CAPÍTULO 29

201 25 2
                                    

Narra Jang-mi

El tiempo comenzaba a avanzar con más firmeza y sin perdón. El juicio de Geun-won se llevó a cabo, dando como veredicto final una sentencia de 7 años debido al homicidio del señor Park, más 4 meses por agresión.

Mi mente sentía un peso menos, pero mi corazón aún se sentía tan apretado, como si estuviera encerrado en una caja más pequeña que la palma de mi mano. La prensa dejó mi historia, mi vida había tomado un poco de la calma en la que estaba antes de aquella noticia, mi apellido volvió a ser Jang, pues cada vez sentía más cerca el punto en el que podría reclamar aquello que por derecho debía ser mío.

Mi salud tuvo una mejora, subí de peso así que ya no tengo que preocuparme por tomar vitaminas innecesarias, mis horas de sueño se han visto restablecidas debido al centinela que tengo por compañero. El cual siempre me hace dormir. Todo fue bastante curioso en la mudanza.

- Dos semanas antes -

- Creí que tenías más cosas. - Dije entrando al departamento con algunas cajas, la puerta estaba abierta para evitar batallar.

- Bueno, solo tengo lo necesario. - Se acercó rápidamente a mí para tomar las cajas. - Dame eso.

- Está bien, no es pesado.

- Te dije que yo podía traerlo.

- Está bien, además tenía que cerrar el auto. No quiero que me roben algo que casi termino de pagar.

- Bueno... vio todo en la habitación que ahora era suya. - Creo que es perfecta.

- Es más pequeña de lo que pensabas, ¿verdad?

- Solo un poco. - Dijo con una sonrisa.

- Te diré lo mismo que le dije a Yi-seo en su momento. - Me senté en la esquina de la cama. - Pagarás una tercera parte, yo pago dos por qué me quedo con la oficina. Sobre los alimentos voy a comprar lo necesario cada fin de semana, si necesitas algo anótalo en el pizarrón del refri. Suelo ser muy ordenada, pero a veces el tiempo y mi paciencia no me lo permiten, pero el desastre solo está en mi oficina y algunas ocasiones en la cocina. ¿Qué más? - Pensaba. - Suelo dormir bastante tarde y por cuestión de comodidad estoy en la sala con la televisión prendida espero que no te moleste. - Trataba de pensar en algo más que fuese "desagradable" pero nada venía a mi mente. - ¿Estás de acuerdo?

- Está bien... aunque me gustaría que compartiéramos la oficina, así podrían ser partes iguales.

- ¿Y tú para qué quieres oficina? - Me reí un poco. - Además, estaríamos algo apretados.

- Bueno, en el futuro tendré una y quiero acostumbrarme a compartir.

- En el futuro no tendrás que compartir. - Aclare. - Pero está bien. Compraremos un escritorio después.

- No necesito uno... ¿Puedo ver tu oficina?

- Claro... es la que está allá. - Señale. Él caminó como si viviera aquí desde antes que yo. - E-espera. - Corrí par llegar antes que él. - Dame solo unos minutos.

Entre lo más rápido que pude. Acomode la papelería basura que tenía por ahí, además de sacudir un poco el pequeño sillón que tenía, tire varios vasos de café que tenía regados y lo que más me preocupaba que viera. Un boceto incompleto de su cara, solo tenía unos cuantos trazos hechos que no me terminaban de convencer porque no sabía qué expresión darle.

- ¿Puedo entrar?

- Ah, sí, sí. Entra.

Abrió la puerta inspeccionando cada rincón de la habitación. Solamente asentía con la mirada. Su vista se posó en el sillón y la mesita que tenía ahí.

Itaewon ClassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora