

—Lo sé, mamá, pero hoy fui con Jun a hacer un par de cosas— el omega explicó, acerccándose hasta ella para darle un abrazo.

Jun simplemente paremaneció estático en su lugar.

—Buenas tardes, señora— saludó, haciendo una pequeña reverencia.

—De acuerdo, si quieren comer tendrán que esperar un poco porque todavía faltan algunas cosas por cocinarse.

—Esperamos entonces— dijo Minghao, elevando sus hombros.

La beta sonrió, dejando un par de caricias en los cabellos del omega, mientras le regalaba otra pequeña reverencia a Jun.

—¿Por qué no van arriba a esperar?— sin sus manos, Momo empujó a su hijo hacia las escaleras —Total, embarazado ya estás.

—¡Mamá!— le reprochó, pero su madre solo se rió, caminando a la cocina —Ven, JUn. Te llevaré a conocer mi habitación.

Con las mejillas un tanto rojizas, ambos subieron a la segunda planta lentamente debido al estado de MInghao, luego una vez arriba, el pelinegro abrió una puerta de bonitos colores pastel por doquier, dejando a la vista una amplia habitación llena de pósters con idols, también luces y adorables estantes llenos de libros o figuras animadas.

—Tu habitación es...— Jun frunció el entrecejo, intentando buscar alguna palabra que sonara amable para describir el lugar.

—¿Infantil? Lo sé.— asintió, pasando una mano por el póster de Joshua, un integrante de su grupo favorito —Hace un tiempo no muevo nada aquí.

—Eso explica todo, básicamente.

—¿Entonces no te gusta?

—Si, digo, es lindo, supongo.

Ven aquí, y ámame ☆ JunhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora