C:01 | TODOS LO VIMOS VENIR

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POV Noah.

—Noah, para ¿A dónde piensas que vas? Piensa lo que vas a hacer, joder, ¡Noah! —la voz de Julieta se hizo inaudible en cuanto crucé el umbral de la puerta.

Estoy seguro que jamás en mi vida lo había jodido tanto con alguien, y si soy sincero, no tengo ni puta idea de cómo arreglarlo, pero sentarme a no hacer nada no es una opción.

Quizá sea porque aún no he vivido lo suficiente, pero estoy seguro de que nada de lo que haya sentido antes es comparable con lo que sentí el último mes.

Estar en mi habitación en la fraternidad se convirtió en un infierno, no podía estar ahí sin imaginarla en cada rincón que miraba, sin recordar el día que llegó ebria y me confesó lo que sentía, y me estaba volviendo loco recordar cada mínimo detalle de esa noche que invadió mi habitación mientras dormía y me despertó a media noche cuando tropezó y terminó tirada en el piso.

Fue la primera vez que la oí decir lo que sentía por mí, y acepto que no fue lo más romántico del mundo, pero era todo lo que necesitaba entonces.

El momento en que la miré a los ojos y le dije que era suyo desde el primer día que nos besamos no estaba mintiendo, y sé que en este instante ella se estaba muriendo de miedo por todo lo que sentía, pero yo también, porque no eran solo palabras; sigo siendo suyo, le pertenezco.

Nunca le había dado a nadie tanto poder sobre mí, pero sabía de sobra que eso solo podía salir de dos formas: o muy bien, o muy mal.

Ahora me estaba quedando en casa con mamá y Julieta, y la única razón por la que iba a clases porque mantener la mente ocupada era lo único que evitaba que ahora mismo no estuviera internado en un puto manicomio.

Los primeros días en verdad creí que estando ahí podía huir de ella, pero era imposible; la veía incluso en lugares donde no había estado nunca.

La recordaba durmiendo conmigo en el tejado solo porque yo no soportaba estar en mi habitación, y la recordaba viniendo a mí cuando llamaron para avisar que el señor que se suponía que era mi padre había muerto, la recordaba ayudándome a recoger todas las cosas que rompí ese día y quedarse toda la tarde conmigo sin comer porque yo tampoco quería hacerlo. La recuerdo abrazarme y decir que no iba a ir a ningún lado porque mi concepto de estar solo la incluía a ella, y recuerdo cada jodida vez que la miré esa noche mientras dormía y me repetía mentalmente que no la merecía.

Y juro que cuando todo explotó intenté convencerme a mí mismo sobre que debía dejarla ir, que intenté hacerme creer que lo que sentía no alcanzaba para luchar por ella, que después de todo podíamos superarnos mutuamente y cumplir con el plan inicial de no tener que vernos nunca cuando acabara el reto, intenté quedarme con la culpa, seguir con mi vida y dejar que ella siguiera la suya como si nunca nos hubiésemos conocido.

Romper con Allyssa no me mató por completo, pero tampoco me dejó completamente vivo, y ese era el problema, que por más que intenté e intenté aceptar las cosas no pude con la idea de perderla para siempre.

¿Por qué carajos tenía que dejar ir una parte de mí sin la cuál no iba a estar completo nunca? Sabía que lo que estaba haciendo ahora mismo me convertía en la persona más egoísta del mundo, pero no serlo iba a terminar por matarme.

Las últimas dos semanas había estado durmiendo en el sillón, y si tenía suerte Julie me dejaba quedarme con ella, empezó a hacerlo seguido después de que me descubrió durmiendo en el auto.

En mi defensa, cuando mamá me veía en el sillón hacía preguntas, y yo solía mentir, y ella solía fingir que me creía pero llegó un punto en que se volvió asfixiante.

SÍ A TODO CHALLENGE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora