CAPÍTULO 27

225 34 4
                                    

Narra Jang-mi

Otra vez caía sobre la mierda sin nada que me amortigüe, Sae-ro-yi, a quien había convertido en mi lugar seguro, me vio con tanto rencor, como si realmente estuviera viendo a quien me había engendrado.

Y ahora aquí estaba, frente al hombre que tanto daño me había hecho, pero el que más me ofrecía.

- Sabes, realmente admiro tu astucia. - Dijo con aquella voz senil. - Debo admitir que sobrepasas en inteligencia y capacidad a Geun-won.

- ¿Qué quieres de mí? Creí que había dejado en claro que estaba indispuesta a seguir teniendo contacto contigo. Sin embargo, te la has pasado contactándome e incluso mandando a tu estúpido secuaz a vigilarme. - El Sr. Kim volteo a verme. - No es muy sutil en realidad.

- Sabes lo que quiero, regresa a casa.

- Esa no es mi casa, mi casa era el lugar en el que alguna vez mi mamá y yo vivíamos felices, esperando a que tú vinieras.

- Tu madre fue un error, tú no.

- ¿Eso te dices para no sentir culpa? ¿Geun-won sabe que yo no soy una bastarda como él piensa? Me reconociste, te casaste con mi madre, ¡la amaste!

- Jang-mi. - Pronunció. - ¿Sabías que yo escogí tu nombre? - No dije nada. Parecía hablar con nostalgia, e incluso rastros de melancolía. - Cuando te vi por primera vez, tan pequeña y perfecta, supe que serias mi adoración, pero también mi debilidad.

- Por favor. - Reí. - Vete al carajo, tenía 7 años cuando decidiste que mi mamá y yo ya no éramos suficientes para ti.

- Estaba dispuesto a darles todo. - Soltó con un tono frustrado.

- Todo excepto tu amor y presencia. - Mis ojos ardían. - No sabes cuantas noches pase preguntándole a mi madre en que había fallado, ¿habrá sido por qué no me metí a clases de ballet como dijo? ¿Será por qué preferí el piano en vez del violín? ¿O habrá sido por qué le dije que uno de sus platos tenía demasiada sal? Noche tras noche, pensando en cada error que pude haber cometido para que te molestaras, y día tras día intentando recobrar tu atención y afecto.

- Yo no me aleje de ti, tu madre me alejó. Te robo de mi lado. Yo quería tenerte a mi lado.

- ¡Tú jamás intentaste buscarme! - Recordé todos los mensajes que había enviado a escondidas de mi madre, antes de darme por vencida con mi padre. - Segundo de primaria, me pelé con Ga-young porque dijo que era una bastarda. Te envié cientos de mensajes.

- Estaba ocupado, no podía dejar el trabajo por una trivialidad como esa.

- Tercero de primaria, el recital, toque una pieza compuesta por mí, gane el primer lugar, te envié mensajes contándote lo sucedido, y lo único que conseguí fue una felicitación por parte de tu secretaria.

- Tuviste muchos de esos.

- Nombra uno. - Dije, pero solo se mantuvo callado. - Mi graduación, la última vez que lo intenté, iba a recibir un reconocimiento por excelente promedio. ¿Dónde estabas?

- No importa ahora, hija. Vuelve conmigo, te daré todo ahora.

- Eso se escucha bien. - Sonrió triunfal. - Pero me temo que llego 11 años tarde, presidente. - Me levanté de donde estaba sentada para salir de aquella oficina que solo me daba frustración y rencor. - Por favor, no vuelvas a llamarme.

- Si cursas esa puerta, no me haré responsable de lo que pase después, incluso si tengo que aplastarte en el proceso.

- Vaya, ¿no te dio un déjà vu? - Salió por aquella puerta, sintiendo por fin como esa carga se iba.

Itaewon ClassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora