CAPÍTULO 25

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Narra Jang-mi

Estaba en mi casa lista para salir en camino a mi trabajo. Las luces de la ciudad ya estaban encendidas para iluminar el camino de los transeúntes. Maneje lo necesario para llegar al estacionamiento que habíamos hecho funcionar nuevamente. Estaba casi lleno por uno que otro lugar vacío que me tope, afortunadamente. Me faltaba un poco para llegar al bar, así que comencé a caminar.

En el trayecto me topé con Geun-soo, que no pudo evitar las ganas de platicar conmigo.

— ¿Por qué me odias tanto? — Era obvio que la curiosidad no lo dejaba. No lo culpo, de estar en su sitio, yo también sería igual.

— No te odio. Solo prefiero evitar relacionarme contigo de forma extra profesional. No eres alguien que me interese, y no me agradas tampoco.

— Esa es la forma cortés de decir que me odias.

— Para odiarte tendrías que importarme. — Vi como su mandíbula se tensó, miraba a sus pies avanzar consecutivamente. — Escucha, no me lo tomes a mal, son problemas internos que tengo. No dudo que seas un chico muy dulce, pero el rencor que le tengo a toda tu familia es muy grande.

— Tú también eres mi familia. Eres mi hermana.

— No te equivoques. Lo único que compartimos es un lazo sanguíneo y un apellido. — Mire hacia el frente, sin remordimientos por aquellas palabras. El local ya estaba cerca, pues se veían sus luces llamativas. — Mi familia está en un bonito prado, descansando con el posible remordimiento de no haberme criado bien. — Respire un poco para evitar ponerme sentimental. — Pero quién sabe, tal vez cuando termine todo esto, podamos ser amigos. Si hubiera sido de otra manera nuestra historia, hubiera amado tener un hermano menor. — Revolví ligeramente sus cabellos mientras lo incitaba a pasar.

Dentro estaba bastante silencioso, todos estaban serios haciendo sus tareas.

— Llegué. — Anuncie mi entrada.

— Geun-soo. — Seung señaló con su cabeza un punto de la primera planta. Tenían una expresión seria.

Ambos miramos al punto, encontrándonos con nada más y nada menos que Geun-won. Ahora sé por qué todos estaban tan lejos.

— Hola. — Traía puesto un traje, se veía muy formal. Demasiado diría yo. — Llegaste justo a tiempo.

Me hice a un lado, suponiendo que quería hablar con Geun-soo.

— ¿Qué haces aquí? — Cuestionó el más pequeño.

— No vine a verte a ti. — Puso una expresión desinteresada para verme a mí. — ¿Podemos hablar un momento? Quería platicar algo contigo, hermana.

Me tensé por solo escuchar ese título salir de su boca. Tal vez pueda sacarle provecho a la situación.

— Sae-ro-yi, iré a hablar con él un momento. — Avise.

— Sí. — Pareció querer decirme algo, pero no lo hizo.

— ¿De verdad irás con él? No puedo creerlo. — Yi-seo llego a reclamar, agradecía que lo hiciera. Al menos podría hacer todo este teatro más real.

— ¿Y a ti qué? Sabes, ya me cansé de que siempre me estés cuestionando, que hago, que no hago. Si no me esfuerzo, si tengo que hacerlo más. — Todos estaban sorprendidos. Geun-won tenía una estúpida expresión satisfecha. — Estoy harta de ti Yi-seo, maldita la hora en que te nombraron gerente. — Le di la espalda y comencé a caminar. — Vamos.

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