C:05 | POR ESTO DEJÉ DE CREER EN LAS COINCIDENCIAS

366 55 21
                                    

—¿Estás segura de que tu hermano no te envió? —inquirí por cuarta vez en lo que iba de noche, mientras entraba al cuartito de baño minúsculo.

—Noah ni siquiera sabe que estoy aquí —escuché su voz un poco neutralizada por la puerta de por medio.

Sacudí la cabeza, esto no era buena idea.

No tenía ni idea de qué estaba pasando, qué iba a hacer o dónde íbamos a terminar esa noche, pero sabía que no podía ser bueno, en lo absoluto.

Levanté mi camisa y la saqué por mi cabeza tirandola fuera del cubículo, y deseando mentalmente que Julie la hubiera atajado, me quité los zapatos y el pantalón y dejé esos últimos sobre la puerta con más delicadeza.

¿Cómo pasé de preparar cafés a estar semidesnuda en el cubículo diminuto de un baño en una estación de servicio? Fácil, Julie empezaba a robarse la personalidad de Asher. Sí, definitivamente estaban pasando demasiado tiempo juntos.

Ah, y eso era lo peor, ¿En qué momento volvieron a llevarse? Cuando me fuí Julie le lanzaba libros a Asher como si fueran armas punzo cortantes…

—Lindas medias —la voz divertida de mi ex cuñada logró atravesar la puerta y llegar hasta mí.

Encogí mis pies casi por instinto, vale lo acepto, no elegí el mejor día para usar medias que parecen patas de avestruz, ¿Vale? Pero no merecía ser juzgada por ello.

Normalmente me sentía bastante cómoda con Julie, pero desde que oí su voz en el teléfono hace algunos minutos me sentía especialmente extraña.

Estaba teniendo muchas segundas primeras veces desde que volví a Hamsville, y sabía que tenía que pasar por todo eso, todas esas conversaciones incómodas y silencios prolongados esperando a ver quién hablaba primero, pero con Julie era especialmente distinto.

Ella no preguntó nada, ni me reclamó, ni siquiera lo mencionó.

Estaba actuando como si nunca hubiera huido un mes entero, como si nada hubiera pasado ese tiempo y en verdad empezaba a enloquecerme un poco lo raro que se estaba volviendo.

—Ya, pásame la ropa.

Julie estiró su mano por sobre la puerta y tomé la ropa rápido, quedándome muda por algunos segundos cuando ví lo que me había pasado.

—¿A dónde demonios me llevas, Julie?

—¿Pasa algo?

—Pasa que son las once de la noche y estoy en el baño de una estación de servicio con pinta de motel poniéndome cantidades minúsculas de ropa.

—Es un short y un top Allyssa, no exageres…

Sacudí la cabeza, si alguien llegara a enviarle una fotografía a mi mamá probablemente me desheredaría.

Aunque si lo pienso, quizá eso no sea tan malo, digo, hsi consideras que el 80% de mi herencia serían deudas…

Me puse los shorts negros que no llegaban a cubrirme la mitad del muslo y procedí a ponerme el top del mismo color lo más rápido que podía.

Vale, me sentía igual de desnuda.

El top en especial era bastante escandaloso, tenía un corte asimétrico y una sola manga, por no mencionar que tenía un hueco justo encima de las tetas y apenas cubría lo suficiente.

Me puse mis botas agradeciendo que fueran lo suficiente altas para poder esconder mis medias y abrí el cubículo.

Julie se giró hacía mí con una sonrisa gigante en la cara, pero lucía igual de nerviosa, todo el rato lo único que podía escuchar eran sus uñas golpeando la pantalla de su teléfono, como si estuviese texteando con el Rayo McQueen.

SÍ A TODO CHALLENGE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora