C:10 | ES UN MONTÓN.

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Salí de mi habitación tanteando las paredes e intentando no hacer ningún ruido pero apenas dí un paso fuera tuve a Asher frente a mí, esperándome con una maleta de gimnasio lista.

No sé que era peor, si el hecho de que fueran las siete y treinta y siete de la mañana, o el que era sábado, o más específicamente; que Asher planeaba arrastrarme con él.

Caminé hasta la cocina arrastrando los pies, me negaba a ir a ninguna parte sin haber procesado el hecho de mi existencia primero.

Seguí tanteando las paredes hasta que me acostumbré a la luz, una vez estuve en la cocina saqué el yogurt de la nevera y cuando me giré de vuelta ví a Asher del otro lado de la barra, mirándome como si fuera un bicho raro.

—Primero que nada buenos días —musité sin mirarlo, con la vista fija en el tazón donde estaba vertiendo el yogurt.

—¿Qué tienen de bue...? —Asher levantó la mirada hacía mí y un segundo después empezó a ahogarse con el cereal que ni siquiera me había dado cuenta de que me estaba robando.

Se golpeó un par de veces en el pecho mientras tosía, pero justo cuando en verdad empezaba a preocuparme se detuvo.

—¡Te atacó un vampiro!

—¿Ah? —lo miré igual de raro que siempre, hasta que mi cabeza hizo clic y mis manos corrieron a subir la capucha de mi suéter.

«Demasiado tarde».

—¡Allyssa Mariah, yo no te tenía así! ¿Te viste en un espejo?

¿Qué si me había visto? Amanecí así ayer, y estaba bastante consciente de que faltaban días para que desaparecieran.

Pero estaba aguantando mi pena en silencio, principalmente porque no me quejé mientras me los hacían, y porque yo misma me los busqué. Lo malo era que esconderle algo a Asher era tremendamente difícil, por no decir que imposible, y como siempre, terminó descubriéndome de la manera más estúpida posible.

Podía engañar a mi mamá o a Linssy, pero ¿A Asher? Ja, era más fácil llevar nieve al desierto.

—¡Estás llena de chupones! —gritó todavía escandalizado, señalandome.

Acomodé la capucha de mi suéter y usé mi cabello para cubrirlo todo, fingiendo demencia.

—No son chupones, me dió alergia —mentí.q

—O sea que te los hizo Noah —respondió Asher, mirándome con una ceja arqueada.

Dejé el cereal a un lado y le apunté a Ash con la cuchara que estaba usando, enojada.

—Todo es tu culpa.

—¿Perdón?

—¡Me dejaste volver a casa sola! Y Noah apareció en el café en el momento justo, yo solo soy una víctima.

Casi me muerdo la lengua cuando me dí cuenta de lo que había dicho.

—¡Allyssa, ¿En el café?!

—Yo…

—¡Qué culpa tenía la pobre señora Beth de que Noah y tú sean unos calenturientos! —Asher seguía boquiabierto, empezaba a preocuparme la posibilidad de haberle generado un trauma.

—Shhhhh, apagamos las cámaras, con suerte nadie más se va a enterar y solo tendré que cargar con el peso en mi consciencia, volvamos a la programación habitual y finjamos que nunca pasó.

—Estás loca.

—Si me sigues cuestionando vas a tener que ir al gimnasio tú solo —lo amenacé intentando acabarme el cereal todo lo rápido que podía, pero era Asher, obviamente le importó un pepinillo.

SÍ A TODO CHALLENGE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora