C:04 | SENSEI PERSONALIZADA

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Vale, era de suponerse que si te vas por un tiempo las cosas suelen cambiar en mayor o menor grado cuando vuelves, pero ¿Qué tanto? Y… ¿Cómo se media eso?

Daba igual, mi cabeza no dejaba de procesar la situación actual en la que me encontraba en ese momento, ¿Quién demonios era el sujeto frente a mí? No tenía ni la más menor idea, pero no dejaba de verme acusatoriamente.

Miré por lo que bien podría ser una séptima vez al chico frente a mí, y compartimos otra mirada de desconfianza mutua.

La situación era la siguiente, era miércoles, hace media semana que había llegado a Hamsville y ¿Tenía un trabajo, recuerdan? Así que ayer llamé a Beth para decirle que estaba de vuelta y hoy a las once y media de la mañana después de terminar mis clases, me reporté en la cafetería.

Lo raro fue que, hice exactamente lo que había hecho siempre. Llegué, ví que la puerta estaba cerrada porque muy probablemente Beth me estaba esperando para ponernos al día, así que usé mis propias llaves para abrir, pero en cuanto entré en la cocina…

Me recibió un chico de piel morena bastante más alto pero notablemente menor que yo, y definitivamente no era la señora Beth.

Cuando ambos nos miramos tardamos un par de segundos en asimilar la presencia del otro, él observó las llaves en mis manos y yo su uniforme, y nos mantuvimos así por un buen rato, demasiado confundidos para poder hacer otra cosa.

El chico reaccionó primero, escondiendo el paquete de brownies que estaba comiendo a escondidas y se quitó la malla que le aplastaba los rulos del cabello de un tirón.

Luego de eso caminó hacia donde estaba yo e intentó sacarme del local, pero reaccioné antes de que eso pasara.

—Hey, hey, amigo, ¿A dónde piensas que me llevas?

Me resistí haciendo que frenaramos a unos cuantos centímetros de la puerta, él me tomó por el hombro y me dió la vuelta para que lo mirara, sacudí las llaves en su cara para que viera que no era una intrusa.

—¿Quién demonios eres? —preguntó con el ceño bastante fruncido, rodé los ojos.

—¿Además de ser la nieta adoptiva de Beth? Trabajo aquí, genio —hice énfasis en la última palabra, señalando el uniforme que traía puesto.

—¿Y por qué no te he visto en un mes? —inquirió, todavía mirándome acusatoriamente.

Me trataba como si me hubiera pillado robando algo, así que estaba a la defensiva, ¿Vale?

—Estaba resolviendo asuntos.

Él me miró dejando en claro lo poco que me creía, y fingí demencia.

—Llamaré a mí abuela.

Fruncí el ceño viendo como el chico de piel morena quién seguía sin tener ni puta idea de cómo se llamaba desaparecía en la cocina.

¿Su abuela? ¿Qué demonios tenía que ver…? Oh no.

Mis ojos se abrieron de más, por fin comprendiendo la información.

Si él trabaja aquí ¿Eso significa que yo ya no? Beth había mencionado que quería contratar más personal, pero aún no tenía dinero suficiente.

Vale, estaba oficialmente preocupada, ¿Dónde iba a encontrar un mejor trabajo qué este? Tenía brownies ilimitados, cada vez que el café se medio vaciaba podía hacer chismetime con Beth, tenía horarios flexibles y además, ella era como mi sensei personalizado.

El chico colgó el teléfono y volvió a dónde yo estaba, sentada en una de las mesas. Y nos mantuvimos mirándonos todo el rato hasta que llegó Beth.

SÍ A TODO CHALLENGE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora