CAPÍTULO 28

193 36 9
                                    

Narra Jang-mi

Mi cuerpo se sentía ligeramente pesado, mis brazos dolían por alguna razón, y mi cabeza tenía un suave dolor punzante.

Quería despertar, pero mis párpados estaban tan pesados debido al cansancio que me costó un poco. Lo primero que pude percibir fue ese asqueroso olor que tanto me desagradaba, el olor a desinfectante usado en exceso me mareo por un momento, al menos hasta que mi nariz se acostumbró. Lentamente, fui abriendo mis ojos encontrándome con un rostro tan familiar.

— Oh, ¿ya despertaste? — Se me acercó mi hombre favorito en estos momentos. — Iré por un doctor.

— No, no, Toni, por favor no.

— Es que me pidió que lo llamara cuando despertarás, estaba un poco serio.

— Estoy bien, fue un simple desmallo. — Recordé la razón por la que paso todo. — Ah, carajo. Toni, lo que paso hoy… — Me detuvo.

— Más bien lo que paso ayer.

— ¿Qué? ¿Como que ayer?

— Estabas bastante agotada, no has comido bien y además estuviste bebiendo alcohol regularmente. Tuvieron que darte una intravenosa. — Señaló aquella delgada manguera que estaba conectada a mi antebrazo, de ahí la molestia.

— ¿Vieron todos cuando me desmalle?

— Solo hasta qué seguridad salió. Estábamos muy asustados, de no ser porque Sae-ro-yi te cuido, seguiríamos igual de preocupados.

— ¿Sae-ro-yi víno? — Demasiada información para poco procesador.

— Él cuidó de ti hasta hoy en la mañana, vine para ver como estabas y me dijo que me quedara contigo mientras él regresaba.

— ¿Le dijeron algo de mi estado?

— Lo que te dije fue lo que él me dijo. — Solté un fuerte suspiro al escuchar sus palabras.

— Estoy jodida.

— ¿Por qué lo estarías? - Llego la persona que menos quería que llegara.

— Sae-ro-yi. — Lo miré un poco inquieta. — Bueno, lo de hoy. — Recompuse mis ideas. — Lo de ayer, jodió todo, no solo el plan que teníamos para que Dae-hee fuera despedido, sino que ahora tendré a la prensa detrás de mí. Ya no podré comer sin que salgan artículos preguntando si comí por qué voy a tomar el mando de JangGa.

No era mentira, ahora la prensa estaría tras de mí preguntando esto y aquello.

— Pensé que sería por el hecho de que terminaste en el hospital. — Se paró a mi izquierda, tan serio como siempre.

— No fue mi culpa… me abrumé, es todo.

— ¿Desde cuándo? — Su pregunta me confundió.

— ¿Qué? — No sabía qué responder exactamente.

— Toni, puedes dejarnos solos, por favor. — El nombrado obedeció, no sin antes despedirse de mí, deseando que me recupere. — ¿Desde cuándo tienes ataques de pánico? No solo eso, has estado consumiendo pastillas para dormir y vitaminas a montones.

— Oye, las vitaminas son buenas. — Traté de apaciguar el impacto.

— No cuando las tomas por suplir nutrientes que obtendrías con una buena comida… ¿Es por todos tus trabajos? Jang-mi, ya habíamos hablado de ello. ¿Por qué no lo dejas? Solo te estás haciendo daño.

Itaewon ClassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora