CAPÍTULO 23

299 31 1
                                    

Narra Jang-mi

Iba camino al bar, estaba en mi tercer vaso de café. ¿Razón? Me había quedado despierta toda la noche, terminando lo que hago en una semana, en solo 7 horas. Debía tener el reporte de finanzas antes de lo planeado, y en una semana tenía que entregar un nuevo reporte con los gastos previstos incluidos. Mis ojos ojerosos no se pudieron tapar ni siquiera con el maquillaje.

Estaba atenta al camino cuando la pantalla de mi auto mostraba una llamada entrante.

— Hola. — Conteste sin dudar.

Hey, ah. — Se escuchaba dudoso. — ¿Sí vendrás?

— ¿Por qué no lo haría? ¿Acaso me despediste sin siquiera avisar?

¡No! Es solo que vienes un poco tarde, me preocupe.

— Oh, sí, lo lamento. Me quedé dormida terminando el reporte que me pediste. — Sabía que probablemente no lo hizo con intenciones malas, pero molestar a Sae-ro-yi siempre era divertido.

Oh, si eso. Lo, lo revisaré en cuanto llegues, conduce con cuidado.Su voz nerviosa era como un chiste para mí, era sin dudarlo algo divertido.

La pantalla de llamada se fue, dejando ver una con varias notificaciones en mi teléfono. Una de ellas era un mensaje de un número desconocido.

"El presidente Jang Dae-hee solicita su presencia después del seminario que se llevará a cabo en la empresa."

— Mierda.

No tarde más que algunos minutos para llegar al bar, donde absolutamente todo estaba siendo grabado por Yi-seo.

— Oh, ya llego mi empleada. — Sonrió burlesca ante su puesto "superior" al mío. — Diles hola, Jang-mi. — Me acerco el aparato para que mi rostro se viera con claridad.

— Hola. — Hice una mueca. — Y para aclarar, no soy tu empleada, soy tu compañera de trabajo, como todos aquí. — Ella solo golpeó el pin que llevaba en el pecho con una sonrisa triunfante.

— De haber sabido lo habría escondido. — Murmure.

Fui a ponerme un mandil para evitar que mi ropa se ensuciara a lo largo del día, aunque no importaba mucho. Últimamente, el cuidado que ponía en mi vestimenta, era el mismo que ponía en la cantidad de cafeína que metía en mi sistema, o sea nulo. Sin embargo, hoy fue la excepción. La ropa cómoda aún no salía del cesto de ropa, tendría mucho que hacer regresando a casa.

— ¿Iras al seminario de hoy? — Pregunté al ver un programa sobre el mostrador.

— Sí, iré para armar un poco de alboroto. — Sonrió emocionada.

— Bueno, al menos alguien tiene algo interesante por hacer. — Tome los documentos que tenía que entregar. — ¿Sae-ro-yi?

— Cocina. — Contestaron con desgano.

Si bien tratábamos de mantener una actitud positiva respecto a esta situación, el no hacer prácticamente nada nos estaba comenzando a fastidiar. No los culpo, de tener casa llena pasamos a atender a dos o tres clientes que se encontraban con el lugar.

Antes de ir hacia la cocina me acerqué a Yi-seo.

— Avísame cuanto te vayas, te llevaré.

Itaewon ClassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora