Aziraphale y un escritorio. Crowley y un cajón. Y tuberías, claro.
Dios siempre tiene algún plan.
//Segunda parte de una porquería que escribí hace poco: "Phone call".
- Inicio: 15 de setiembre de 2023
- Finalización: 12 de noviembre de 2023
- A...
Pateó la puerta porque sí y Gabriel se sobresaltó. Tonto ángel, pensó. Se veía bastante estúpido parado ahí como si al tocar algo fuera a ensuciarse. Por supuesto que iba a ensuciarse, pero esa era actitud de querubín y él era el Arcángel Supremo. Se sentó en su trono y Gabriel le miró.
– ¿Está todo dispuesto? – preguntó Gabriel.
– Claro que sí. ¿Y ustedes?
– Por supuesto.
– ¿En qué lo asignaron?
– Esa es información confidencial – respondió Gabriel.
Lord Beelzebub sonrió con complacencia, se le daba bien sonreír así.
– Entonces yo tampoco te diré dónde está Crowley.
– Ni que yo quisiera saberlo.
Beelzebub miró las moscas que le rodeaban.
– ¿Tu jefe está satisfecho? – pregunto siguiendo el vuelo zumbeante de una de las suyas
Gabriel asintió – ¿Satán lo está? – preguntó luego.
– Raramente, pero no emitió quejas.
– ¿No creerías que merecían un castigo más severo?
Beelzebub se rascó la rodilla, aunque no le picaba, sólo vio que era algo que los humanos hacían.
– A nadie le importa lo que yo crea. De todos modos, Crowley se pasará los peores milenios allí.
– ¿Qué es lo que debe hacer?
– Tengo órdenes de no decirlo, y menos a ti, no querremos que se filtre información y los traidores se salgan con la suya.
– No le contaré nada de lo que sepa a Aziraphale.
– Lárgate.
– ¿El demonio Crowley lo pasará muy mal?
– El peor de los castigos le fue designado, dile a tu superior que confíe en nosotros. Los castigos son nuestra especialidad.
Gabriel meditó unos segundos, los cuales Beelzebub encontró irritantes.
– Tal vez Dios sí tenga favoritos...
– ¿A qué te refieres?
– ¿O es que estás mintiéndome?
Beelzebub estaba empezando a odiar a Gabriel ¿De qué demonios le estaba hablando?
Oh, de repente tuvo una idea.
– Es que... ¿El castigo de Aziraphale es menor?
– ¿Qué? No, yo no dije eso– sacudió Gabriel la cabeza.
Beelzebú lo contempló en silencio intentando entender cómo funcionaba el condenado razonamiento de ese ángel. Tan tonto no podía ser.
– ¿Acaso el castigo de Crowley es muy severo?
Beelzebub estaba a punto de responder pero se detuvo.
– ¿Estás intentando robarme información?
Gabriel frunció el ceño y Beelzebub gruñó suavemente, no porque su enojo fuera suave, sino porque había descubierto que el enojo sutil resultaba más amenazante que el explícito.
– No... – respondió Gabriel cauteloso– Sólo digo que...
– Eres estúpidamente curioso. Vete.
Gabriel se movió lento como temiendo o ensuciar su ropa o que Beelzebub le atacara.
– ¿Reportas tu parte cumplida? ¿El traidor dónde debe estar? – preguntó antes de voltear completamente.
– Dile a tu jefe que aquí siempre cumplimos las condenas. ¿Qué hay de ustedes?
– Aziraphale está donde nuestros jefes decretaron.
– Entonces no hay más que hablar. Tú reporta, yo reportaré. Vete antes de que se te ensucie el traje.
Gabriel miró a su alrededor con asco, a modo de saludo. Y, angelicalmente, se retiró.
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Estos dos, ay
Miren a Michael en la serie que estoy viendo (Gallowglass 1993)
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Era un bebé. Lo amo <3
Bueno, ya cumplí con lo prometido ;) ni yo creí que lo iba a lograr.
Si a alguien le interesa, probablemente vuelva con más el viernes que viene.